Poemas de Virginia Lucas
Del libro “Amé. RICA tu valor de cambio”
11/X/20XX
D.F. México City
It´s rain, it´s rain y el niño saborea su azúcar dulce caramelo la muerte anduvo un
día, dos... momento sin sueño, hoy. Y pide de la mano otro regalo, el niño, el
mismo niño me dice nacimiento, mientras la sonrisa es otra falta de la lluvia it´s
rain, it´s rain del hombre quiero que sea, el derecho, el feliz cielo del xocholate
cuando negrea la capota del que digo mundo y no quiero, quiero del merengue la
blanca la mañana but it´s rain, it´s rain un segundo más del mal inglés, es el paro
en el tráfico, corazón mi auto, mi bomboncito almendrado, pedazo de caramelo
caro mi falta es agria, but it´s rain en el verso de la autopista que es cinta de regalo
roja, verde envoltura...como el bucito de mi niño pidiendo mi dulce niño lindo
espera pi.di.en.do la escala que cala la venta (valor de cambio) y el corazón agita
bandera en los bolsillos la moneda candy, candy, candy, sweet caramelo o
cándida dulzura, dulce candil, but it´s rain,
cantábile
perhaps perhaps, perhaps las notas abruman: perhaps, perhaps, perhaps
II
D.F. México City:
Ganas de decirte linda una tristeza. Nicolás lloró y era triste, el niño, el caballito
pegazo duro ese silencio esperando a verlo mientras vendía una figura de
caramelo Esta mirada resiste linda esa casa ajada, mientras la espalda levanta el
muro, si hace simiente la vieja, la doña brillando en alma otra espera, pero brillando
la casa levanta el desmoronamiento en el cartel de la acera PLOMERO se ofrece
Destapa caños, y reza, reza: valor de cambio esta mirada dice ASÍ es mi pollo )
media metáfora pide valor de cambios, cristos c.a.c.a o cerveza fría para llevar a
casa cuando linda viene cansada y AMÉ.RICA tus besos de soldada o dulce hogar
sin estilo, cuate o letra valedera (la compañera llaman en México al amigo y al
peso al rescate), coca-cola es casi siempre lo mismo en casi todas partes. Ganas
de decirte preciosa una alegría, cambiar la comparación cambiar otro delirio de la
sin.taxis: el niño de los vidrios, el cortado, el del caballito sobrevivió el día
es de tu empeño las alitas de cualquier pegazo
Del libro inédito “El sonido del viento entre las nubes”
Descripción casi mora
“Es una despensa de donde cuelgan aves
y encerradas reposan las almas de las frutas”
Mariella Nigro
Vino, uvas, olivares y almizcles.
Almendras lejos de alamedas por donde
se dibujan grises almenas. La guerra
alborotaba los señoríos y los sembrados
los aljibes y las bellotas. Solo carozos y verde
hierba, una parra y su vinagre, merodeaban.
-Qué destino- de licores y quesos. ¿Cabras?
Longanizas en bodegones. Vacío, en el odre
y en el aire, aroma a leche de ternera.
Tibieza cálida en la tarde. Entre minaretes
la almohada
cercana al perfil de la ventana. El incienso
y la ocarina. Ney, mirra y cimitarra.
Una triste y lejana perdiz colgada.
Alectoris rufa.
¿Qué habrá sido de aquellos ancestros?
¿La llave de hierro?
¿La mano de Fátima que adornaba la aldaba?
¿La palabra casa? La lengua.
Titán
“Cantan. Cantan.
¿Dónde cantan los pájaros que cantan?”
J.R.J.
He visto las palomas mutiladas
esta tarde fría de enero,
arrastrarse por el suelo.
Con muñones extirpados
y como garfios.
Las patas varias y tullidas.
La voz abierta de la gente
nacida para hablar
palomas sin zureo
ya no cantan ni cantarán.
He visto hoy una pandemia.
Árboles agusanados.
Ni alimentan a las palomas, ni blasfeman.
Ni engalanan.
Ni multiplican en carestía.
Bajo el trémulo cielo,
todos temblamos.
