Poemas de Wilver Moreno Tineo
De Detritos
CORPOREIDAD
la única forma de corporeidad que se
distiende entre instantes fugaces
y húmedos rastros sobre las manos
que hiñen en silencio palabras que
recuerdan excesos en las brumas
encrespadas tu boca y la más ardorosa
melancolía bajo la superficie del
vino aroma que deleita los vellos con
fermentación de mujer lluvia y nube
vaporosa sobre el cielo que vuelca su
sello y frutos sobre la mañana y el
escudo envuelto entre la abierta
piel o calígine que desprende sombras
leves del silencio y el cuerpo
contempla la clara distorsión de la
magia y los dedos apuntan hacia la única
forma de corporeidad que se distiende
VISIÓN
poca cosa se sienta a mis pies
poca
casi insignificante
allí se posa sin más
como si el silencio
no hubiese tenido existencia
sino allí
la veo
con esta mano indiferente la toco
me siento
y mientras compito con mis arrugas
inclino mi cuello
me acomodo
y la contemplo
ARTIFICIO
Ojo austero que reprimes diente,
Trepanas nervios y taladras alma.
Todo abajo se destruye en calma,
Y refluyes vigoroso, ardiente.
Ojo labrado en perpetuo encierro,
Perforar la palabra te sucumbe.
—Que se asuma carne y se enrumbe
Sobre dedos muertos en su yerro.
Desnudo ojo, artificial quiero verte,
Recorrerme las entrañas aislado
Y no sucumbir al dolor o al hado.
Ojo emético, deseo descreerte,
Omitir palabras a la arcada
Y ser cotidiano, feliz o nada.
De Grava sobre polvo
NOCTURNIDAD
La noche estira su negrura sobre los cuerpos, sobre los muñones que levantan
sus dedos acusadores. La noche olvida sus motivos, su naturaleza, su crueldad
intrínseca. La noche rodea a los cuerpos, los abraza para protegerlos de la luz
del sol que abate con su claridad. Ella brinda su oscuridad desinteresadamente.
Abajo, los mugidos de sus hijos ruegan por sus brazos, por un poco de su piel
materna. Los muñones se retuercen, intentan vocalizar, intentan alzar sus ojos
inexistentes, intentan sentir calor en su piel insensible. Ese rebaño hace un ruido
sordo como de piedra caída dentro de un pozo profundo. La noche mira a sus
hijos con piedad, con pasión, con inexpresable amor. “¿Qué puedo hacer para
calmar a mis hijos?, ¿qué puedo hacer para aliviarlos?” Los alaridos ahora son
menos audibles, más lejanos. La noche entonces olvida sus ruegos y se
concentra en su majestuosidad, en su rotunda nocturnidad y prosigue su reinado.
PIEDRAS OLVIDADAS
La caída destroza la piel y el hueso muestra sus astillas libres. El grito en
realidad no importa. Una carretera se abre a nuestros pies, se abre y se enciende
con sangre hermosa, se humedece y coge vibración de infinito, de cielo y piedra
confundidos en un instante como el inicio de una muerte.
―Pero el caminante debe continuar. Es tarde ya, el cielo está oscuro y el viento
anuncia un cercano aguacero. Ya se sienten unas gotas de lluvia, y la piel se
eriza por el frío―.
Ahora no podemos contener al cielo. Sus lágrimas nos fortalecen y nos salvan.
El amor recorrido podrá contra todo misterio. Estas palabras mías no me
pertenecen, solo dejan constancia de la imposibilidad de poder comprender los
caminos que caen inevitables como la noche y el frío, y arrasan a los hombres
como piedras olvidadas.
ENCRUCIJADA
Entiendo la mañana. La música llena el vacío o lo hace más profundo. Estoy
diluyendo mis recuerdos y mis pensamientos. Estoy viendo las grandes
posibilidades, la forma de un cuerpo, la capacidad del tiempo de hacerse carne.
