Poemas de Percy Ramírez
Yemas y labios
Rocío toca la flauta
no distingo qué melodía
¿Es acaso el último soplo de infancia
que destruye todo lo concreto y etéreo
de los hombres?
No distingo qué melodía
esa flauta peina
Y la nostalgia se vuelve íntima prenda
de su indiferencia vigilada
por otro instrumento del viento
a la espera de sus yemas y labios.
(Poentos Núm. 4, 2011)
[De Penates, 2008]
Todo se viste de nada
Yuriko se baja la media
despierta el goldfish en el espejo
de mandarina
pinta el muslo
y la liga dibuja un anillo
infinito de miel
Yuriko eleva la mirada mas
sigue siendo japonesa
sus pestañas postizas escalan mi barba
el kimono ágata de lenguas de fuego
cae
abre sus alas
telón de la noche
Despertará muy temprano
cuando el humo del jazmín regrese al bosque.
[De En la orilla del ocio, 2003]
Orietta
Pupila germinada al calor del cementerio de águilas
Orietta
ella convierte en cajita
de música mi cabaña
La bofetada del esposo la lanzó hasta mí
a girar al pulso de las estaciones…
Por el ojo de su vientre puedo
descubrir una niña negra aplaudir
una lunaescorpión ahogada en peyotl.
Toda la luz del faro
Bebe toda la luz del faro,
oh sirena mía,
y que la tormenta, cincel de tu ombligo,
se trague a los cruceros donde el lujo
ya se encargó de ahogar al zoo.
Sirena resbaladiza,
mas ahora obediente al magnetismo de este cabo
do florece la fusión del coral la madreperla y millones
de tortugas,
por momentos dejas escapar algún haz
procurando respirar…
Entonces, puedo ver a la extasiada reina de los mares
y del mundo que por gracia dejaste emerger
para que el hombre construya su precariedad y este faro
que tú,
sirena de gemelas islas de delicia,
apagas con silencios de fuego,
olvidando el precioso canto de la hipocresía.
(Poentos Núm. 5, 2014)
Ajeno a este mundo
Me siento a corregir
unos ensayos, de esos académicos,
de esos que han inflado a tantos
hasta hacerlos reventar.
Pero me pongo a revisar tus fotos,
y la pantalla se convierte
en el marco de oro de nuestro cariño infinito
que fue
hace milenios, en la era del hielo
con el baileys irish cream.
Y no me recupero, ya ves;
y no puedo dejar de verte, en la playa,
caminar de largo, toda culebra,
casi dándome la espalda,
mirándome por el rabillo del pasado,
mientras comienza a soplar el viento libre de tiempo,
y todavía hoy suplico que caiga, de tu pareo celeste,
la misericordia.
Oh, niña,
tus senos fueron el cálido nido que madura la fruta
de mis sueños ofidios;
tus ojos, tus labios... fuentes que un infeliz volvió
charcos de sapos.
Oh, dueña,
vuelvo a masturbarme como un púber deslumbrado,
con tu esencia que aún conserva mi glande;
me masturbo, ajeno a las obligaciones de este mundo.
(Poentos Núm. 5, 2014)
[De Hoguera de máscaras, 2011]
Guacamayos
Su cuerpo desnudo al amanecer
recuerda a las risueñas guaguas
que sacaba del horno de barro
nuestra abuela
de cuya boca tortuga
hoy resbalan soledades
Por fin despierta la niña
nunca aprenderá a decir
buenos días
parece poseída por un genio esquizo
quien le hace confundir
a esta leche lúcuma y celeste
con jugo de luna
y a mis manos con guacamayos
bebiendo de sus senos.
Jaguar
Aquel lecho de hojas secas parecía
la gloria en el agobiante viaje de mi viudez,
a tal punto que al soltar el instrumento
y reclinarme un poco
mis manos recuperaron sus carnes
Una suerte de ronroneo merodeaba sus luminosas y expansivas
manchas en jaula de fija mirada,
entonces comprendí la advertencia:
«Miles de hormigas rojas se encargarán
de que no amanezcas, Orfeo
déjame conducirte a mi habitación
hacia otro destierro»
—ya estaba hipnotizado—
Seguí un azul noche de secretos en el barro
eran pisadas de hembra
lo puedo jurar,
hasta que al bello filo de un precipicio
se volvió sobre mí
y comenzó
a lamerme con lija las manías
lloraba miradas retorcidas.
Delfín rosado
Soy doctor en biología del Smithsonian, con sede en el deseo vehemente. He
viajado en vano buscando a la bufea del Amazonas en estado silvestre. Debí
empezar por un mapa de la realidad lingüística, no sé… Me han sangrado guías
embusteros, pirañas de la Ciudad de los Reyes que fingían lenguas nativas.
Al final, defraudado y picado hasta el prepucio, mientras me duchaba para las
sábanas de mis apuntes, me sorprendiste con tu llavecita de oro: plena, rosada,
renovándome las fuerzas para canalizarlas a través de una ciencia espontánea e
imaginada desde la infancia. Así, ante el espejo en el techo del aposento, descubrí
las sincronizadas piruetas de una criatura tan anhelada.
Percy Ramírez (Lima, 1976) ha publicado el poemario Penates (2008) y el bestiario peruano Hoguera de máscaras o el libro de Orfeo antártico, ilustrado por Miguel Det, considerado entre los mejores libros de 2011 por el diario El Comercio. Integra La hoguera desencadenada, antología del Movimiento Cultural Neón (2015). Dirige la revista de creación Poentos. Iniciando el nuevo milenio, fundó el grupo poético Artesanos en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Recibió el premio de poesía en los XII Juegos Florales de la Universidad Ricardo Palma. Ha sido jurado de diversos concursos literarios, como los Juegos Florales de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (2009) y del Ministerio de Educación del Perú (2013 y 2017). Es compositor y vocalista de la banda de rock Tribulación. Se dedica a la docencia universitaria, y es magíster en Literatura Hispanoamericana por la Pontificia Universidad Católica del Perú.