Poemas de Draupadí De Mora
De Lo merecemos todo
Ciudad de México, Mantra Edixiones, 2017
antes de que naciera ya habían fracasado varias revoluciones
desaparecido decenas de pueblos
corrido millares de cerrojos
se habían saltado cientos de bardas
en televisión a colores
pasaban las ruinas de los cines
y autos a fuel injection
Senna en la séptima vuelta de San Marino
los viejos socialistas eran más viejos cada día
el mundo comenzaba a desaparecer otra vez
se inventaron los diarios
las oficinas, los trajes de poliéster
el viaje a la luna
las compresas desechables guerras
invasiones
furúnculos
antes de que naciera
se habían firmado cientos de tratados y acuerdos democráticos
llevado a cabo referendos contubernios
plebiscitos golpes de estado asedios
se habían fotografiado todas las regiones de la tierra
y las fuentes de los ríos aparecían en national geographic
ya había muerto todo por lo que habríamos de morir
(kodak, polaroid, agfa)
aun así nacimos
en nuestras fauces que gritaban volver
dejaron un grano de arena
una gota de sangre
un traje de burócrata en lunes
y un casco de soldados enanos
para nunca volver
sobre nuestros pasos
***
paisaje devastado
en la vieja esquina
donde nunca te esperé
ahora hay un anuncio luminoso
que me tiende la mano dulcemente
hay también una alambrada
un túnel discreto
una muchacha bonita que se come las uñas
te me has perdido en la niebla
de muchos días de sol sin mar
corto prosa como quien corta fruta
para enviarte allá lejos
mi silencio
una cápsula en el espacio
dijeron que estuve ladrando hasta el final
pero desde afuera ellos no oían nada
mi silencio
una cápsula espacial no tripulada
¿puedes ver el anuncio luminoso?
no tenemos edad para estar devastadas
ni para mirar ciertos paisajes por primera vez
seguramente dirías que eres un barco
que nunca pisarás tierra
y yo te imagino triunfante
como una quilla
que hiende el mar
***
lo merecemos todo
el diente y la uña y el hongo olvidado
el halo del sol más allá de nuestra felicidad
pero secándonos las camisas pegadas al cuerpo
mojadas con la sal merecida
del sudor merecido
de la carrera a través de la fuente danzarina
perder pie en la bastilla
y no comprender wyoming ni el far far west
y mereceríamos el corredor de la muerte
o la misma muerte alcanzándonos en la estrada malamente vacía
vivir en pelotas
y morir en el salvador
y no morir jamás
y no haber nacido
y escribir acerca de las constelaciones
para que no falten en los pseudopoemas
de lo merecido malos poetas que también
of course
somos
merecemos el brillo diminuto del ardid del manco de jicacal
y la mismísima muerte que del brazo se lo llevó
la vendetta del mar
y las pulgas trepadoras de su perro anciano
merecemos revolcarnos en celo
beber nuestra sangre de vampiros enanos
y ser el último pervertido que llore / como niño
en la oscuridad de un cine
el celibato eterno
y la sodomía de los antiguos rastros
la saliva espumosa del borracho que somos en las pulquerías
el pan ázimo
y la rinoplastia
la circuncisión
la ablación
pasar sin dejar de pasar
alcanzar el desgarro del zombi
y el vuelo negro del murciélago que mata con su grito
el silencio de la fruta
morir
como dicen que andan los de saltillo
encobijados
que nos ladren los perros y se nos hunda el paladar
bajo un mar de lodo
y una vida de polvo y pelos
creciendo tiernamente en el refrigerador
merecemos
el gobierno que no tenemos
y el que tenemos
como una muerte violenta
lo merecemos.
la soledad hirsuta
contemplarnos al borde de la esquina
y el desierto de mirar los ojos sorprendidos de las
operadas por un doctor mengele del centro de la ciudad de méxico
creador de cuerpos inimaginables
para las fantasías de sus machos amamantados de solvente y sol
siempre pegados a la ubre de caña que los abrasa
merecemos de la esfinge
la nariz derruida de tanto esnifar coca
ojos abiertos bogando más allá de sus órbitas
orejas que miran con sorpresa interminable
ser ancianos
y un día dejarlo todo
todo lo merecido xxx
como quien abre la mano alrededor de la soga
en un postrero
e inútil
gesto de generosidad
***
¿por qué no puedo tener el alma gorda
para desde ahí mirar el canto de las cosas?
