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Poemas de Soledad Aráoz Cartagena

Publicado: 2020-05-19



Canela Espinosa

(Esquina de Amargura y Saphi, S/N)


Ruda, Retama, Romero,

Pimpinela, Pensamiento, Valeriana

Toronjil, Hierba Buena.


Voz anciana teje manos de hierba,

escucha con el pecho abierto:


Flor de arena limpia corazones,

al bosque lluvioso a beber de sus aguas.

Barrer nervosos enojos con Lluvias Sacras.


Coca y Chamira silenciosas savias

Dicen lo que nuestro cuerpo pide.

Corrías descalza por una hihuaya negra

muña con viento te llevan a casa


Huamanripa, Pupusa, Mullaka

Huallatas entrelazan caminos.

Por ellos visitas oquedades.

Más abajo, cuando llueve caliente

begonias, bambúes, pasifloras

han trenzado tus cabellos

y andas de aquí para allá.

Pasas delante de mí

llena de arcilla verde.


Recetas con pies y zapatos

recorrían calles, plazas, mercados,

casonas, cuartos,

Manzanillas, Marku, Molle,

Alqo kiska, Matico

subían, bajaban escaleras.


Otra vez,

son tus várices.

Toma abundante jugo de limón,

y garúa fresca en la noche.


Tu corazón late entre mi pecho

y el mundo.

Somos Musgo y Kikullo.

Fuimos hormiga,

vimos babosas sorbo a sorbo

gota a gota, gotean.

¿Cómo colarme por los rincones?

¿Cómo conseguirlo?


Kuti, Kuti macho, para la Diabetes

tiene florecitas bañadas de luna

haz estado rondado

por acá y allá;

espinosa, espinosa, Canela decías

inscritas en cavidades memoriales

haciéndose cuencos macerados.


Te has colado a mis cabellos.

Parecemos luciérnagas,

¿Cómo lo hiciste?

Tú lo hiciste.

Manojo de hierbas.





     Vocabulario: KUTI KUTI; KIKULLO; ALPACAS, ALKAMARIS, HUALLATAS, 

                       PUPUSA, MULLAKAS, HUMANRIPA; HIHUAYA,

               MATICO, MOLLE, MARKU, MOLLE, ALQO KISKA, MUÑA.


     Vocabulario: MASTUERZO, CANELA, LIMÓN, FRESAS SILVESTRES, 

          BEGONIAS, PASSIFLORAS, BAMBÚES, CALÉNDULAS, RUDA,

         RETAMA, ROMERO, PENSAMIENTO, VALERIANA, PIMPINELA.








Tiemblo

 como la luna 

he dejado de ser palabras

hay un despertar desconcertado


beber del rocío

fortalece voluntades

sonrisa hecha lágrima

ten el corazón dispuesto

peregrina escucha al viento


Soledad comprende, agradece.







Escondiéndose de sí misma, la tejedora va desprendiéndose. Ese rumoreo 

no ataja y el hilo se tiende desvelado. Yo dormitaba en mi paraguas. Lo olvidé 

en algún lado, quise prestárselo al poeta que dormía abrazado a la garúa. 

Quise llevarme al poeta a otro lado. No pude. Al final dormimos los tres 

abrigados en una telaraña.







Tú y la lluvia


tienen la misma voz

húmedas parlotean, dicen mojándose


hemos dejado a un longevo escalón trepar

y sin vacilar acudimos desnudas

escudándonos a tu lado


se burla de sí

es más sencillo reírse

vieja polilla del zaguán

niebla viene dudosa

traes la cuenta.


Cuando le silben a tus oídos

voy a brotar en tu memoria.


Descansaré con las semillas.







29 setiembre

Algún día vamos a morir.

Sería tonto morir antes.

Sazón y caldero se han impregnado en el aire. Brasean chapas de orgullo, letras 

sanguíneas funden ironías. Rojo vivo arde en un papel arrugado. Crepitan desde el 

fogón toscos agüeros. Arrincono mohín en una sonrisa ausente. Toco tus manos 

mullidas y me voy.








Legalizo Corazones Libres


La cucharita va revolviendo miel de naranjo, hay un vacío endulzado en mi corazón.

Tu mirada me dice tantas cosas, dejo al silencio como traductor.

