"Manantiales" (Editorial Ícata, 2021) de Willy Gómez Migliaro Por: Consuelo Núñez
Manantiales (Editorial Ícata, 2021) de Willy Gómez Migliaro
Por: Consuelo Núñez
Primera parte
El título que aparece en la portada impreso a dos colores (blanco y negro) alude a la palabra quechua Manan (no) en blanco y “tiales” en color negro. Aquí observamos una resolución del lenguaje que nos advierte, de entrada, que no se trata de manantiales, aunque pudiéramos engañarnos a primera vista.
El poeta va a pintar su recorrido y nos alcanza como si se tratara de pequeñas impresiones que va amalgamando, captaciones al mismo tiempo que desnuda en serie algunas intimidades que, de cohecho, hilvana con el romance, ya no solo de su poesía sino, para cantarle al amor y a su pareja. Y sí, más bien veremos contraste de los colores (en el título de la portada) el blanco y negro en adelante:
«Lo llamas durante horas en una sumersión» (Página 13)
Y nos introduce para hacernos ver escenarios que se suceden entramados con diálogos:
«Casi siempre mueves la línea de la expresión oral» (Página 14)
«avistamos brisas contagiantes» (pág. 14)
«El televisor prendido deja constancia del riesgo» (pág. 14)
Como una visión que se va cerrando ya no solo por la reserva de un autor que se esmera por no aparecer como el sujeto de la impronta narrativa del poema, sino porque el poeta dispone formas en busca de un impresionismo que luego, al siguiente verso, revierte a la inversa, a manera de despintar, o mostrarnos el negativo de una foto. Acaso para reflexionar sobre lo efímero que trae la poesía, a juego con el arte difuminador de un pintor que se ocupa de pintar capas entre versos. Y el tiempo cambia de verso a verso.
1. La Llegada
El poeta saluda como si lo hiciera desde una narración plana y nos iniciara a leer desde su cosmocentro. Entre verso y verso hay movimiento y es una constante evolución.
«En un pueblo se une mi torre de pájaros»
Usa un lenguaje directo cuando dialoga con la amada, es un discurrir aéreo el del poeta.
«Y una construcción volviéndose río»
Nos brinda a partir de esa premisa una vista o manera diferente de enfocar un paisaje, en este caso, una disposición para iniciar también una mirada retrospectiva, como si de una fórmula nueva se tratase. Nos presta o nos alcanza a manera de lentes y/o visores que al calzar nos van a permitir el registro en clave panorámica de una edificación muy bella y cuando no ampulosa. Se trata de un desborde multiplicador que produce esta propuesta que pinta Manantiales, cuando también observamos que se dirimen, hunden o recortan. (página 13-14)
2. El Sello de las Avispas
El poeta inicia un dulce canto dirigido desde su contemplación íntima. Indica varios elementos que conforman el espacio donde contempla y comparte el gozo, la alegría que trae este descubrir o desnudarse poéticamente, el uno junto al otro, Poeta y, en escenarios creados para la pareja, para amar y amarse en medio de una abundancia exuberante, sin límites en su discurrir creativo.
«Acciones de rotura»
«en el espacio de la intervención» (página 15)
Y confirma :
«Desde arriba, decías, otra vuelta»
«desde el vientre cuando se prenda la luz. Así»
La cursiva es del poema.
3. El Renacimiento.
El poeta se nutre de imágenes que le procuran un paisaje conocido. De nuevo su canto se eleva y antes de alcanzarnos esa vista,
«Su transparencia en las márgenes abre nudos»
«Ya no es un gusano decidido entre espinas de las tunas»
«No te he traído una pradera – dices»
«Y en ese acto magnífico de envolverse invierte un nacimiento»
Conviene a su construcción poética, elevar, trazar, retrotraer, retroalimentarse y equilibrar sobre el tema que desarrolla para su poesía puesto que se trata de una doble trama, cual es pintar su pasión amorosa, mirada compartida con la amada y a la vez describir su búsqueda donde el poeta y el hombre renacen en el acto o acción misma de amar.
(Página 17-18)
Así también nos alcanza visiones desde los poemas que siguen, en los títulos «Al margen de la Compactadora» «De cada árbol de Eucalipto Aves Hiladas» (pág. 23)
O en el muy logrado poema «Caicay» donde en metáfora que reposa en las formas describe a contraluz:
«Otro límite arriba y vemos completamente nuestros rincones»
«Desplante al principio (…)
«Si el estudio vale habrá una superficie en ese marco»
4. Ante fragancia absoluta
El poeta se mira en su quehacer o devenir y gira su mirada en derredor, mira al sujeto como a sí mismo.
«El sujeto de la entonación del campo»
«y su complejo de interrogar»
«Viene de la feria agropecuaria»
Esta constante que señala y recoge:
«y colma con fragancias de aliños el sabor del cordero»
Para el poeta la poesía tiene que capturar la esencia o lo esencial que esta misma trae.
Y confirma:
«piensa en la fragancia»
«Las prácticas del mismo sujeto:»
«diabladas y candelarias sin lectura al principio»
Parte de estas mismas imágenes como miradas de riguroso lector y reflexiona. Luego nos traslada su inquietud:
«Ante el asalto del pensamiento»
«la repugnancia entre los fenómenos»
«de causalidad y apuro de los álamos»
Observa con distancia de aquellos que señala como:
«de los árboles de moras»
«o más precisamente, de la costa plantada y el trayecto»
«de llanuras para hacer allí otro monte público»
En esa mirada el poeta toma distancia de sí mismo, como si de un pudor súbito se tratase, del sujeto que describe:
«casi nunca colonial, pero lleno de complejos»
Y continúa estableciendo sus observaciones críticas:
«En esa construcción o antes de salir al saber, se extienden las correcciones»
«confieso de más»
Explica que los poetas se ocupan de préstamos o giros que toman de la ficción. O por lo mismo que tienen que reelaborar, los vieron o se ven:
«donde un cruce de espejos»
«dañaba el vestido de lentejuelas de vírgenes y soldados»
«No como una máscara (de …) sino como las que están debajo de otros pueblos (…)»
y deben de ser confesadas.
Cierra el poeta su giro o digresión:
«Estoy próximo a cerrar una curva de invasiones después»
«de los parajes o antes de un entretelón de disfraces»
La advertencia está confirmada:
«En el escenario la furgoneta del señor Condori»
«debe cruzar incendios forestales o en su lugar cantos»
Y acaso se refiere a un veloz cambio para cruzar por en medio del fuego del quehacer poético y lograr su poesía o su carrera de poeta sin desorientarse.
Afirma así y, para terminar:
«(…) si todavía podemos figurarnos inconstante de la representación»
«con respecto a mí y al ofrecimiento de mis viandas»
Alude a su propio producto o quehacer poético como si se tratara de comida preparada.
Advierte finalmente que en el pasado ya aparecía la poesía como obra de mentiras:
«El viejo orden político nos lleva a decir un poder de ilusión destructivo»
5. La Casa de las Buganvilias (página 71)
Es un bello poema amoroso y sobre una relación furtiva que tiene el poeta en Paucartambo, su querido pueblo de residencia actual que dejamos al lector que descubra por sí mismo.
El Poemario Manantiales trae en 177 páginas muchos otros poemas por analizar y no podemos menos que felicitarnos por esta nueva producción que sin duda marca nuevos derroteros para continuar en la obra poética.
Tomado de: https://consueloescritora.wordpress.com/2021/11/15/poemario-manantiales-de-willy-gomez-migliaro/