Poemas de León Plascencia Ñol
Del libro inédito Animales extranjeros
De próxima aparición en la Editorial Era
KIOTO*
1. kamo-gawa
—una nube allá—
garzas, pescadores,
makis con kimonos festivos.
la bicicleta
el desorden, las piedras
pulidas por el agua,
el curvo paisaje
demolido,
quedó una visión
en la grava,
una señal de un grupo
de paseantes
que levantan la mano
a modo de
saludo al extranjero
que mira
la mansedumbre del pescador
y el rostro
de una japonesa
casi anciana
o de edad indefinida
como el humo
de su cigarro blanco.
aquí hay grullas
insomnes y el murmullo
de lo que dijimos
tendría
que haber sido así.
allí está el río
y la calle kawabata-dōri.
2. el buda
la reconstrucción
de un rostro
en plena avenida
—el buda acontece—
es sólo un trazo.
en la piedra blanca
de la memoria
todo queda
así,
elemental,
partido en dos,
como el dragón
volador que
deja inscrita
su muerte a un costado
de las cosas.
3. matoba-dōri
el jardín de niños
frente al ryokan
altera lo apacible
de la calle.
niños uniformados
con colores llamativos.
a un lado un templo
budista
diminuto, el quiebre
de un loto,
la sonrisa sesgada
del monje.
escribo sobre nada
sentado en el tatami
del ryokan.
4. fushimi-inari-taisha
el túnel de toriis
se alarga
en la montaña
el dios del arroz
me observa silencioso
naranjas y verdes
sobre un muro gris
las adolescentes llevan
vestidos tradicionales
cámaras bolsas
con sus desayunos y té
los toriis suben y bajan
a un costado
un bosque de bambúes
el cielo
que cae vertiginoso
un gong
y los pasos amarillos
nada queda
por decir
la oscuridad también
tiene
asidero
5. kawabata-dōri
nadie dijo nada
lancé una piedra al río
desde la bicicleta
voy a otro lugar
nadie dijo son demasiados
los lugares blancos
a lo largo de la calle
me abandono en una lengua nueva
señales evidentes
de la confusión de mirar
en mal momento el vuelo
de una grulla
nadie dijo regreso más tarde
no hace frío
el objeto de este poema se hunde
una piedra tan sólo.
5 a. kawabata-dōri
una pared de aluminio
rota
levemente en un costado
deja ver un patio
diminuto
cubierto de flores
blancas.
un niño me mira
a través de la rendija
o yo a él
y sonreímos rápido.
intenta,
con sus pequeños
dedos sacar
un trozo de ramen
para dármelo.
6. higashi hongan-ji
es posible
entender que un murmullo
circular
es el soplo del buda.
el monje
kakunyo
fue el primero
—detrás de la enorme
puerta negra—,
que se dedicó
a pensar en amida,
el buda del paraíso del oeste.
hay nubes frente
a nosotros.
en 1602, el shogun
tokugawa, mandó
construir el templo.
la nave principal
tiene
la temperatura
de un trazo
hecho por la mano
de un calígrafo.
en agosto
la lluvia no
es invisible.
mantiene el color
de ciertas divinidades.
7. nishiki-kōji ichiba
desde aquí,
en medio del tumulto
y el ajetreo de los puestos
del mercado, escucho una voz
que no viene de la escritura:
los dragones avanzan bajo
un cielo azul y temperamental.
mi bicicleta, dejada en un estacionamiento,
no tiene alma. no hablo japonés,
escucho el aletear del lenguaje,
sorpresivo, como una manada de bisontes
en un sueño delicado.
los turistas caminan
distraídos y ven anguilas,
frutas extrañas, animales
diminutos que nos miran con desprecio.
en la guía de viajes recomiendan
un restaurante de ramen y sake
que se encuentra en una esquina.
pruebo otro paraíso,
unas sopas calientes, un trozo de carne,
un pescado crudo y más difícil
que un temblor de tierra.
allá, al fondo, bajo unas lámparas rojas,
hay un templo budista que tiene sellos
de un buey descansando.
hace buen tiempo. bebo sake. me despido.
7 a. nishiki-kōji ichiba
alguien está indispuesto para lo que sigue. alguien tira un golpe con
cólera. alguien es residuo y permanece ajeno al viento helado de un
pasillo secreto. alguien usa una pistola —todo es un lugar común—.
alguien repite —como si no supiéramos— las palabras dichas al final
de la historia. alguien barre los puestos del mercado, lanza arpones a
los muros, se desgañita. alguien pregunta por la práctica inherente de
destrozar cráneos. alguien deja su bicicleta olvidada.
