ya acabó su novela

Poemas de Rocío del Pilar Flores Adrianzén

Publicado: 2021-08-15



I

(La primera vez)


La primera vez será de mañana sobre un lienzo

con aroma a pinos

y la hierba en tu rostro

la niebla de la muerte rodea los cuerpos

el olfato agudo

los sentidos

pleamar

y dorsos plateados

No lo sé

sé que cualquiera sea el altar

al levantarse

dejarán tras de sí

poemas

sucios y bellos

humedad

deseo de

seguir errando.



II

(El estepario)


Animal con ojos de ciénagas

invades curiosidades

en el interior de mi bosque.

Viajas sigilosamente de norte a sur.

Bebes del río calmo.

La sed no se aplaca.

Los temblores no cesan

el suelo no se resquebraja.

Retumban las entrañas.

Aullar.

Inhalar.

Aullar.

Exhalar.

Aullar.

Abandonas la estepa.

Intentamos la manada.



III

(Dicotomía)


Te vi una sola vez y

no sé cuándo te adoré más

Cuando te eriges

poderosa, fecunda y dominante

cabalgas por mis caderas

aúllas

o cuando te muestras tan humana

camino al precipicio

frágil

suplicante

aúllas.



IV

(La sábana)


Llevo tatuado entre mis senos

el rostro del amante

mi fragilidad

su vacío

envolviéndonos en aire

extremadamente contaminados para unos

deliciosamente perversos para otros.

El ángel de mis entrañas

demasiado tiempo encarcelado

me convirtió en un demonio

liberó las aguas escondidas

bajo su cuerpo.

Nuestros ojos,

mis ojos,

sus ojos,

cerrados al clímax

del último de los exhilarantes

revelan al ermitaño

cubriéndome con una sábana de margaritas

fusionadas al calor de nuestro infierno.

Aquella sábana,

pretende emular a Turín

quiere robarme su faz.

No le permito llevarse lo que ahora es mío

Se la arrebato

¿Suéltala! - le grito

¡Es mío!

¿Qué no ves?

¡Mi carne ahora es suya!



V

(Geometría)


Los lobos descubrieron

el lenguaje de la geometría

concavidades

convexidades

bocas paralelas

hocicos triangulares

descubrieron que el placer

mide exactamente

noventa grados

fusionados

forman un perfecto origami

de rombos

con luz menguante

jadeantes

demuestran teoremas

dibujan con sus cuerpos

rectas delirantes

y, por fin,

planos tridimensionales

estallan en la noche

se hacen mil pedazos

perfecta fisión.



VI

(La cueva)


Cuál proposición dentro de mi cuerpo

teórico

descansa tu razonamiento

desde mi premisa

La de mis bocas airadas por tu lengua

Mi sangre intensa

cuando tu forma golpea la mía

Nos insertamos

sin perder un milímetro

Nos encajamos cuidadosamente

sin espacio para el oxígeno

mientras reposamos

al graznido de tiempo.

La cueva no despertará vacía una noche más.



VII

(La propuesta)


Víctima a voluntad

atrapada

y sin deseo

de abandonar su cárcel

o victimario con una única presa

despojado de derechos

esa sola

le basta

Nunca empalaga si es pastel

Y entre la lluvia y la miel

Todo es mágicamente perfecto

a la propuesta del animal

La respuesta de ella no se hace esperar

La prisión atrapa

y libera en el abrazo.

La presión

deseosa

más, más, más

El bosque se abre

ante un intento

La misma cueva celda

después del amanecer

día tras día

sin ocaso

sin penumbra

sin cansancio

El mismo anochecer

no encontrarlo

no morir.



VIII

(In puribus)


Un inesperado resquicio

Una luz entre las ramas

Una ventana entreabierta

El corazón palpitante

Frialdad en las palmas

Las pupilas se dilatan

Se ajusta la distancia

El pelambre se eriza

El miembro se desplaza

El olfato detecta aroma carnal

humedad

humedad

El cerebro recibe

el llamado ancestral

poseer

poseer.

A lo lejos ella

moja su cuerpo en el agua.

Recrea la presencia

de él

A miles de millas

él

errante

aspira

aire puro

y recrea

el siguiente encuentro.



X

(Una noche más)


Se hallan una vez más

al calor de un bosque cómplice.

Inmersa en el éxtasis de su fogata

La cueva se enciende

Una noche

Otra noche

Más noches

Aullidos

Suspiros

Aullidos

Suspiros

¿Habrá medrado la especie?

¿Habrá quedado la estepa convertida en desierto?

La niebla cubre la entrada

Nada delata su presencia

nunca se sabe

si alguien ajeno busca

si alguien ajeno ronda

en la montaña

en la tundra

en la pradera

Nunca estamos seguros.