Estoy tocando mis limitaciones. Mis sentidos y mi mente son una barrera
franqueable. Ahora estoy dejándome ser parte, involucrándome. Esta mañana
contiene un brillo diferente, tal vez una armonía, una gota lumínica que se
escapa de alguien. Ahora entiendo la mañana, al movimiento de la vida que se
renueva y renace.
De Naufragio
UNIVERSOS DIMINUTOS
La muerte envenena los oscuros meandros del poema. Tus ojos se iluminan
sobre las palabras marchitas, debajo de la piel del mar. Tengo pruebas sobre mi
futura desaparición. No tengo argumentos, solo escribo y navego en este
espacio con pequeños símbolos cargados de mentiras por doquier. Escribo o
disparo sobre mí mismo. Soy el demonio que se oculta infantil de la vida que
viene con el corazón clavado en las tinieblas. Aparición mítica sobre el vuelo
lúbrico del hombre. Una sombra deforme envuelve tu cabeza y la despedaza
hasta convertirla en gotas de universos diminutos, gotas de afiladas punzadas
temporales. Ella viene desnuda y fría. Sería muy tonto dudar de su justicia. La
imparcialidad final e inapelable. Conozco su cara, su vientre atrayente y fatal.
Conozco su risa cortante, su seductor juego tramposo. La muerte envenena los
oscuros meandros del poema.
EXNÁUFRAGO
El viajante desglosa las mandíbulas hacia los anillos helados del planeta. Un
acordeón derrama lentamente el ocioso sonido del atardecer. Las palabras
distorsionan la angustia, la convierten en trozos falsos sobre el papel. Una
lágrima devora el rostro hirviente del navegante. Los dientes brillan en la
oscuridad, en el plano umbrío de la seducción, del vacío gélido del cosmos.
Toda la energía que empleo para verte es parte del juego. Todo sonido que
escatimo es parte de la mecánica composición. Eres el viajero emprendedor de
victorias incontables, el exnáufrago devorador de músculos palpitantes, el
enemigo bestial de lo sensible, el animal suelto libre de humanidad. Sin
embargo recuerdo el respirar dificultoso de tus pulmones y el ajetreo inútil de
tu piel al sentir el mercurio del amanecer. El silencio nos rodea, el agua como la
maldad misma sitia todas las piezas falsas de la imaginación y destruye de un
solo golpe el papel donde escribes y yo desaparezco.
AGUJERO INFINITO
Dibujo con tu mano un gran agujero en el universo. La piel recubre el cuerpo de
un reptil furioso. Es el papel donde se humedecen todas las pesadillas. Todo lo
palpitante se desprende hacia el centro del infinito. Ahí yace el animal que
respira, echado con la panza blanda hacia las cuatro direcciones artificiales. Ahí
está el filo de la noche, del ruido y del dolor. El universo se contrae, se
concentra en un solo punto. ¿Cuánta materia será necesaria para evitar el
derrame inútil de la vida? No importa, lagartija epicúrea, sigue portando tu
corazón como símbolo de lo más sagrado aunque tus bordes, el borde del papel,
el borde del universo, el borde de tu conciencia, el borde del lenguaje solo sean
un reflejo tímido, pero aún tibio, de un pasado que se disipa.
Wilver Moreno Tineo (Ayacucho, 1982).
Ha publicado el libro grupal Club de la Serpiente. Muestra Poética (Hipocampo Editores, 2007); ha sido antologado en el libro Poesía Perú S. XXI. 60 Poetas Contemporáneos (Escuela de Lima del C.C. Yacana Editores, Lima, 2007); ha publicado el poemario Detritos (Paracaídas Editores, 2009); el libro grupal La Imagen de las Palabras (GRABASELL, 2009); ha sido antologado en el libro Rito Verbal. Muestra de poesía peruana. 2000-2010 (Elefante Editores, 2011); ha sido antologado en el Manual de Literatura Peruana a cargo de César Toro Montalvo (AFA editores, 2012) y ha sido incluido en el libro Del Alpe y del Ande. Reunión poética bilingüe de Alemania y Perú (Pájaro de fuego ediciones, 2015). Poemas suyos han aparecido en medios peruanos y extranjeros. Actualmente prepara un libro de poesía.