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Pablo Seguí | Foto cedida por el autor

EL RITMO SECRETO DE LA VIDA Por Jorge Torres Roggero* Acerca de Lizard, Babía y otros poemas, y La internación (Barnacle, 2020,2021,2022) de Pablo Seguí**

Publicado: 2023-03-27


                                EL RITMO SECRETO DE LA VIDA

                                    por Jorge Torres Roggero*

Acerca de Lizard, Babía y otros poemas, y La internación (Barnacle,                                                             2020,2021,2022) de Pablo Seguí**


Desde hace unos días, ando disfrutando la lectura de tres libros de poemas de Pablo Seguí: Babía y otros poemas, Lizard, y La internación. Transitar sus páginas, es peregrinar desde un mundo familiar, entre seres y enseres cotidianos, hacia lo más íntimo de la palabra: esa última frontera en que balbuceo y silencio se confunden. Los poemas están escritos en heptasílabos de singular maestría. En efecto, leerlos en voz alta, nos transporta a los dos ritmos fundamentales: la respiración, música de las esferas; y el espondeo, redoblante del corazón. En efecto, el heptasílabo implica al pentasílabo, al endecasílabo y al alejandrino. Algunos poemas son verdaderos sonetos por su cantidad de versos, pero, todos lo son en cuanto encierran, en su secreto microcosmo, la totalidad abierta de un macrocosmo en despliegue. En efecto a pesar de su simetría, sobresale el gran número de combinaciones ritmadas, de “cortaduras” naturales, tanto simétricas como asimétricas. Cobran importancia las pausas, las suspensiones. El verdadero ritmo no es mecánico, sino que entrelaza sonidos, impulsos e ideas. El ritmo poético tritura el curso habitual del tiempo en nosotros: hay ritmo interior. En griego ritmo deriva del verbo “rheo”, y tiene que ver con el concepto de número: los pitagóricos consideraban al número como raudal que se desliza. Encadenar notas o acordes en una frase o contorno melódico, es armonía. Es viajar mediante la analogía, la correspondencia, hacia el secreto de la vida.

Les dejo dos ejemplos. El primero es el poema “Quietud” que predica: El silencio es la fuente/ de estas palabras. Miro/ los objetos y anoto/ su no estar en el texto/ aun cuando podría/ nombrarlos: se escabullen/ del verso o bien jamás/ estuvieron en él. / El silencio se abre/ como una rosa eterna, / delicada, ¿y quién corta/ su tallo y lo resguarda/ en este friso virgen? El silencio es el recinto de lo no-dicho, o sea, de todo lo decible. De lo que se está por decir y de lo que no se dirá nunca. En él todo habla y todo está en suspenso como en el “bereshit” inicial. ¿Qué dice el silencio de los objetos? ¿Basta nombrarlos para que estén en el verso y comiencen a hablar? En realidad, el silencio solo vive, es el ritmo secreto de la vida, porque su símbolo que siempre resucita es el de “la rosa eterna”. La rosa se abre en silencio en todo su esplendor y multiplicidad, pluripétala de sentidos, esplendorosamente una en su diversidad.

El segundo poema que me interesa compartirles es “¿Nunca calla la calle? Solo les pido que adviertan el infinito juego que se abre con solo posarse en la palabra “calle” que una vez es sustantivo; y otra, verbo: un mundo vivo que comprende tanto a la ventana “entornada” como al mar nigromante con su “grimorio” (manual de artes mágicas), con su retahíla de conjuros que piden secreto silencio. Pero nosotros somos lectores. Somos los llamados a poner en movimiento los signos. Gocemos de esa fruitiva libertad. ¿Y si estos poemas son canto y vociferan en nuestros adentros?

Un párrafo aparte para la austera y tocante belleza de Barnacle Ediciones.



                                                


                                              Dos Poemas Pablo Seguí

                                                     de La internación



¿Nunca calla a la calle?

La ventana, entornada,

propicia que los ruidos

de la calle me inunden

interminablemente.


Oleaje que jamás

amainará, que incordia

y que no se articula

en forma de oraciones.


Costa cuyo grimorio

es esta retahíla

que pugna porque calle,

porque impere el silencio.





Fuerzas inaparentes


Las hojas del frutal

se agitan con dulzura

porque una brisa mansa

se llegó hasta tu patio.


Las ves desde la mesa

de tu sala a través

de una ventana cuyos

vidrios no están muy limpios.


Eso solo te dice

algo del mundo. Pueden

seguir los bombardeos.

Sigue tu corazón.











*Jorge Torres Roggero (1938, Córdoba) Doctor en Literaturas Modernas. Profesor Emérito de la Universidad Nacional de Córdoba, Facultad de Filosofía y Humanidades. Fundador del Grupo de Estudios Literarios del Cono Sur que edita la revista-libro SILABARIO. Su obra ensayística comprende numerosos títulos. Entre los más relevantes: La Donosa Barbarie, El combatiente de la aurora, Elogio del Pensamiento Plebeyo, Dones del canto y su obra más reciente Confusa Patria. Su obra poética es frecuentemente citada en el marco de los estudios sobre la generación del 60 en Argentina: Córdoba en tres miradas… y un vistazo. Instituto Leopoldo Marechal, Córdoba, 1982, Eucalypto y otros poemas. Ed. Argos, Córdoba, 1991, Un país de sonrisas (diálogos de amor). Cuadernos de la Cuesta del Agua, Córdoba, 1996, entre otros.

**Pablo Seguí (Córdoba, 1973) Entre los 8 y los 17 años estudió violín, para luego volcarse hacia la poesía. Ha publicado los siguientes libros: Los nombres de la amada (Alción, 1999), Claves y armaduras (Foja/Cero, 2005), Naturaleza muerta (El Copista, 2011), Otro verano y éste (Barnacle, 2017), Animal de bien (Barnacle, 2018), Noción de ritmo (Barnacle, 2019) Lizard y otros poemas (Barnacle, 2020), Babía y otros poemas (Barnacle, 2021) y La internación (Barnacle, 2022).


Escrito por

Willy Gómez Migliaro

Willy Gómez Migliaro (Lima, 1968) Poeta, profesor de literatura y escritura creativa, asesor literario y corrector de estilo.


Publicado en

Poesía

Poesía en lengua española