Poemas de Cristina Guillermo
La próxima vez que corten mi cuerpo
(Los libros del perro, 2023)
I.
Ayer fui al ginecólogo
subí a la báscula: pesé tres kilos más
Hace calor. Hospital Español. Las cinco diez.
Una mujer llora mientras espera
Tengo una hija dulce
tres kilos de más y no estoy embarazada
—pero me siento guapa—
cien/setenta: presión correcta
intercambio palabras con la enfermera
en espera del doc:
Carlos es un hombre guapo
estoy desnuda bajo una bata blanca
frente a gavetas repletas de medicamentos
—muestras gratis—
sentada en una cama ginecológica
rodeada de un sinfín de aparatos
me siento guapa y desvergonzada
—seguimiento de rutina:
tacto mamario
ultrasonido
papanicolaou
mastico un chicle mientras veo mis ovarios
—uno completo
el muñón del izquierdo—
mi única trompa y mi matriz
—el sabor a sandía se agota cuando Carlos
retira el espejo de mi vagina—
la señora que llora recibe una carta médica
—amenaza de aborto—
alguna advertencia al jefe
—reposo absoluto—
sus ojos son de un azul líquido
rodeado de arrugas que la hacen ver vieja
es inevitable pensar en su historia
imaginarme la forma de su llanto
de su tristeza
si estuviera embarazada
quisiera a mi hijo sujeto a mí
abrazado
no estrangulado
—pero no estoy embarazada
solo me siento guapa
y un poco estéril—
II.
A la edad de seis el verano es largo
no sé del calor
solo del olor a medicina
veo a mi padre de traje y corbata
a mi abuelo tras su escritorio
—imperativo—
el ventilador viejo
las persianas pistache
en la oficina nada se mueve a medio día
cuchichea el tic tic tic de una máquina de escritorio
en su rodillo alguien escribe una factura
una orden de materias primas
envases
azúcar
suena el ring ring de un teléfono negro
pesado
colgado a la entrada de la oficina
y otro gris de mesa
girando su disco: rasssss tacatacatá
al otro lado
alguien levanta un pedido
ponen a trabajar las máquinas
se arrojan pastillas
y empaquetan
hombres
mujeres
con cofias
tapabocas
batas blancas
etiquetan frascos
cierran cajas
—de ocho a seis—
a mediodía papi huele a vitaminas
penicilina
sulfas
el olor impregna la bata del químico
los bigotes cenizos del tío Antonio
mientras grita
ordena
dirige
mi abuelo me da un billete de diez pesos
un domingo adelantado para comprar un juguete
—o un dulce—
en el Pasaje Parián
en el sótano dos mezcladoras giran
revuelven polvos
antibióticos
jarabes
a mi padre le gusta bromear conmigo
me carga cuando una no trabaja
y hace que me pone dentro
también le gusta sentarme en el descanso de la escalera
o pasearme por las jardineras
me sé el laboratorio de pies a cabeza
pero a las máquinas sólo veo de lejos
por sus potentes prensas y cuchillas
prefiero esconderme entre las cajas
o deslizarme por el barandal
—de abajo hacia arriba—
y descubrir
—cuando nadie me observa—
el mar entre mis piernas
La trama del mármol
-Segunda voz-
(2021)
el ojo registra las formas transcritas en la superficie
desenvaina la cuchilla
con su punta atraviesa las vetas:
l a t r a m a s e t e j e d e s d e l a r e t i n a
el hábito de dar forma al silencio devela su misterio:
l a c ó r n e a s e h a ce l e n g u a
traduce las líneas
filtra del muro su apariencia
la luz y la sombra de la piedra accidentada
su anatomía de acantilado
la cirugía impuesta al alabastro
e l o j o a t r a v i e s a m i n e r a l e s
la piedra en bruto deja su huella en el plano
para leer el muro hay que explorar su sintaxis
el modo en que las venas distribuyen los nombres
así el mármol cuenta su historia al diafragma
el centro oscuro se asoma al alma
s o n l a s v e t a s d e l m á r m o l
l a s q u e n u t r e n a l o j o
sus minerales transitan entre retina y coroides
el nervio atraviesa el argumento
descifra la dura lengua de las piedras:
s u m e m o r i a e s l a t r a m a d e l m á r m o l
entre lo lejano y lo cercano transita el cristalino
incursiona las minúsculas formas calizas
mientras el iris da tinte a la estructura
se agranda la pupila
y el ojo descansa sobre la superficie pétrea
ojo atravesado por el filo del mármol
ojo polisémico que vigila — mide — afecta
ojo cíclope y ojo estrábico
ojo manco que toca lo abstracto de la materia
en el centro de mi cuerpo: el óculo
corazón que irriga sangre a las venas de la roca
órgano fundamental de mi existencia
forma curva del universo que moldea la trama
a c i n c e l
a m a r t i l l o
Una lengua oscura y solitaria
(Selección de poemas, 2022 a la fecha)
La lengua un animal mudo
herido en todo su músculo,
se arrastra fuera del cascarón.
Arroja la savia por el borde
accidentado. Frío al habla
se mueve independiente
dislocado. Emerge de su
concha. Asoma al silencio
nombra por fin
algo
hay de verdad en su forma.
•
La voz que llevo a los labios
emerge del pozo, su orilla
un eco líquido asciende
hablo agua para calmar la sed
el rostro entero sumergido
la lengua un pez
en sesenta metros cuadrados
damos vuelta
a nuestros cuerpos
que las sólidas paredes de esta casa
se levanten y nos protejan
•
Siento en la lengua el peso de unas ramas
un pájaro que anida en mi boca
empiezo a sentir la náusea
de sus pequeños embriones que se deslizan
las fauces semiabiertas
los ojos fijos adentro de los párpados
en esta grieta profunda germinan las palabras
nacen de la humedad y lo oscuro
como aves secretas
Cristina Guillermo. Ciudad de México, 1970. Poeta y narradora. Estudió la Licenciatura en Literatura Latinoamericana y la Maestría en Letras Modernas en la Universidad Iberoamericana (CDMX), así como un Posgrado en Educación por la Universidad de Buckingham (Reino Unido). Profesora de Lengua, Literatura y Análisis del Discurso a nivel Bachillerato y Licenciatura. Es autora de Zigo come cartas de amor (ilustrado por Adriana Carrera, Uranito, 2017), La inevitable Carmina (Uranito, 2017), La trama del mármol (poema a cuatro voces, exhibido en el Centro Vlady de la UACM, en la exposición “Diálogos entre humanidad y natura”, abril a junio de 2022), La próxima vez que corten mi cuerpo (Los libros del perro, 2023) y O mundo circular de Marina (ilustrado por Diniz Conefrey, Quarto de Jade, 2023).