Poemas de Estefanía Papescu
No sé si trabajar por mi nombre
es hacerlo por mí
o por lo que me fue dado. No puedo identificar el momento
en que dejó de ser vida
para empezar a ser viviente.
No sé si estoy bañada en Estefanía
o soy Estefanía
me gusta mi nombre porque es de origen griego
y significa victoriosa
de esta vida saldré victoriosa.
Hay una frase que resuena en mi cabeza,
la escuché en una muestra de Toto Dirty:
“Tu nombre es tu primer trabajo maricona
trabajá por tu nombre”.
Si considero muertos a mis padres
tal vez me salve
la herencia desaparece
no hay apellido
solo nombre
se empieza a construir desde mí
para mí
un bosque eterno.
Si considero muertos a mis padres
la restauración es automática
la salvación está en mis manos, no pesa
es algo que solo se siente en el pecho
cuando empezás a levitar.
Si considero muertos a mis padres
no heredo el silencio
tampoco las palabras
la armonía es la atmósfera del paisaje.
No puedo ser contemporánea
soy atemporal
las piernas me pesan
como las raíces de un árbol muy grande
El ahora nos raspará contra las piedras buscando
el color del oro
¡ahora! ¡ahora! ¡ahora!
rompe la ola que está adentro de tu cabeza
va subiendo, rompe
¡ahora!
despierta
¡ahora!
Se lleva los recuerdos, las teorías
los frutos secos y los nudos.
No quiero ser una poeta triste
que escribe
desde el pozo negro que deja la fogata
El libro que leo dice:
“frente a la pared no se piensa, frente a la pared no se piensa”
drogarse con el pasado no sé si es la solución
pero sí sé que es esa la música
que te hace escribir
un pacto mágico entre vos y tu preconsciente que va dictando las
palabras como una ráfaga de sentimientos
que necesitan salir para apagar el incendio interior.
Creí que ser una isla me iba a salvar
ahora me doy cuenta de que la isla es el monstruo.
Nunca te lleves el “está todo bien” a una isla
ella sirve para ver la raíz del enredo
el dolor es uno que se pega a la tierra
la atmósfera de la simetría entre el oro y la posesión
el monstruo soy yo
el monstruo soy yo
Las piedras sufren
los objetos nos odian.
La piedra por el peso arquitectónico de la historia
los objetos por ingratos,
se vive para darles un refugio,
para estar con todos ellos
o para dejarlos cómodos mientras nos ocupamos de otras cosas.
Unos indígenas mexicanos dicen que
quienes se rinden o tratan de detenerse
en la peregrinación al árbol sagrado
se convierten en piedras.
Tal vez las que pateamos son personas
que convertimos
quizás por eso las playas están llenas de ellas,
escapistas intentan llegar a otro puerto para transformarse en humanos
o para que estos, desconocidos, las transformen en objetos
puede ser que por eso los objetos nos odien.
Tormenta tengo ganas de calmarte
y convertir tus rayos en flores que se abren
que del relámpago se vea
solo la luz que ilumina
Tormenta sagrada
sos enseñanza
cada gota una herida
que resbala y se deshace,
transparente el piso
tiene las huellas
que recorren tus pies.
Es mi cumpleaños,
estoy afuera de mi casa
estoy afuera de mí
me extiendo una mano,
me recojo, digo:
Donde quiera que esté
soy lo que falta.
Empecé a creer en la astrología como un grito desesperado
ese aire invisible que necesita ver, sentir.
Encontré la solución de un problema:
venimos al mundo con una mochila de energías
que nos son propias
no mamá no papá vos
y
los planetas
mi luna me hace llorar.
El agua es producto de una reacción
¿cómo se modifica la relación con ella en el neolítico?
el agua es matriarcal
está en conflicto con el aire.
No se debe coger con aquellos que no encuentran atractivo tu cadáver
mi cadáver en oposición a su venus
acuchillando a Plutón como un volcán de oro
que larga corazones de lava.
Estefanía Papescu. Nació en Chubut, vive y trabaja en Buenos Aires. Estudió Ciencias de la Comunicación, es Licenciada en periodismo y, también, Terapeuta Corporal Bioenergética. Asistió a diferentes talleres de escritura de escritores argentinos. Es directora, editora y curadora de su sello editorial de libros de artista, Simetría Doméstica. Entre el 2012 y el 2014 organizó ciclos de poesía en los espacios Naranja Verde y Una casa. De este ciclo, El movimiento escondido, realizó dos publicaciones con más de 30 escritores de diferentes generaciones. En 2015 realizó una lectura bilingüe en simultáneo entre poetas de Buenos Aires y New York. Ha publicado el libro de poemas “Vertical de agua” (1ra edición 2016, 2da edición 2018). Como periodista condujo el programa El ojo torcido en Radio Sur y fue redactora para la revista de arte Haufen.