Poemas de Enrique Bernales Albites
De Séptimo Poema (2020)
Os gatos selvagens de Lisboa
Os gatos selvagens de Lisboa afilam as suas garras
nas muralhas do Castelo de São Jorge,
Os gatos selvagens de Lisboa não miam,
cantam ébrios o fado mais despedaçador do Bairro Alto,
Os gatos selvagens de Lisboa recostam-se na linha 28
do velho eléctrico da Baixa-Chiado
e descem à Alfama para comer um delicioso bacalhau,
Os gatos selvagens de Lisboa nunca dormem,
atacam-te de noite se não compartes com eles a tua
presa...
Traducción de José Figuereido.
Saenredam
They are gathered together not to count their money
—which they never bother with, despite the table,
the ledger, the pile of gold —not to eat the food—
despite its abundance —but to look at you.
Roland Barthes
Puedes poseer la narguila siria,
el té, los chocolates alemanes,
puedes poseer incluso la cabeza de tu mujer,
sin embargo, los ojos de Saenredam
se han apoderado de tu alma.
Corres, corres, sigues corriendo
sobre la mesa entre el oro
y los quesos,
ya el mar no está aquí para defenderte
porque han levantado una ciudad
donde antes se distinguía el horizonte.
Has sacrificado a Bucéfalo
en los rieles del tranvía
para burlar a Saenredam
para conseguir el favor de los dioses.
Eres una mercancía más en busca de otras mercancías
que te liberen del horror de sentirte presa.
Sentado en una banca del jardín botánico lees…
PLEASE DON’T FEED THE BIRDS
PROTECT WILDLIFE
Ciertamente no les has ofrecido comida a los animales,
solo les has abierto el vientre con tus dientes,
has estrellado sus cráneos contra los faroles
como un último recurso,
con tal de escapar de los ojos de Saenredam
que no dejan de observarte
fuera de la ciudad
fuera del mar.
Has introducido tus brazos hasta el fondo del cuadro
y entre sus tripas has hallado la narguila siria,
el té, los chocolates alemanes,
la cerca donde la ardilla abre la nuez,
incluso el mar que antes era tu aliado,
y no encuentras rastro de Saenredam
porque Saenredam también eres tú…
Puentes
Now I just sit on the ground in your way
Nick Drake
Perhaps someone you know could sparkle and shine
Lightning Seeds
De noche desmontas y caminas descalzo,
lentamente te dejas habitar por la gravedad
de un puñal clavado en la mejilla
que deforma la desnudez,
el alfeizar de la ventana,
la isla que unos labios han descubierto.
Soy lo que está echado en la calle
justo en tu camino...
El columpio,
el jardín donde crece la albahaca
y el perejil,
el vestido blanco de bolitas rojas
que oculta las nubes,
el cielo de la misma ciudad
a las cinco de la tarde...
Y entonces, ¿qué haces?
¿Te vas por la izquierda?
¿Escoges tu derecha?
¿Saltas sobre mi cabeza?
¿Cierras los ojos para no mirar el bulto?
También habría la posibilidad
de que me ofrecieras la mano
y me levantaras...
Mucho tiempo atrás,
el mar te dice algo al otro lado
donde no llega el tráfico
ni las bicicletas,
serías un columpio,
un jardín,un vestido,
el cielo de la misma ciudad y algo más,
algo más...
Príncipes
Vio ponerse el sol en la bañera
y aprendió...
a beber, como los gatos,
de la nieve que ha crecido y sigue creciendo,
a comer como los hombres,
con las manos,
a ocultar su rastro
con las hojas secas,
que los lunes
las muchachas usan vestidos de colores
y bailan en las azoteas
que los martes
los perros no ladran
y juegan con su sombra
que los miércoles
hay que lavar la ropa
y caminar descalzo por la ciudad
que los jueves
se recogen los pimientos
y tomates del jardín
que los sábados
los origamis se hacen más grandes
en los espejos
que los domingos
Lisboa es una vaca pintada de azul,
París, dos chavos sentados en un café,
Buenos Aires, un silbido venido del puerto,
Boston, el otoño y, luego, el invierno,
Lima, el silencio de la noche
donde la semana empieza
Un día vio ponerse el sol en el espejo
y aprendió que los príncipes
se sumergen en sangre de dragones,
la bañera de cataratas horizontales...
Segunda Fundación
El río es una corriente de agua continua
que, durante la crecida, desemboca
en cada uno de los hombres._
Llegamos cuando él ya había partido, así tenía que ser…
El primer explorador había dejado atrás
las valiosas cajas de té de Ceylan,
las armaduras, el arcabuz,
las gruesas palabras que la pólvora engendra.
