Poema de Miguel Ildefonso
Groenlandia
(The Sounds of Earth)
Un brezo en la cornisa improvisa ad libitum
una oda en la ola
del ciclista en la penumbra de már
mol pero una no
vena es algo que desciende en los capiteles
para que Leonard Bernstein le diga a Albert Einstein
hay que celebrar la caída del muro
al me
nos una so
nata y fu
ga
o una carmina de Carl Orff perseverando en su
levedad de habitantes que han perdido el domingo
Dies Irae
entre un punto cero en la arquitectura de intensidad forte
bajo un piano suave como un beso
que no dice si volverá con el aire que eleva el cimiento
en un sax
o a la punta de la catedral del vacío celes
tial un largo lento adagio
un sostenido aliento tibio que es lo que queda del amor
en el moderato andante al pedalear unas líneas de Nazca
en allegro presto
ella en los batientes del clavicémbalo
ella en repique bajo el arco de un lied en temperamento igual
a un beso nomás eso quedó
en un antes en clave bien temperada
de un Bach mineral
buscando entre ruinas el ars nova que crea un espíritu libre
para que la bailarina
inanidad
se incline a la doctrina en obenque
porque lo que hizo la mano lo construye la mente
y no habita
mos
el contrapunto de la fuga retratado en un Brahms
pegado a la piedra última de lo
Poético
en este sistema modal heredado del canto gregoriano
en ese tu espíritu que erigiste en su motete o su madrigal
en chanson profana para las partes bajas
de la catedral herrum
brada en pampa
allí bailan las meretrices
allí me perdí en la sordera de Beethoven
perdí un a
quí en el ricercare y más allá en la canzona
de Orlando di Lasso dejando que el clavicémbalo copule
con mis músculos
y armonice los instintos de jade
en la plusvalía de un piano
que hace que una sinfonía de Haydn
no se pueda convertir en una de
Prokofiev
esta partitura es un Bach desnudo de líneas empedra
das donde anduve de Arnstadt
a Mülhausen
de Weimar
a Köthen
de Leipzig…
y abandoné a mi mujer en Köthen
y ella parió dos conciertos para violín
y seis Conciertos de Brandenburgo
enviando cartas
cuando ya no se envían cartas
eran las últimas cartas en todo caso
una carta roja para Rimsky
una carta negra para Grieg
un tren arrasando a Scarlatti
un avión cayendo con Brahms
y los domos oían en audífonos a Albinoni
dejando para la postguerra a Berlioz y a Czerny
en un refugio antibombas da
do que el arte es desconfiado de sí mismo
ella me dejó en Berlín para que las marquesinas hagan eco
de ribetes en jibia con un chor de canzonettas
con donosura y cocona
en longura ursoide y con manada de caribúes
de la roca cansina en forma de Sireniki o de penco
aquí ya retumba ni la voz ni el eco
aquí palpita la conífera del médano de la mustélida
atada por el helminto racheado
y desértico de Cage
en la escollera de la calada abscondita
lo que dejó de ser nuestra pasión en los teclados
porque si vieras el fractal lagrimoso
en que nos ha convertido la poesía
si volvieras con mármol espinoso en el tuco del abis
mo que es el amor con la vista en cal
en esa construcción del vado
en la devastación humana de las increíbles
moradas ocres
un Emerson Like and Palmer
revestido de bucles retorcidos en cuerdas seniles
ya sin el brillo indoloroen la ecuación del allegro
en lo tristísimo ignoto que emana
de la danza que suda de lo frío
que duda de un arco si es un colibrí
al mover una escritura
en su troquel de forte allegro io son
un Bellini
no un Puccini
y acaso es lo sagrado
lo que emana de las formas delicadas de los dinteles
un mezzoforte tutti forte
un Lehár de polípero
levantándose en Grieg o en Carl Orff
para que la capilla de Peer Gynt sea convertida en Shelley
navegando en la pleuritis de Karshamn
o en el humo de Leipzig donde éramos una sonata patética
o Byron en el lago Troldhaugen
de alisios atrios que nos erotizaban
en loar desaherrojados
en hacina para curar
nos lo que el amor nos hería
la hopalanda al desellar los rumores del río en baniano es
tar ya Brahams silbó
las silicuosas astillas para remover
la acidula presencia del oboe en la palabra
“silencio”
ya Satie dejó un paraguas en reciario de la vocinglería
al salir
como solo un husmo húmero
en venación de picas de nacencia y afusión
de obseder al yaro
lo que en realidad era un Sibelius de silencio real
ahora sí Real
un cisne de Tuonela en células de tres notas
tapio para ser un espíritu del bosque del Kalevale
hacia la gravedad de un estilo al escribir
con una lógica profunda
que arrasa la conexión con Barber
a una conexión interna ante un plomizo golpe seco
en modo dórico
de tempi
así de nevero
así de salaz vitela uncial de tulipaneros
con horquetas en la dicha de ser Música o Poesía
en la soleada faz del pentagrama
de nuestros huesos amorosos
que hicieron tantas veces el amor
en un solo lado desesperado de clari
nete
y en un tenue redoble de timbal con zarapitos
¡sin finale!