X

(Cazador)


El invierno baña el bosque

la fogata no se extingue

es preciso calmar el hambre

sin llamar al hombre.

Ella aguarda

el regreso de su cazador.

Estepa solitaria

Paciente agua pantanosa

Unas veces dormida

Otras veces despierta.

Las huellas del estepario

abandonan la cueva,

avanzan sin detenerse.

Podría ser su condena

si se detiene.

Ella permanece.

El hambre es hambre.

El hombre es hombre

No hay casería sin escopeta.

No hay escopeta sin disparo.

Una bala en el horizonte.

¿Puede el oído confundirse en el silencio del bosque?

¿O puede el silencio del bosque confundirse en el oído?

El hombre

ha callado.

Ella no será la misma.

Las luces

posan y pasan.

pasan y pesan.

Nueva, creciente, menguante, llena.

Llena, llena, muy llena

para mostrarnos los ríos.

El viento golpea el espíritu.

¿Traerá nuevos bríos?

Una madriguera casi siempre protegida por ella

Unos hocicos diminutos asoman.












Mariposa

posada en tu hombro

Al pie de tu oído

invento volteretas

vestidas de palabras

no perder tus ojos en ríos revueltos

Te rondo

intento quedarme

Robo el trino de un ave

Intento el encanto

Nada nada

evoca respuesta

Solo vértigo.











Poema 5


Me desprendo de la piel

y hacia mí

busco tu único sol

y nada

nada quema por dentro

Sentada en una esquina

descansan mis ojos en un cactus

gimen y tienen sed

me acerco

sus espinas acarician

nada

nada duele

solo la memoria











                           La casa vacía


De la red tejida con las manos

del bálsamo de una piel sobre la otra

de la esfera denominada mundo

            habitamos juntos una burbuja de concreto

           dos puertas y seis ventanas

fue un día de julio

cuando nos erigimos

plantamos jardines

cortamos rosas

regamos geranios

           y desde la entrada

           y luego de un piso a otro

           fuimos calzando cada rincón

desnudamos la estirpe

desenrollamos alfombras

ufanas de sus diseños

precoces en decisiones

veloces para conclusiones

de cada visitante que se atreviera a pisarlas


Convulsionamos al latido del muérdago

que colgaba en nuestras puertas cada navidad

nieve allá afuera

leña en nuestra chimenea

avivamos el juego de dos

y en una noche

dos astros salieron del vientre azorado

resplandeciendo nuestros ojos de principiantes

Juntos llenamos la sala de invitados

cuántas velas encendimos

cuántas fotos se velaron

saciamos en la alcoba la sed de nuestros veranos

           poco a poco

           los aniversarios fueron encerrando

           nuestras risas en el ático

los astros crecieron

se volvieron humanos

y decidieron juzgarnos


Cocinamos historias para nuestros diarios

nuestras recetas no siempre funcionaron

al cambiar los calendarios

           hervimos agua en teteras mudas

           Bebimos cafés

           en una mesa nocturna

          dejamos dormir los sueños en el sofá

Los cojines los ignoraron

al partir y al volver en un día de campo

           Cuán intolerables se volvieron las paredes

           y cuánto hicieron ellas

           para no escuchar


En los otoños recientes los astros se desprendieron

como las hojas de higuera

ausentes

al compás de un viento cansado

¿dónde nos encontramos?

           somos un lienzo en la pared

           la cortina que clama una sala desnuda

           el eco de una canción

          que no duerme a ningún niño en su cuna

Los peldaños

que solían abrigar nuestros pasos

cuando nos caíamos

o cuando nos levantábamos

solo callan

para escuchar el crujido

de una ventana que se cierra.










Rocío del Pilar Flores Adrianzén es una docente y poeta aficionada al canto. Nacida en Lima, Perú, su poesía está orientada al empoderamiento de los más vulnerables y los que luchan por sus ideales y bienestar de su comunidad. Autora de los poemarios “Venus entre líneas” (Perú, 2016) y “Ciclo Mujer” en la Antología “La Calle que tú me das” (España, 2016). Su poesía aparece en el 2020 en Voces Femeninas ¡Somos el Grito! (República Dominicana), el XII Encuentro de Cuento y Poesía “José Carlos Capparelli”, (Argentina) y en Hispanic Culture Review de la Universidad George Mason (Estados Unidos).


Escrito por

Willy Gómez Migliaro

Willy Gómez Migliaro (Lima, 1968) Poeta, profesor de literatura y escritura creativa, asesor literario y corrector de estilo.


Publicado en

Poesía

Poesía en lengua española