Lo había abandonado todo por un sueño y una
pregunta:
«el origen de un río donde habría que fundar
una nueva ciudad para el Imperio».
Habíamos leído que el cielo de esta nueva tierra
se asemejaba a una panza de burro o, al menos,
al recuerdo de una ballena blanca.
Habíamos leído que en las aguas de este río
encontraríamos el oro y la plata necesarios
para empezar nuevas guerras
que llenarían de gloria a nuestra nación.
Pero solo nos dimos con las ondas
que formaban un rostro de hombre:
la pureza de una pirámide hecha de barro.
Habíamos leído que en estos bosques
hallaríamos la mejor madera
para reconstruir la flota invencible.
Preferimos, en cambio, estrecharnos
contra cada árbol y abandonarnos
en el silencio de una lluvia
que refrescaba nuestros sucios cuerpos.
Entonces escuchamos el mensaje
que luego grabaríamos con nuestros cuchillos
en el vientre de los árboles,
nuestro vientre:
«Cuando llegues al origen del río hallarás...».
Llegaron cuando ya habíamos partido, así tenía que
ser...
Bucéfalo
Junto a un río de una ciudad cualquiera,
un jinete recorre la foto ennegrecida
donde Bucéfalo y yo le sacamos la lengua.
Los edificios llenos de gente están vacíos, repetía,
mientras Bucéfalo recordaba sobre mi rostro que
en alguno de ellos vivió la niña que poblaba mis sueños.
Junto a un río de una ciudad cualquiera,
nosotros, los veloces camaradas,
fragmentamos el tiempo
para inventar nuevos horizontes.
Lo poco que aprendí de la vida fue saber cómo caer
Saint Paul St. 5 p.m.
Bucéfalo y yo, toditos empolvados,
nos refrescamos en las aguas para curarnos el susto.
Conocí a Bucéfalo el día en que mamá
le desinfló las llantas con un cuchillo de cocina
para evitar que me cayera en la vida,
las calles ruidosas del sector siete de la ciudad,
donde la hierba ya había dejado de crecer.
Pocos años después con el mismo cuchillo
empezaría a cortarme en las yemas de los dedos
y ofrendaría mi sangre en pequeños recipientes
esperando para descender al sótano.
Bucéfalo y yo hemos recorrido caminos diferentes:
Él… escondido en la oscuridad de un sótano.
Yo… huyendo de las ciudades.
Bucéfalo y yo hemos recorrido el mismo camino
porque huir de las ciudades no es otra cosa que
esconderse en la oscuridad de un sótano.
Contra todo pronóstico hemos sobrevivido.
Ahora, Bucéfalo y yo recorremos las ciudades,
nos enfrentamos en las carreteras
a los molinos de viento
cantando una canción en libertad.
Los Territorios Ocupados: Last Exit for a Dream
Porque la única gente que me interesa es la
que está loca, la gente que está loca por vivir.
En el camino, de Jack Kerouac
No busques los territorios ocupados en Palestina.
No es necesario viajar hasta el otro lado del mundo
para darse cuenta de que los territorios ocupados
se han empozado en tu alma,
han sido paridos por tus miedos.
Los territorios ocupados no se llaman:
Khan Yunis
Gaza
Ramala
Yenin
Nablus
Podrían llamarse:
Lima
Philadelphia
Lisboa
Cambridge
Buenos Aires
Han hecho de tu ciudad una isla.
Para liberarlos déjate habitar
por ese niño sonriente que salta a las calles
con su piedra en la mano y se enfrenta cada día
al tanque de la ocupación.
De Regreso a Big Sur (2019)
IV
Machu Picchu
los inviernos son imposibles
de exterminar
un pasado de ratas infestas:
el flautista de Hamelin
se roba los veranos, el mar
algunos árboles
y a los músicos de Bremen
y los esconde en tu vientre, roca hambrienta
roca de rocas, roca hermosa
hecha de llantos
de sangre, de padre y madre
roca valiente y aventurera
resiste a los inviernos por venir
bella roca de pies
extraordinarios que no están hechos de piedra
pero que con todo en contra perseveran
y vencen el paso del tiempo
la entropía y la vegetación asfixiante.
