#ElPerúQueQueremos

Poemas de Valentina Éire

Publicado: 2024-08-12


La tarde es silenciosa

Las palabras se elevan

y las dejo brotar

el valle que me habita las guarda

Yo miro el valle

Líquido amniótico preserva

la voluntad que elije

Se elevan palabras-mariposas

dialogan

esta vez

en el aire purpúreo

en mis oídos

recién nacidos






juntar

mis gemas de azafrán

de una

contingente apatía

devoradora

de pieles que

no me pertenecen






Escarbar en las paredes de mis incertezas

es un pretérito

labrar conceptos

con detenimiento

renuevo el trato

Me restablecen los términos del acuerdo

florecen los intentos y las dudas

se balancean

y declaran los acuerdos de nuevo

Es un re-originarme cada día

cuando las paredes parecen desplomarse

centímetros de sin-sentidos

se cruzan

con esa suavidad azul

Quizás no sea el amor

Quizás

donde no haya humanidad no te detengas






Me preservo

de los imprudentes y definitivos

Llega enero como un despertarse

no habría definición alguna

Mis dedos lo presagian

componen compás de

siluetas en el aire

y las petunias despliegan desde mis pechos

No son uno

son miles

como los años que he habitado

Despliegan mis pechos

cautelosos

y se tiñen

Es una epifanía

de violetas y reconciliaciones







Salpican corcheas y silencios

intimidades

sin bordes

sin extremos

sin excesos

en esos recorridos

conocidos y templados

Malva en atardecer

se asoma

en crescendo

y las mejillas lo perciben


¿Habría que preguntarse algo más?







Así como hace falta un invierno interior

tal vez hablara de desnudez

cuando un anclaje inesperadamente aparece

¿Cómo me lo explico?

¿La sustancia de la cual estuve hecha ahora transmuta?

Soy una y otra encarnada

Permanezco

Me tejo

Son los puntos remotísimos que me traspasan el techo

La historia está simple

y compleja a la vez






Me fundo en la lumbre

El flujo incontenible de ser humana me penetra

No lo detengo

Soy savia boreal

en el aire

entre mis falanges

No eran las ruinas que se me escapaban

en destruirme

eran los tominejos enternecidos

que estaba intentando aniquilar

las formas que contenía

que estaba intentando aniquilar






Cientos de noches

donde tú te ibas y yo me quedaba

y tú te quedabas

y yo me perdía

Nunca supe de caballos en los ojos de mi pecho

Nunca supe que las voces de mi voz anochecían

esta vez lejanas

No tienes rostro

Nunca supe que mis ríos albergaban tamaño

y podía no disimularlo

Nunca supe que podía tomar formas

y abrirte el paso

Nunca supe que podía caerme

Nunca supe que podía dejar las fieras hambrientas

y no morirme con ellas

Dejo de reasegurarme

Podía difuminarme

y aun así seguir existiendo

Terminé por considerar humano ese

desconocerme que me correspondía







Me hago tierra

me derramo desde su manantial

A mis pasos huesos y líneas

ascienden

inocencias antiguas rebrotan

Son las semillas que serpentean mis pies

cuando golpean la tierra roja

¿Es cierto que las pieles colisionan?

Mi danza es roja

Mi éxtasis es rojo

La tierra me penetra

percute

escarba

revela

Aros brillantes desnudan la memoria que tenía de mí

Una vez fui bosque

Engendrada por alaridos de danzas fértiles

Una vez fui guerra

Una vez fui ramas

Una vez fui ámbar

Una vez fui vertiente

Una vez fui desierto

Una vez fui nada






Valentina Éire. Nápoles-Italia, 06 de diciembre de 1986. Resido en Perú hace siete años.



Escrito por

Willy Gómez Migliaro

Willy Gómez Migliaro (Lima, 1968) Poeta, profesor de literatura y escritura creativa, asesor literario y corrector de estilo.


Publicado en

Poesía

Poesía en lengua española