8. chion-in
esta tarde de verano es sorpresiva. el follaje
que se mece es igual al de un filme
en blanco y negro. hay algo aquí sobresaliendo,
extenuado, casi a punto de caer. la campana
enorme suena mientras el grupo de monjes se mueven
cadencioso con cada golpe del tronco de madera.
un par de galpones allá, a lo lejos. la temperatura
aumenta. un grupo de estudiantes ríe, baja los escalones
y cruza el torii rojo. nuestra situación tiene que ver con un estado de
ánimo
diverso. no quedan muchas imágenes. unos ancianos
cruzan el camino de grava hacia el templo principal. apenas
llueve. el koan es un pequeño refugio. estábamos
almacenando todo. no llegará la música atrapada
en las manos del monje jovencísimo y de cabeza rapada.
ha crecido un poco de hierba alrededor de la fuente.
hay un intento por definir el espacio concentrado
entre tus pasos y el lugar de oración.
no hay términos aún para los distintos significados
del tiempo que perdimos mirando una grulla
tropezar inútilmente con el cable de un cometa.
9. ginkaku-ji
la escena que cambia bruscamente:
el estanque apacible, la madera sosegada
del pabellón de plata, una inscripción
de nuestra historia, los jardines de camelias,
la vida nítida, la luz que viene de la dirección
correcta en caso de que pueda iluminar
la franja de la puerta en el momento exacto,
las piedras —su interior oscuro—.
alguien esboza el resto y tenemos un telón
de fondo —montañas de higashiyama—.
una bolsa con papel de arroz; es un poco
de mi vida la que no consigo enfocar por ahora,
es una cuestión de tiempo o de sentido.
¿es realmente necesario describir los caminos
de grava negra, la calma sinuosidad de los árboles
arriba de nuestra vista? un tronco enmohecido,
el anciano que enfoca su cámara
a un objetivo minúsculo, los grupos de familias,
los extranjeros de las tres de la tarde. un poco
más y encontramos la frecuencia
de un paisaje expresivo. pero no fuimos conscientes.
10. bochi
una bandada de cuervos sobrevuela el cielo de verano
estoy aquí una bandada de cuervos sigo caminando
los dragones voladores vienen antes de la lluvia
tumbas minúsculas como una herida sigo caminando
afuera del bochi los kuruyamas esperan pacientes
dos hombres obesos bajan de una kuruma sigo caminando
el cielo es negro como la bandada de cuervos que giran
y giran hasta formar una hélice aguardo el olor de comida
es natural sigo caminando la lluvia encima.
*Los textos que forman parte de “Kioto” son instantáneas que buscan representar el trazo del calígrafo: pocos movimientos para lograr una exactitud y precisión que al momento de decirse se vuelven nada. En mi cuaderno de viaje intentaba apresar pequeños instantes, a veces a través de estos textos que parten del influjo de Haroldo de Campos, y en otras ocasiones con pequeños dibujos rápidos. Irónicamente, el influjo proviene matizado no por la poesía japonesa, sino por la poesía concreta brasileña de De Campos, que hace una relectura de ciertos poetas japoneses. En el paisaje japonés hay una serie de capas y veladuras que el lenguaje no puede reconstruir.
León Plascencia Ñol (Ameca, Jalisco, México, 1968) Poeta, narrador, editor y artista visual. Es director de Nox Escuela de Escritura Creativa. Dirige filodecaballos, editores. Es cronista de viajes. Fue director de la revista literaria Parque Nandino, de la revista de arquitectura y diseño México design y de la revista La zona. Becario del Fonca en dos periodos; disfrutó de residencias artísticas otorgadas por el Ministerio de Cultura colombiano (2004) y el Instituto de Traducción de literatura Coreana (2007 y 2012). Entre sus premios se encuentran el Internacional de Poesía Jaime Sabines 2019, el Ciudad y Naturaleza José Emilio Pacheco 2016, el Nacional de Poesía Ramón López Velarde 2016, el Nacional de Cuento Agustín Yáñez 2008, el Nacional de Literatura Gilberto Owen 2005 y el Internacional de Poesía Álvaro Mutis (México-Colombia) 1996.
Algunos de sus libros son Enjambres (FCE, 1998), El árbol la orilla (Canadá-México, Écrit des forges. Canadá-México, 2003), Apuntes de un anatomista de ciudades (2006), Zoom (Aldus 2006; Ángeles de Hierro, República Dominicana, 2010; IVEC, 2013), Satori (Conaculta, 2009; Era 2012), Seúl es una esquina blanca (El equilibrista, 2009), Tratado sobre la infidelidad (Conaculta, 2010; Montacerdos, Chile, 2016; Malpaso, España, 2017), Revólver rojo (Bonobos 2011), Polaroids de grullas volando bajo un cielo naranja (Filodecaballlos, 2013), El lenguaje privado (Filodecaballlos, 2014), Atenas 317 (Universidad Autónoma de Zacatecas, 2017) y La música del fin del mundo (Salto de página, España, 2019).
Realizó con Rocío Cerón y Julián Herbert la antología El decir y el vértigo. Panorama de poesía Hispanoamérica 1965-1979 (filodecaballos, 2005).
Ha sido guionista, articulista, editor de cultura de periódicos.
Obtuvo el Premio Iberoamericano de Poesía Jaime Sabines para obra publicada 2010 por Satori. Su obra ha sido expuesta en diversos museos y galerías de México. Ha ilustrado libros y revistas. Está traducido parcialmente al francés, inglés, coreano, sueco y portugués. Es miembro del Sistema de Creadores de Arte de México.