los bigotes de todos los hombres
tan pequeñitos
parecerían caquillas de mosca en filamento
sus cartas sus poemas su aliento
todo lo miraría desde mi alma gorda
y lanzaría una tremenda risa
un pedo sonoro que me hiciera olvidar
por una vez
por una puta vez
que no tengo el alma gorda
sino hambrienta
***
nietos del polvo
tenemos los abuelos polvosos de cuando
los camiones las cotas los caminos de tierra
de cuando puentes de ciudades que no he visto vomitaban soldados
y en habitaciones color lynch
jovencísimos abuelos creían
que la vida era un don
y al frente de todo la llevaban como una nariz heroica
no para detener balas
sino para enterrarlas de golpe
balas enredadas
entre los pocos pelos que les cruzaban el pecho
granadas sostenidas con ambas manos
manos donde brotaban ramos de callos
callos que al final se metieron una de esas balas
en la sien
Fragmentos de Arde
(inédito)
así es
en esta casa mecida por el fuego
recuerdan los dormidos
amontonados unos contra otros
niños con los zapatos puestos
hechas nudo las manos
ahorcados desmembrados
o con un tercer ojo de plomo
rimbauds polifemos
ciegos niñas muertos
chiquillas con la falda sobre la barriga
zapatitos de tacón bajo
mochilas uñas recién pintadas
señoras de tenis y pantaloncillos cortos
salvadoreños con atuendo de viaje
chamarras, gorras, calcetines
gordos, flacas, chicos, altos
no sueltan la amarra de la tierra
vienen lentamente
hacia nosotros tienden los brazos
y son hongo, fruta y pasto nuestros
que los devoramos
***
mis pisadas sobre el musgo
suenan a pólvora mojada
las repeticiones pop y las enumeraciones postpunk
saben a anuncio de benetton
los poemas son manuales de objetos perdidos
en esta casta oficina
tantos rostros empapelan las paredes
que no hay sitio para más ausencia
a lo lejos retumban los cuetes de san judas
y los reguetones de sus devotos nos adiestran
en la separación de hombres y mujeres
los ritmos acéfalos
el trabajo por horas
el sexo artrópodo
pero nadie nos instruye acerca del hundimiento
nadie abre fuego
***
el relámpago su sombra
la sombra su relámpago
aquí no hay dialéctica
hombre mujer
vida muerte
sino una continuación
una nada
que arde
***
O Bäume Lebens, o wann winterlich?
Reiner Maria Rilke
es posible que jamás seamos invernales
como los apancles
que bajo nuestros pies no crezca más la hierba
es posible, pues
que sigamos siendo lo que somos
copitos de caca cayendo dulcemente
a lo largo de la noche
es posible, repite mi voz perdida
que en la nariz del siglo dejemos de existir
o existamos, peor aún
oh, hermanos copos, empapelaremos el suelo
cuando por fin toquemos tierra
y otros copos vengan a oscurecernos el sol
y a darnos una suave lección de olvido
***
entraremos en una cáscara
un largo silencio o algo por el estilo.
nada saldrá ni habrá de volver a las cavernas
ni en el humo de los autos leeremos el futuro.
sombras de pájaros sin pájaros
volarán demasiado alto
de nuestros recuerdos quedará solo estática
la señal de los cuerpos al colisionar.
la estela de un huevo frito
que crepitó en el vacío
Draupadí de Mora (Ciudad de México, 1984). Ha publicado El jardín de los violadores amables (Santiago, G0 Ediciones, 2016) y Lo merecemos todo (Ciudad de México, Mantra Edixxxiones, 2017). En 2020 le fue concedida la Beca Montserrat-Roig/UNESCO para residencias de escritura en Barcelona. A la par de su trabajo poético, se desempeña como traductora de portugués y desde 2016 es co-editora de la revista cartonera PUF! en colaboración con Martín Cinzano.