«DOBLE ACENTO PARA UN NAUFRAGIO» / poemas de Yuleisy Cruz Lescano
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ANALOGÍA
En las horas de las grandes esperas
consuela perderse,
observar un cristal de nieve.
Emocionarse por su perfección resistente
al temblor del universo.
Una pequeña, misteriosa,
frágil perfección. Única, irreproducible.
¿Cuánto tiempo de espera en una mirada?
¿Se puede esperar destruyendo?
¿Cuántos cristales de nieve
se pueden destruir con un solo paso?
Sin ver. Sin contar. Solo por tedio.
Tantos como las víctimas
que puede producir una bomba
caída en una ciudad, en un pueblo,
en una escuela.
Sin ver, sin mirar, solo por tedio.
LIBRO OLVIDADO
Sucede que estoy cansada
de ser humana.
Ocultas están las palabras
que dicen la verdad,
enterradas en la inmensidad:
Barreras, fronteras, infinito,
abismos, bosques, montañas,
aliento para bajar y escalar.
Sirve una llave
para surcar puertas abiertas,
un reloj despertador
para madrugadas despiertas,
indicación de un paraíso,
lugar donde despertar los sentidos
como niños, bailando.
Estoy cansada de seguir buscando
el lugar donde nacen hombres.
La marea miente,
en la playa saliendo
el mundo aborta su vientre,
esconde la llave para abrir
un jardín que espera.
Y yo cansada de esta quimera
me vuelvo holgada manta,
como un pájaro que canta
abrazo la atmósfera.
Como si otra en mí creciera,
aunque si no tengo frío,
brindo el calor mío,
aprendo la ley de la calidez humana.
NAVE
Está pasando mi nave,
sola en el mar tempestuoso
y el tiempo implacable tenebroso,
la golpea como sólo él sabe.
De olas el trueno, de rayos el impacto,
de memorias es el pacto
de no olvidar derrotadas esperanzas.
Las penurias son alianzas
del tiempo que se abate
contra el remo quebrado
en el arrecife enfadado,
que combate y combate.
NAUFRAGIO
He naufragado
entre cruces de espinas,
éramos doce en la estrecha cabina,
soñábamos el mismo sueño
en los puntos tensos de furiosos gritos
de espumas que tocaban el vuelo
y el chillar de gaviotas.
Entraba el mar en la barca rota
y de doce, dos.
Este es el balance
del sueño compartido de emigrantes.
Mis ojos y su mirada,
con la vida apretada
sollozaba su último respiro,
hasta que yo la perdí de vista
en sus peores minutos sin tierra.
Ahora sobrevivir es mi guerra,
dispersa en una esperanza sin luz
desesperadamente,
en busca de una cruz,
con la muerte tan cerca
y tan amiga de los muertos.
Aquí, en el mar abierto,
pegada a un salvavidas,
sueño un puerto, una mano
sobre el canto sordo
de las olas sin fronteras.
Estoy muriendo
y mi blanca bandera espera
el correr del viento audaz
que llega lejano,
espera una mano
para despertar lejos
de todo lazo de memoria
y poder iniciar una nueva historia,
en un tiempo que me
acerque la vida.
ECOS
No estoy muriendo
antes de la muerte,
el funeral me está anticipando,
confundo visiones con vida,
ecos con voces,
sombras de rostros
con horas vividas,
en un recorte de luna.
Mi oscuridad cargada de otoño
es un infinito caer
en el reino de las hojas,
contemplo los pies de los edificios,
antes de cerrar los ojos.
En los portales se cuelan
ecos ficticios,
los vientos de las estaciones
soplan, compartiendo los cansancios
de las bestias, que salen de la noche.
EXTRANJERA
Llena de sangre nació,
con pocos versos llorados.
Se anunció,
en un barco lleno
de ojos desesperados,
donde la idea de la vida casi escapaba.
Nació para sazonar
con su presencia extranjera
la quimera
de una vida mejor.
Nació entre medusas,
en el mar de Lampedusa,
acorralada de mariposas eléctricas
que devoraban las carroñas
de cuerpos que soñaban
tocar tierra, antes de ahogarse.
Nació ya grande, para salvarse
y salvar el corazón del África continental.
Con su sonrisa natural
se ve como sonríe a la vida,
con movimiento soberano,
llega y llama a los blancos "hermanos",
con su negrada oliente a cebolla frita.
Si la oyes, oyes en su sonrisa infinita
el vudú de tambores
y en sus ojos, reflejados,
se ven los colores
de la sangre derramada
por el sabor de libertad.
HUMANIDAD
En la Soledad de los pensamientos
de quien no quiere,
oigo cavar una fosa. Periplo
vital que lucha contra el
poder que arrastra
donde nunca hemos sido primera vez.
Somos un mundo de muertes invocadas
que camina en el reflejo frío que apuñala
el grito humano de socorro.
Somos la definición de deseo
en un fin confiado a la vida misma.
Hechos de existencia plagada que se abisma
donde el sentir no es todavía mano,
mas un presagio lejano,
que empieza a moverse en el aire.
CAÍDA LIBRE
Dado el cielo de las caídas, yo quiero caer,
lluvia en tu rostro levantada de las pestañas,
de un grupo de sueños danzantes con ritmo
en tus ojos,
de lugares poco comunes y de risas de deseos.
Yuleisy Cruz Lezcano nació en Cuba el 13 marzo de 1973, y vive en Marzabotto (Bolonia; Italia). Emigró en Italia a la edad de 18 años, estudió en la Universidad de Bolonia y se tituló en Enfermería y obstetricia, así como en Ciencias biológicas. Ha obtenido diversos reconocimientos a sus poemas, como Segunda clasificada en el premio literario Internacional Apucni de la Academia popular uruguayana 2021, o bien ser la cuarta clasificada en el premio Literario Internacional Switzerland Literary Prize 2021. Entre sus últimos libros publicados están: “Demamah: el señor del desierto”, 2019; “Inventario delle cose perdute”, 2018, y“Tristano e Isotta. La storia si ripete”, 2018.
Página web https://www.yuleisycruz.com/