Poemas de Eli Ludeña
En la hora de los ojos
ya no importa la mirada
en dónde estuvo
ni los otros ojos del que fue reflejo
abre una luz la sangre de la noche
Nada importa
se hundirá el cuerpo
en la fiesta de los otros
volverán a los espejos de la sala
a mirar nuestros cristales
o fundirá el sol del orco
el manglar de sus voces.
En mi cabeza
el ojo del tiempo
mata un día
mata dos
Las voces de mi voz
finales cantan
abiertas luces
no mi cuerpo
no el rojo
Mi voz última canta
después
la mañana en mi memoria
de mi yo no tan lejano.
Transcender
Cuando parta a la eternidad
y el sol con las manos toque
bailarán los colores
en el borde de mis labios
pronunciarán el amor mis ojos
y caminaré el rojo hilo que llevaba
seremos infinito.
Lleva
a veces la poesía
una piel extraña a la suya
lleva
a veces
también la mía
e f í m e r a.
Como en julio
las flores de primavera
(que son las de después)
sus versos ofrecen
a la conjugación
tiempo
Otras pieles me han conocido
y sus lenguajes después
e r o s i o n a b a n.
Fluía entonces
morfología
pero la piel llama a la piel
y fue ahí donde aprendí a leer
las formas del cielo
Lleva a veces la poesía
siempre
a veces
ahora
tu piel.
Heme aquí
perdida quizá
en algún rincón
que desconozco
Espero
te espero
no vienes
Y yo me quedo
como yéndome
de mí yéndome
a donde tú estés
Nunca supe del color muerto
en la mirada
del silencio del cielo
en la hora de la sangre
el tiempo
es un tiempo
ya nada tengo
no suplico
(pero amo)
lo que viene a mí
me llevará
Este espacio que me posee
filoso
ido
adquiere formas
otras
se pronuncian
se escriben en algún lugar
donde mi mirada y mi tacto
no llegan
Alguna palabra me elije
absorta
a su significado me entrego
a su sistema de escritura
ser poema
desde mis extremos
La casa de los cuerpos
de fuego
su clavícula
en longitud hacia siluetas
hacia andares
sin retorno
sábanas de aire
de hadas
entre artificiales
de palabras
El cielo
en la carne
de los genitales
también entre ojos
entre miles de ojos
el azul casi perfecto
si por el tipo de mirada
no fuera
Su brisa tiende
entre pieles
nuestras
el silencio
en ningún otro suelo
duplicará sus costas
Y laten
laten
luciérnagas
en la casa
del infierno
o allá en lo sideral.
El cuerpo tuyo
es la metáfora
en el poema de mi sexo.
Su rima
y su cadencia
o humedecido lenguaje
crean verbos en
cada esquina de las carnes.
Muchas veces la poesía
puede ser salvaje.
Eli Ludeña. Arequipeña. Aficionada a la cocina y al deporte. Auxiliar de educación de la EBR y la EBR. Especialidad en estimulación temprana. Especialidad en la didáctica de enseñanza Montessori para nivel inicial. Estudiante de literatura y lingüística en la Universidad Nacional de San Agustín Arequipa. Representante del Movimiento Cultural Internacional ERGO – Arequipa. Forma parte de la Revista literaria ERGO, sexta edición (Perú). Antología poética La melodía de los versos (Colombia). Revista literaria AUTORES, esicion2, 3 y 4 (España). Próxima a sacar su propio poemario.