acaso un scherzo en abedul
porozos destellos de otoño
procastinizando esos timbales en la garganta
en el descanso de nuestras
despedidas
aquí
digo un klagende y no solo un vals
no solo Strauss ele
de catafalcos en piras
aquí digo Chaikovski
en osarios de palpo con azafates diamantistas
elimo en latría y socaire de Palpa
con foete de las cantilenas
danzando tecleando
danzando milagrosas construcciones de cráneos
que eran divinizadas
por Debussy
así como Gustav Mahler con Offenbach
dicen que una sinfonía debe ser
como el mundo
porque eras tú
y éramos yo
un deber de abrazarlo todo
(siempre intrusa dijo su lema)
desdoblamiento en manubrio de no querer más
porque no se ama
lo que no se gusta
aticismo en el giro del eufuismo hacia el abismo baniano
en esos pilones con cinabrio
& morillos
al subir a la cimiente de la cúpula dogmática
donde una piedra
le habla a una gárgola
de chotacabras en noctuelas para ser el humano que no fui
de friganeas en pilonos inhumanos
entre esos músicos que tocan su lied en acústica yema
y así herir una huella de aftas con gabela
de libración
y neomenia en donde escribo nota de la 5
Robert Schumman del Rin
en Asch variaciones donde es y no es oír
y respirar
es suplicar espiar
replicar en dravídicas DO de roñería
arilo en un vaso de lumbre
cuando buscabas con umbela de corimbos
en nocturnos cielos
allí do asen la lutista lista de corchetes
en grandor y solo de amor
de escoliasta ansia de transfiguración de amado en amada
donde uno construye una cúpula
y abajo no hay nadie
solo Mendelssohn
viendo a Goethe como un mar calmado
en un próspero viaje que emprendió en la primera noche
de Walpurgis
un fa# agudo en el oratorio
con la voz de Lind en su mente de quebrada
iluminación
de un cristal quebrado porque todo arte es la reconstrucción
de lo que perdimos
en la lupa para que la luz en dispersión de colores
y antonalidades sea Melusina bailando con una serpiente
en la película de Tarantino
y Donizetti
para que un arco dibujado en tus piernas
produzca un Carl María Von Weber
en Eutin un
relicto de ideas embreadas
que nos hablará sobre la descomposición de u
na letra lla na
en el grandor del hada malamada
una escritura de sonata pulcra en aquenio
de anofeles con euforbio y gema de azaleas y sestercios
¡qué dejamos en limpio?
solo vacuos sonidos de palma laqueado
en el bajío de Nazca
una sola soledad de bicicleta
donde no podían entrar dos en el sotavento en vetiver
en amuras de casamatas con tajamar de un bocado de fu
ga porque fueron
sueltos los
que herrumbraron la catedral devuelta a su mar
en relieves góticos de olas
tablistas de libros del asperón en tus huellas
como un plano inclinado en un piano
sin boda o trova de transhumancia
sin panoplias phasmas
de vanesas astesas alfileradas en cal
en donde dejaste el hueso de mi prematura arquitectura de
vacío
de horror al vacío
aquel sisal de himaleña con denarios que alimentaba al pez
ahí también Berlioz habitaba
en la fiebre amarilla de Niza
como en este vacío con una tonalidad de gineceos
botes de purrielas o ca
las con esclusas en la montería
igual al modelo
de la cetrería
de un diálogo que conmueve
que no pudimos concretar
entre las ideas y los materiales sollados
para escribir almagestos en suputación
de cuando en cuando de epacta natrón en adujadas
palabras por el foete
qué de manubrio
qué de áulicos sistros
de qué o como qué
en cuatro o nueve alabastrinas dimensiones
zambras de trino en la cámara de agua
del cello con cortinas animadas por la echacorvería
en tunantescas repisas para ahí clavar
el cuadro de Pachelbel
el creador de este baile
su magnificencia
de estos trojes en levitón con cloróticas ganas
de escribir a gandul en murillesca pieza
de azaleas en el huaso
de escribir y pervivir
en chafadas y tachona en tu Riba
yokoanesa casi un tinglado de formas naturales
antes de hallar el concepto
más inocuo
más como Paganini
apuntando la nota 13 en tambucho
donde el violín Guarnerius le hace beber mercurio
y su demonio vestido de sífilis irrumpe de sus dedos
en el violín erecto de su preferido
balbuceo
en su gateo mamífero
con cambroneras heces
en esas formas primeras de los abrojos
del áspid en ansas y del hijar zahareño
en autumnal para el escarnio para que
lo que llegue al arte
sea lo que anhela ser arte
y conozca el día