Si pudiera llenar de miel cada una de las constelaciones, en una simple 

extravagancia

del deseo.

Bajo la sombra espinosa echo mi ser a tierra tibia.

Sin saberme perdida hasta un lugar íntimo, tocaría tus labios con la punta de mi 

lengua extraviándome. Mi ombligo coquetea con tu índice. Lenguas enroscadas 

dejan caer una lágrima. El vórtice cervical en sinapsis con algún recuerdo, 

desciende como un escalofrío que arde en brasas. Piedras arden con la luna y 

roncan árboles crispados. Desde lo alto juegan a mirarse. Presumiéndose 

huracanados han tramado cernícalos.

En aquel vuelo me pierdo. Regreso cuando siento tu dedo en mis labios

y miel en tu ombligo.


La punta de mi lengua toca el firmamento.








Resistiendo


Al cansancio

vocales hechas de arena

hacen piruetas bajo la luna


caracolas murmuran

llaves y clavijas

llaves y clavijas


       mientras ríe despacito

miran de reojo

cerrojo

abrió el ojo.








El gran espíritu del bosque estaba esa tarde nublado en sus convicciones, 

pensando al borde de todos los ríos. Sus ojos lucían desconsolados, extraviados

 en penosos peñascos. Llorados hasta la oquedad de todo su entendimiento, ahí 

donde las piedras habían terminado de agujerear sus zapatos y los pasos 

silenciados por hilos de nube se vestían presurosos encandilados al velo argenta. 

Él había llegado cavilando en silencio ensimismado en su aniquilado corazón. Se 

pronuncia un charco y hay eco. Quien quiera escucharme respire. Tu aliento lo veo 

acomodarse bruscamente. Lágrimas grises turban, hay en el reflejo quienes no

 miran, porque su voz les habla y no le creen.

Y llora un pájaro despellejado. Un arco de flecha en el aire.

Un remolino. Un mareo mítico desprovisto en la noche, procura librarse.

Si hay aliento. Hay del aire y sus evocaciones silbando se rizan ante las yemas 

finas de un hilo inocente. Y así un prismático rayo se abre. Los ojos son llama. 

Arden.

De las aguas acercándose hasta la rodilla y costilla aquel hocico puntiagudo denso

 de mercurio. Las certezas de su corazón se habían roto. En sus hojas plagadas se

 saborean dolor y necedad. Se regocijan y se disponen las hachas del olvido.

Entre el concilio de árboles maestros enraizados en sus verdades ciegas, 

enceguecedoras y nocturnas se habían pegado las voces no dichas. Las palabras 

no pronunciadas y las verdades negadas al cruel exilio del desentierro. Estaban 

infestadas hasta sus cogollos. Adentro se cosían las fibras propulsoras del viento 

más frío que llegaba al sur. Alisios patagónicos rumoreaban.










El Dios que me habita

tiene memoria estrangulándose lentamente,

ha sido talado del bosque

la locura que me habita,

late en la cruz del sur

vasto horizonte titila

aprendo a caminar de la mano de mi madre

tierra y cielo se nos abren

Yacumama regurgita

el Dios que me habita ha despertado









Soledad Aráoz Cartagena (Cusco -1976) estudió Turismo y se dedicó a caminar por montañas y región de selva en Cusco. Poeta, publicó “Detrás de cada hoja” con la Editorial Independiente Pilpinta el 2008 y “Temporada de lluvia” con la Editorial Cartonera Huella Impresa 2016. Participa activamente en recitales y coloquios de letras cusqueñas. Parte de su trabajo figura en las antologías poéticas El vértigo de los aires: poesía Latinoamérica 1974-1985 (2007) México, Enero en la palabra (2014), Enero en la palabra (2015), Enero en la palabra (2018) y Mixtura de poesía en el ensarte de las artes (2018) por los 25 años del Festival del Arco Iris en Ukukus-Bar Pub. El 2015 fue organizadora de Enero en la palabra, y actualmente viene trabajando en su tercer libro de poemas Arcana de los vientos a publicarse próximamente.


Escrito por

Willy Gómez Migliaro

Willy Gómez Migliaro (Lima, 1968) Poeta, profesor de literatura y escritura creativa, asesor literario y corrector de estilo.


Publicado en

Poesía

Poesía en lengua española