Poemas de Giovanni Collazos
De: Contra la niebla (2013)
Luz de sombra
He visto a la luz de la sombra hundirse como espada en mi cerebro y voy hacia la
noche, en la intemperie se está a salvo. El recuerdo se hace motor, entonces
el silencio es vital: masticar catalepsia de mil años, agazaparme y cubrirme, gotear
en el tiempo, ser rumor que se desploma, síntesis de avernos colgantes. Venerarte
con el reflejo de una luz filosa, momificarte en un espejo y descomponer
la voracidad de esta postrimería. Este raigambre me hace médium vigoroso.
Mis tonalidades se atrincheran en tu resonancia. La verdad nunca acierta con el
gusano que se adentra en la aurícula, ni atisba la mueca funámbula de mi alma.
Me hallo contemplando, solidario con mi agitación, abandonado y sin réplica.
Contra la niebla
He puesto la mirada en el silencio eco para reanudarme
en la sombra vulva sin artificios he puesto el cuerpo
he detectado virulentos molares en los restos del fracaso
hormigas discontinuas en su canibalismo
fracturas que exclaman un poco de indecencia
me he puesto el pulso para reconocerme
recogiendo los pedazos de la turba
en un ir a la contra de la niebla
saco la aguja que se enrosca en estos arbustos de huesos
y todo se vuelve diminuto todo parece rebosante.
Valor
Quién resiste al resplandor que amortaja el pecho
al adagio que excava el estómago
a la linaza carnívora que desabotona la complexión y te devuelve en residuo.
Quién se desdice del vacío
quién soporta la realidad que devora e infecta
quién se traga el vértigo que atraviesa el pómulo
quién se halla en su lengua y se desata florido
barrancoso y se exprime insectil
succionando su tuétano.
Quién sobrevive a la verdad.
Quién.
La poesía mata de hambre
La poesía mata de hambre dice mi padre
la poesía es un pan duro que te adelgaza incurable a la sobriedad
un catre que te vacía el aliento dejando un arrebol ceniza en tu oscuro pelambre.
Ya tengo hambre le digo
un hambre de hacha y de destierro un apetito de puñete y de barrotes
con la indumentaria clara de la humareda.
Abrázame y no me tuerzas los pómulos
mi chompa no está podrida mi cabeza no está enyesada
dame la estera de la noche y mira cómo sangro con cada letra
mira cómo la palabra me hace fibra
y zafio el ruido de los desbocados que azulan el río.
Me desmenuzo pero no me gaseo
soy la rama chueca que se expone al otoño
mi anatomía no es yerma como tu afecto
ya aprendí a vivir torcido con mi boquera ayunando
en las puertas del despojo
con mi repugnante camino de versos que me llevan al estupor de un caballo.
La poesía me mata y me prolonga
me arroja al mar me guarda silencio
es mi semen que ahuyenta la derrota del hombre
y se apodera del murmullo de la sed
la poesía es hambre
entiéndelo
ya estoy condenado padre.
De: El tísico bolchevique (2016)
Ahuyente
Se ha ido por monedas
saltando la fuente con su caballo de dudas
y volvió prioritario en el turno de la zarza
se dio cuenta del despilfarro
de la energía con que el metal le daba en las piernas
el hombre se puso el uñero
su revolución de hígados en las navajas
para condenarse al cartucho azulado
a la tinta que el amor saliva
el amor precario ahuyente en los rincones
en el vientre viento de aquella lámpara
se aborda el poema carne del sustento
como el surco boca que inunda el rostro
los muslos son púlpito de toda la muerte
y grande su noche para ser libre
y grande su día para el entierro.
La rosa del pantano
Que difícil resulta identificarte en las semillas
después de la caricia de tu hierba y el afecto de tus dientes
en la víspera de tu boca donde quedo suspendido
y crezco torcido sobre la muerte
sobre la desalmada que agota mi esqueleto
con su vaivén incalculable de migajas
fundo la carta sellada el mensaje de gata semejante a la enfermedad
me deja descompuesto entre los signos de sus ojos
me deja incendiado con palabras de ciervos sangrantes
¿por qué el relámpago de mi fósil?