En las aceras sin migas,
ningún cuento renace.
Como otra lengua muerta,
olvidamos preguntarnos:
por la roca de Sísifo.
Epifanía de un pájaro
“Del sonido del viento entre las nubes”
Es el tono claro de una sombra
donde doblega la alondra
el vano, el vuelo.
Ha dejado el avión
su dislocamiento y la palabra
atada al mástil de la caída
dispara su último relincho.
¿Allí? ¿Hay espacio para prendarla?
Hoy solo viejos jazmines entonan sus blancos
para acercarse, sin apetencias…
Canto rodado
desplomándose en la barranca
y aquel cerro, añorado,
se cruza como un pájaro agorero,
inútil ya a su silencio.
Anunciación
“ese brillo se incrementaba
cuanto más se derretía”
Como se discute un día
sueña que baja en un ascensor
cuando se cae.
Descendimiento de plomo
en la intemperie
que se deja. Huérfano de Ícaro.
Cáscaras rotas. Sonidos crujen,
para su asombro.
En la escena un beso, largo.
Lúcida pausa en el medio
de algún otro sueño.
Como una pluma, que se torna patena.
Del libro “Épicas marinas”
Ciudad
Refieres
mi nombre, alguna prenda
la calle aquella, el banco de la plaza
la intimidad de otros días…
Refieres
- solo eso
un gesto en la tarde
el sonido del albañil por la mañana,
la suavidad del empedrado
- refieres
Hoy, solo eso
Ciudad II
La ciudad elige sus estatuas.
En esta que se le parece tanto
tanto el olvido como la nostalgia se hacen marinas
y al pie del desencanto, ella entrega
desde el remoto taller de Fidias, su mirada hecha polvo
o arena guarecida en el amparo de las distancias.
Entonces, solo así elige
su sonrisa
ciega
de Victoria de Samotracia
Del libro “No es de acanto la flor en piedra”
The moon needs no legends
Leonard Cohen
Todo inicio es abrupto –dijiste–
de una entrada, de un disparo
ese impacto
hablado de la letra
como reducto
solo hablas, no dices del poema.
Del poema no se dice
se trabaja
una imagen
de palabra:
gato herido, desgracia
madre muerta, virtud en los santuarios:
María teje un brocato
Hace inicio, vuelca tempestivo acto por las manos
y desangra el día,
desanda un trazo, el suyo
trama deseo
Deseo de maría ese espacio, el reducto
de la tierra al paso
si demandas deseas
y hay entrada:
triple argumento de un texto: padre, madre
Cuando gobierno de padre
sucumbe
y el verbo Hijar
se hace carne: yo
no sé del amor
sé de esa traducción del amor
no sé de la identidad de la imagen
cocodrilo en sweater
sé del valor del signo
sel valor de cambio
Todo inicio es abrupto, señalas.
Mentira señalo.
En el principio era el verbo
repito.
La tez suave con la que rozas
la piel del pétalo abierto
Diría: voz rozando el espacio del cuerpo
Respiración
casi aliento
de la mañana
Diría: sonido de piano en melopea
o musgo aconchabado
de grieta en pared de urna
Diría: día nublado
Lluvioso espasmo
Virginia Lucas, Montevideo, 1977. Editora, docente, poeta y ensayista. Ha publicado los poemarios “Épicas marinas” y “No es de acanto la flor en piedra”. Obtuvo una premiación por su poema “Madera/Wood” en el concurso internacional del Instituto Saras (South American Institute for Resilience and Sustainability Studies) realizando en 2017 una gira poética por Estados Unidos. Realizó lectura y grabación de sus textos en Biblioteca del Congreso (Washington-Usa). Lectura de sus textos en Universidad Notre Dame (USA), en la Librería McNally Jackson, New York (USA) y en la Universidad de Wisconsin (Madison-USA). Participó entre otras actividades de la AWP Conference de escritores (Washington-USA). En Nueva York, aparecerá bilingüe este año 2020, su libro “Amé.Rica tu valor de cambio”, con traducción de Jen Hofer.