en su bo
lo
alimenticio
en un gentilicio de Franz
para que abeé Liszt presida esta misa
esta partitura partida de brillantes soles en la cosmo
gónica oreja de Gogh
en degeneración de laudes
qué de parir
qué de compartir
qué de herir
santos huérfanos
de la sífilis
en las piérides dentales para identificar la no
ta aisl ada en la boca de la presteza
en fuelle o volúbilis
o finalmente en piérides carnales que el
concierto no da
ni para la rapsodia
cierto es que Franz Schubert
lieder de su voz callada
en su Misa en La mayor
por la gracia de Therese de opalinas en sedeño
de oarystis a cópula de beleño se estaba muriendo
porque desear es solo
una virtud en el ánima de Schwind que lo animaba
a escribir una pieza
más
metopa
joyel
en violín de sangre esputo
amarilla dolorosa lacrimosa
de una sinfonía en Si Menor Mozart y Salieri
tras dos movimientos en una partitura de orquesta
y al tercer espasmo un La que deja inconclusa
sin más boda
sin más hijos
desfallecidos dedos que la amaban
con tres trombones que unía esa rotura
de la fuente en la tortura del mar del tablista
en un allegro moderato
en un Andante con Moto en Mi Mayor
en coda
en silencio dentro del teatro de Viena
en aquella mañana que se presentaba con fagotes abiertos
así venías en las mañanas
inmersa en cumulonimbos en luidas de cabria
con guindaleza en un golpe de ajorca tras
la nota que debería ser un Mi
o de mata de zigurat o
de peniales líquidos con pirulí
con chicharras eternas que se oxidan en estos paracas
en que desnudo me des
nudo
en las dragas y en las jabegas
entre los carrilones de ahumadura bordada en mantos
para esta Melusina que me dejó par
tido
haciendo pantoques en sillas sucias
encalladas en un templo de pura galema
como una partitura
perdida de Shostakovich
hacemos orgasmos en argancos campeches
de paja y barrohuento desequilibrado
como en la Edad de Piedra que es esta edad
determinada por toninas
y tentaleantes palabras que fenecen en los din
teles y los ñames
y que en religión destripan albacoras y
paseoramas
de este amor en el fagot que explota
con las bataquecbas de la inteligencia en el jaramigo
y uno mismo se reduce a
enastadas con garetes
uno mismo tú misma yotu mismosmismas
de inmutables músicos que juegan con colimbos
con capocas salanganas orcós de otras
ciudades abiertas para cerrarlas
en oberturas
allí donde anduvimos buscándonos besándonos
en danzas y baques en amagos de trombones
con pestones faltruquesas
amontillados en masas eléctricas sin pedales
sin corcheas
llenando el oído de Stravinsky
y escuchando unas palabras de consuelo
en esos mirmidones que se ocultaban
en los rincones de tea
con trazos de garceta
y que ahora se pintan con las hojas
de antuvio en las campechas
con burbujas anonas ñames de pintura en la
s uña s
pantoques en las líneas
de una ciclovía en Quijas de chalupa
dibujada y columbrada en pana
para esta sonata errática de cuatro paredes
donde vahear los días en eternidad
cortando hogazas en papeles
para que allí Beethoven me dicte la variación
de este silencio entarimado
con la angustia en los dedos
encaramados los sentimientos que hay que pagar
para hacer la ópera
de los músicos que no volverán
ni a ese mar que riela toda convertida
en quijas como un Wagner
contratado para los amantes que copulan este desierto
bajo millones de estrellas
galaxias y palabras
de alarinares borlas
y chirlos y jabegas y riadas colatijeras
y estaris acederas con pargos
y seguetas de macarelas cinceladas por Reiche
ciertamente
gloriosamente
para que estos versos en resmas y pucheles
sigan al cielo
en aldehuelas de usías que digan sí sí sí
Calle NN, 2019
Miguel Ildefonso (Lima, 1970). Hizo una Maestría en Creative Writing en la Universidad de El Paso, Texas. Ha publicado los libros de poesía: “Vestigios”, “Las Ciudades Fantasmas”, entre otros. En el 2005 con el libro de relatos “El Paso” ganó el Premio Nacional de Cuento de la Asociación Peruano-Japonesa. Ha publicado novelas como “Hotel Lima”. Obtuvo, entre otros, el Premio Nacional “Copé de Oro” Poesía, el Concurso Nacional de Cuento Alfredo Bryce Echenique, el Premio Nacional PUCP en Poesía, el Premio Iberoamericano de Tegucigalpa, el Premio José Watanabe de Poesía, el Premio Nacional de Literatura y el Premio Hispanoamericano de Poesía de San Salvador.