¿por qué el azote de tu rostro y mis luces moribundas?
¿por qué tu camino en mi camino en tu lienzo en tu entraña donde me entierro?
pongo como ofrenda mi cabeza sobre sus pechos
mientras la sigue lamiendo como leona que ignora la lluvia.
Ojal
Pongo las manos sobre el reposo y recuerdo los días que huyen
abandonan el pan se dejan la miga
entierran las semanas con la lengua frondosa de desierto
aso pensando carpintero de ira con mi verdad animal
es el número orgánico de su silencio ruido
es retratarse en los cerros en el burro de su zócalo
es intentar arrancarse las púas
sin dejar que el cuervo ardiente devore mi instinto
me desgarro las sienes y ululo inhallable sobre las estrellas desbastadas
que me envuelven como hicieron sus muslos aliviando mis restos
pongo las manos sobre los párpados y siento mi cráneo rasgado
nutrido de escombros a base de golpes y caracolas enfermas
cuestionan mi lengua de chicha la garúa metralla
de cada hendidura de tiempo caviloso
esas mañanas de café aniquilado por colchón
mañanas de abrazos llantén
al límite de la tardanza y la hinchazón de médula
huyen con sus labios cántaro su pelo noctámbulo sus ojos de agravio
aclaro mi voz
me desaforo azulino
estrangulo mi nacionalidad de viento
y me perpetuo desfigurado a mi garganta.
Necedad
No sabe que la condición de funeral se halla en el hambre
en su cariño silencio de hierba
lejano a la sonrisa de este octubre sintético
en las calles los mendigos reclaman brazos sin panes
gorriones y tigres en el prójimo
y yo lloro por la tiniebla amasada en la ruma
por su incendio ausente de ronquidos
transcurre su lugar por mis amígdalas
por el traje desnudo de mi frente
por el pueblo alarido lleno de mar en sus párpados
no sabe de mi borrasca
de mi masa nutrida de cuaderno
de su tinta viudez con el hombre ungido por establos
falta el flujo de su anarquía
ese flujo pulsador de faros sobre mi cuerpo
veo a la ancianía andar de tres en tres
en esta ciudad geriátrico de jóvenes que mugen
voy enhebrando extranjerismos para una nueva patria
y es que su silencio me hace cada vez más pobre.
De: Migrante (2017)
Grieta
La locura es un niño que duerme bajo el agua
el temblor fundido desobediente viento
hábito pulmonar de darse muralla casi
no queriendo grito de gallo martilleando allá
en ruptura de sangre al contrabajo
de habilidad geométrica para trepar campánulas
mediterráneo tus aerolitos llaman alimento
nube mar el compañero flotante que son madres y transmutan
todos juegan al engaño aunque estén ahogándose
no sé de poesía así la vida sea una palabra escalofrío
nadie
sabequé
el dolor
feroz
quiebra
como el habla dedos al
espasmo
refuljo ruido
bocaen
peces atraviesan
herida
orificios cuerpos
en gargantas
de sal.
Aeropuerto
Parte avión a la fuerza y su entusiasmo blanco
sujeto al asiento vuela en proporciones
dadas las circunstancias por expulsión a la carta
dobla el corazón sus ojos anónimos
palpitando la carne en la ventanilla su humanidad
a los ojos el pan le postergan el brote le quitan
modula el fuego en su indumentaria
sin paradero mural en los escombros las columnas
llanto familiar sin reposo
en un país de aguas quemantes
país semejante colonial al sopor genital de su aliento
ahí viaja un difunto asustado racial
sin sustento campiña de alambres
viaja por debajo los privilegios substancia
no quebranta riqueza y su poder de leche la piel
derecho dicen humano pateando pobre e incrustado
el hueso funeral del hospedaje
dale aerolínea en la patria bienestar del color
dobla el avión al continente que muere turbio los gritos.