Ascenso al Chimborazo
Te alimentas de cadáveres
taita
de poetas
montaña mágica
Apu primordial
Los devoras con tu silencio majestuoso
tus cielos sangrientos
mientras juegas a la pelota
con Cotopaxi
el Alberto Spencer de los Apus
con Capak Urku
tu peor pesadilla
Te entregamos nuestros libros
como si fueran niños embalsamados
para calmar tu ira
padre y guardián del Ecuador
eterno chulla
Somos dos cadáveres
que a veces cachamos
Chimborazo
cubriendo nuestros cuerpos
con tus cenizas
devorador de nuestros sueños
Eres como el gato
miras el mundo por la ventana
y no quieres salir.
Capri
En marzo de 1877
Friedrich Nietzsche
abandonó Alemania
para viajar por Italia
como un siglo antes
lo hiciera Goethe, había
renunciado a su posición de profesor
de filologías clásicas para convertirse
en filósofo. En ese punto de
su vida pasó de Sorrento
a la isla de Capri
En la isla de Capri, Nietzsche
tomó notas de las orgías
y sacrificios humanos
del Emperador Tiberio en
la Grotta di Mitra. No hay
nada como entregarse
a la pasión de olvidarse
de ser hombre en las islas
y volverse animal o superhombre
en su lugar
Also Sprach Zarathustra
Disfrutó de los placeres carnales
de las prostitutas isleñas
las más primitivas
Capri era el Sur del Sur
la isla era pobre
una especie de Tailandia
del siglo XIX
Was hat Nietzsche zu Capri?
De Livorno a Capri hay cinco horas de distancia
hay que tomar dos buses y el ferry hace
una parada previa en la Isla de la Gorgona
Capri ha cambiado mucho
donde antes habían borrachos y prostitutas
ahora abundan tiendas de Gucci, D & G
y los cafés cuestan igual
que los de la Piazza
di San Marco en Venecia
Capri no ha cambiado nada
las cuevas de Mitra siguen allí
hay sangre seca todavía de los toros
sacrificados al dios Persa del sol
Las cuevas son un recuerdo
del triunfo del inconsciente
de los instintos más primitivos:
el lugar perfecto
Ahí los lobos
se desposan
se entregan a dentelladas
limpias en honor al Sol
y salpican con sangre ritual
la isla entera.
Enrique Bernales Albites (Perú, 1975) es un autor y gestor cultural peruano residente en Colorado, EE.UU. Posee un doctorado en Literatura Latinoamericana por Boston University. Actualmente se desempeña como Associate Professor of Spanish en University of Northern Colorado. Entre sus publicaciones académicas se encuentran: Indigenous Narratives of Creation and Origin in Embrace of the Serpent by Ciro Guerra (English Language Notes), La escritura transnacional de Eduardo Atilio Romano (Hispanic Studies Review), Trauma and Isolation in Claudia Llosa’s Milk of Sorrow (Iberoamericana), La construcción de la identidad del sujeto en Crónica de mis años peores de Tino Villanueva (Hispanic Journal), El zorro de arriba y el zorro de abajo: variaciones sobre lo pastoral y el psicoanálisis (Revista de Crítica Literaria Latinoamericana), Homoerotismo y poder en El Sexto (1961) de José María Arguedas (Cincinnati Romance Review), Primitivismo, exotismo y arte contemporáneo en Final del juego de Julio Cortázar. (Julio Cortazar y Adolfo Bioy Casares: Relecturas entrecruzadas), Anda, corre y vuela (1994): Fujimorismo neoliberal e impulso utópico en el Perú de la globalización (Cine Andino: estudios y testimonios). Además ha reorganizado el mítico grupo de poesía Inmanencia junto al gestor cultural Florentino Díaz Ahumada y ha publicado los libros de poesía Inmanencia (1998, 2020), Inmanencia: regreso a Ourobórea (1999), 21 poemas: Cerridwen (2004), Regreso a Big Sur (2019), la novela Los territorios ocupados (2008), la antología de poesía peruana de los noventa, Los relojes se han roto (Ediciones Arlequín, Guadalajara, 2005) y Convivium: Interfaz de Sanación Poética (2020). Ha participado en diferentes encuentros literarios en Estados Unidos, México, Argentina, Francia y España. Sus poemas han sido publicados en revistas literarias como Colorado Poets Center, Confluencia, Hiedra, Hostos Review, Arkansas Review, Santa Rabia, Mood Magazine, Revista Anestesia, etc. Mantiene una página cultural en la revista ViceVersa de New York con entregas semanales de poemas, cuentos, reseñas y crónicas. Se desempeña como editor y coordinador general de La Ninfa Eco USA.