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«DOBLE ACENTO PARA UN NAUFRAGIO» / poemas de Yuleisy Cruz Lescano

Publicado: 2024-01-24

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ANALOGÍA


En las horas de las grandes esperas 

consuela perderse,

observar un cristal de nieve.

Emocionarse por su perfección resistente 

al temblor del universo.

Una pequeña, misteriosa,

frágil perfección. Única, irreproducible.

¿Cuánto tiempo de espera en una mirada?

¿Se puede esperar destruyendo?

¿Cuántos cristales de nieve

se pueden destruir con un solo paso? 

Sin ver. Sin contar. Solo por tedio. 

Tantos como las víctimas

que puede producir una bomba

caída en una ciudad, en un pueblo, 

en una escuela.

Sin ver, sin mirar, solo por tedio.






LIBRO OLVIDADO


Sucede que estoy cansada 

de ser humana.

Ocultas están las palabras

que dicen la verdad, 

enterradas en la inmensidad: 

Barreras, fronteras, infinito, 

abismos, bosques, montañas, 

aliento para bajar y escalar. 

Sirve una llave

para surcar puertas abiertas,

un reloj despertador

para madrugadas despiertas, 

indicación de un paraíso,

lugar donde despertar los sentidos

como niños, bailando.

Estoy cansada de seguir buscando 

el lugar donde nacen hombres.

La marea miente,

en la playa saliendo

el mundo aborta su vientre,

esconde la llave para abrir 

un jardín que espera.

Y yo cansada de esta quimera

me vuelvo holgada manta, 

como un pájaro que canta 

abrazo la atmósfera.

Como si otra en mí creciera,

aunque si no tengo frío, 

brindo el calor mío,

aprendo la ley de la calidez humana.





NAVE


Está pasando mi nave,

sola en el mar tempestuoso

y el tiempo implacable tenebroso, 

la golpea como sólo él sabe.

De olas el trueno, de rayos el impacto, 

de memorias es el pacto

de no olvidar derrotadas esperanzas.

Las penurias son alianzas 

del tiempo que se abate 

contra el remo quebrado 

en el arrecife enfadado, 

que combate y combate.






NAUFRAGIO


He naufragado

entre cruces de espinas,

éramos doce en la estrecha cabina, 

soñábamos el mismo sueño

en los puntos tensos de furiosos gritos 

de espumas que tocaban el vuelo

y el chillar de gaviotas.

Entraba el mar en la barca rota 

y de doce, dos.

Este es el balance

del sueño compartido de emigrantes. 

Mis ojos y su mirada,

con la vida apretada 

sollozaba su último respiro, 

hasta que yo la perdí de vista

en sus peores minutos sin tierra.

Ahora sobrevivir es mi guerra, 

dispersa en una esperanza sin luz 

desesperadamente,

en busca de una cruz,

con la muerte tan cerca

y tan amiga de los muertos. 

Aquí, en el mar abierto, 

pegada a un salvavidas, 

sueño un puerto, una mano 

sobre el canto sordo

de las olas sin fronteras. 

Estoy muriendo

y mi blanca bandera espera

el correr del viento audaz 

que llega lejano,

espera una mano 

para despertar lejos

de todo lazo de memoria

y poder iniciar una nueva historia,

en un tiempo que me 

acerque la vida.







ECOS


No estoy muriendo 

antes de la muerte,

el funeral me está anticipando, 

confundo visiones con vida, 

ecos con voces,

sombras de rostros

con horas vividas,

en un recorte de luna.

Mi oscuridad cargada de otoño 

es un infinito caer

en el reino de las hojas,

contemplo los pies de los edificios, 

antes de cerrar los ojos.

En los portales se cuelan 

ecos ficticios,

los vientos de las estaciones

soplan, compartiendo los cansancios 

de las bestias, que salen de la noche.







EXTRANJERA


Llena de sangre nació,

con pocos versos llorados. 

Se anunció,

en un barco lleno

de ojos desesperados, 

donde la idea de la vida casi escapaba.

Nació para sazonar

con su presencia extranjera 

la quimera

de una vida mejor. 

Nació entre medusas,

en el mar de Lampedusa, 

acorralada de mariposas eléctricas 

que devoraban las carroñas

de cuerpos que soñaban

tocar tierra, antes de ahogarse. 

Nació ya grande, para salvarse

y salvar el corazón del África continental. 

Con su sonrisa natural

se ve como sonríe a la vida, 

con movimiento soberano,

llega y llama a los blancos "hermanos",

con su negrada oliente a cebolla frita. 

Si la oyes, oyes en su sonrisa infinita 

el vudú de tambores

y en sus ojos, reflejados,

se ven los colores

de la sangre derramada 

por el sabor de libertad.







HUMANIDAD


En la Soledad de los pensamientos 

de quien no quiere,

oigo cavar una fosa. Periplo 

vital que lucha contra el 

poder que arrastra

donde nunca hemos sido primera vez.

Somos un mundo de muertes invocadas 

que camina en el reflejo frío que apuñala 

el grito humano de socorro.

Somos la definición de deseo

en un fin confiado a la vida misma.

Hechos de existencia plagada que se abisma 

donde el sentir no es todavía mano,

mas un presagio lejano,

que empieza a moverse en el aire.






CAÍDA LIBRE


Dado el cielo de las caídas, yo quiero caer,

lluvia en tu rostro levantada de las pestañas,

de un grupo de sueños danzantes con ritmo

en tus ojos,

de lugares poco comunes y de risas de deseos.











Yuleisy Cruz Lezcano nació en Cuba el 13 marzo de 1973, y vive en Marzabotto (Bolonia; Italia). Emigró en Italia a la edad de 18 años, estudió en la Universidad de Bolonia y se tituló en Enfermería y obstetricia, así como en Ciencias biológicas. Ha obtenido diversos reconocimientos a sus poemas, como Segunda clasificada en el premio literario Internacional Apucni de la Academia popular uruguayana 2021, o bien ser la cuarta clasificada en el premio Literario Internacional Switzerland Literary Prize 2021. Entre sus últimos libros publicados están: “Demamah: el señor del desierto”, 2019; “Inventario delle cose perdute”, 2018, y“Tristano e Isotta. La storia si ripete”, 2018.

Página web https://www.yuleisycruz.com/



Escrito por

Willy Gómez Migliaro

Willy Gómez Migliaro (Lima, 1968) Poeta, profesor de literatura y escritura creativa, asesor literario y corrector de estilo.


Publicado en

Poesía

Poesía en lengua española