Exilio
Madrugada láctea puesta en una mesa
y esa manera cetácea de mirar el continente
el hombre flexible en su pasturanza
lleva los óbolos designados a los cañones
hombre de caracolas calatas
estancia chorreante en el olor del tímpano
hombre pavimentado con puré de muelles
quién tuviera el rostro de géiseres en los ojos
quién fuera largamente árbol y refugio
túquepliegaselpulso en la piel de los catres
te achacan la sombra como si fuera tuya
hombre lenguaje de la historia
y ese atarse luminoso a tu espalda que detiene el derrumbe.
Rizoma
Decirles el pan como atributo del mediodía
azúcar morena sin refinar
pura y no blanca
donde la papa también migró
curvilíneo aquí
con sus raíces en la sangre del cholo como poema
decirles venimos rizoma al viento
espalda lumpen se encorva al sur como distancia
la tierra es subversión de ahí alimento
con su tecnología ancestral para el hambre
huayro llegaron sus ojos a estas chacras
urgente Arguedas deconstruye aún
chompita pétalo del sudor
tu voz extinta con el idioma no te dejas
linaje yerbita de lo criollo gris la duda integrarse
dónde lo negro su campiña la manta un desembarco
Europa sin huacas llena de soledades.
Inéditos
Ojos de papel
Se ha internado argentífera acuática
por el tragaluz ópalo del baldío
la carne avanza fecunda mientras nos nombramos
ser un omvre cambiar explosión bisonte
saliva sangre elástica clitoral el rasgo de las lenguas
nos nombramos de tierra y todo un lago nuestro espacio
ser un omvro hueso abierto la escucha
una sartén arroz cebollas batidas una estatua a sus huevos
a su valentía con el argumento de plantas aéreas
de nosotros la luz lucha descubrimiento la sed del agua
acá canto mientras desliza sus dientes de piel al sonido
canto y no sé si muere un violín o su boca me apunta la cien
ser un omvre y no ser un hombre
sólo la entidad esmerilada de un invierno
o la estratificación de las orquídeas
los cuerpos roca tendida de frutos ácidos forjados al sol
se ha internado una zampoña prímula para lindar en la palabra
el sólido aliento de vegetación su existencia.
Cuestiones previas
Qué lo anterior a la sangre
qué suceso al digerir la creencia
qué insomnio nos asesta tal viento de algas en variaciones
lentas pendientes del cuerpo devora cintura
acribillados a constelación de aquel cerebro
pálpito en esa calle raíces por los pliegues
del niño culpable de dios culpable del padre culpable de culpa
bajo milenario dominio de sus ojos cerrados
cuál ser luego de la palabra sencillez
regado a pedazos como moscas sobre el muerto
como el gusano en la garganta del miedo de llorar
delante te quiebra los dientes
dime el previo despertar al despertar
el desagüe después del desagüe
hombre invento de barro
qué lo sentimental
antes del amor sólo músculo
como si leer el iris sea labor de máquina
cuánto el daño
no sabemos la pregunta.
Giovanni Collazos nació en Lima el 24 de octubre de 1977 y reside en Madrid desde finales de 1999. Su primer poemario publicado fue “Contra la niebla” (Unaria ediciones, 2013), el segundo fue “El tísico bolchevique” (Ruleta Rusa ediciones, 2016), “Migrante” es su tercer poemario publicado (La Garúa editorial, 2017). Ha publicado también la plaquette “Landó blues” (Ultramarina ediciones, 2015). Poemas suyos han aparecido en cuatro antologías madrileñas y en la antología “Felina” (Editorial La Tuerca), en Puerto Rico, que reúne a escritores latinoamericanos. Ha colaborado con poemas en el libro “Pessoas, 28 heterónimos esperando a Fernando Pessoa (Karima editora, 2015) y “Tribu vs Trilce”, libro homenaje a “Trilce” de César Vallejo (Karima editora, 2017). También ha colaborado en varias revistas literarias de España, Perú, Chile, México, Costa Rica, Ecuador, República Dominicana, Portugal, Francia, Venezuela y EEUU. Ha sido participe del V encuentro de escritores de La Feria Internacional del Libro de La Habana - Cuba (2015).