Poemas de Chary Gumeta
MARCELA
Marcela,
cuando vengan por nosotras
sacudiremos el polvo de los recuerdos
sin cerrar los ojos
para que permanezcan grabados en la retina.
Recordaremos los días de fiesta
cuando los demonios nos daban de beber
licores infernales.
Y cómo hasta el suceso menos gracioso
nos hacía reír a carcajadas.
Cuando vengan por nosotras
detendremos el tiempo,
nos abrazaremos fuertemente
y por primera vez
nos diremos la verdad,
hablaremos de la lluvia que moja el pasto
y del silencio que éramos
cada vez que destruíamos las palabras.
Cuando vengan por nosotras,
amada Marcela,
nos acordaremos de nuestra complicidad
y de cómo el exilio no nos destruyó el corazón.
Ya reunidas
nos daremos cuenta
que hemos sido asesinadas.
Los árboles susurran canciones
mueven sus hojas
con la humedad de la lluvia.
El chasquido de las frutas contra el viento
evoca tu cuerpo.
El momento ha llegado:
sembremos los sentimientos en el patio de la casa,
reguemos con la ausencia de los pájaros
el caudal de la memoria,
dejemos que florezca
a ver qué frutos nos ofrece.
No perdamos más la eternidad con sonrisas tímidas,
desenfundemos nuestros cuerpos
dejemos que nos bañe el deseo.
Saboreemos el néctar que destilan
las hojas del árbol de la vida.
Durmamos junto al tiempo
acariciándonos bajo sus ramas.
Al despertar,
descubriremos la desnudez que nos hacía falta.
Encenderemos la hoguera y calentaremos nuestros cuerpos.
MIGRANTES
Para Memo Acuña
Escucho un ruido ensordecedor
a la distancia,
todo tiembla.
“¡Ahí viene el tren de las moscas!”.
Grita alguien
mis ojos se preñan
de imágenes desalentadas y escuálidas,
con hombres hambrientos y tristes.
Todos estiran los brazos ansiosos,
parece que quieren volar,
de repente sus manos alcanzan
lo que les ofrecen aquellas mujeres de las vías.
Se aleja con su sonar trágico
hasta que la mirada lo pierde.
Sólo son fantasmas,
no volverán.
Me he vestido con la falda de flores
que tanto te gusta,
el viento travieso
quería ver abajo de ella,
de verdad me negué
a su premura, a su insistencia;
solo quería que volvieras la mirada
y confesarte que mi corazón
se abrió esta mañana.
Me dueles
y callo.
Escucho tus lamentos
con paciencia
ternura
con tranquilidad
esa que se tiene cuando no se le llora a nadie
sin prisas
indiferente.
Mi corazón
una crisálida que muere
día a día
en un capullo que no logra romperse.
Entonces
ya no existes.
Me quedo ahí
lejos y apuñalada
extrañando tus reclamos
que se enredan al viento.
Los pájaros del corazón
duermen con el pico en la herida
en sus garras
un pedazo de mí misma.
EL ENGAÑO
La mano invisible del engaño
sume los dedos en la cuenca de los rostros,
siguen manipulando la añoranza guardada.
Los espíritus están junto a los vivos
aferrándose como un ancla;
consumen las últimas fuerzas,
mientras los cadáveres se hunden en una vacilación.
Desempolvan el pasado,
la conformidad toca a la puerta con alivio
más no con la seguridad, de que los restos fúnebres
que vuelven a su morada, sean los de su hija.
Es tiempo de volver a vivir.
QUIERO CONTARTE
Los pasos serán los que ocupen la llegada del alba;
abandono, amargura y desconsuelo
recorren cada golpe del día,
terminan en el empolvado rincón
descargando el pesar que se ha traído encima.
En el altar,
los santos atestiguan nuestro sufrimiento
ahora, tu retrato está junto a ellos;
flores que te adornan, se marchitan y no me doy cuenta,
las moscas vuelan sobre ellas,
¿serán las mismas que te acompañaban en ese lugar donde te encontraron?
Quiero contarte de nosotros,
de tu hijo, ya sabe leer
de tu hija, por fin se pone sola las calcetas;
voz que se quiebra, se apaga,
no puedo pronunciar palabras, tengo un nudo en la garganta
siento frío, cala los huesos,
la soledad abraza sin contemplaciones.
Quién tomó tu vida con desprecio,
no sabe que asesinó a más de dos extraños.
DESAPARECIDO
Para las madres
del Colectivo Solecito
de Veracruz, México.
Es verdad Alejandro,
no duermo como debe ser hace años,
arrincone la vida junto a la cama
donde abrigué los sueños que ya no tienes.
Anoche escuche tu entrada
tarareando esa canción que solías cantar en las mañanas
corrí a tu encuentro,
mis ojos se toparon con tu ausencia.
Sí, Alejandro,
el aíre se queja
trae tu nombre entre murmullos,
vuelvo a recordar el día cuando saliste de casa.
Desconsolada por tu extravío,
el desaliento me apresa
mientras camino en medio de todo lo que existe.
Traigo a cuestas un sinfín de culpas,
como aquel día que fuiste a la cantina
y yo molesta
te insulté, ahora me arrepiento.
Alejandro,
estoy a solas en tu cuarto
mis lágrimas miran todo lo que tocabas
te gustaba esa camisa
ahora bien planchada cuelga de su gancho
la tomo entre brazos
imagino tu calor a mi lado.
Te fuiste,
no encuentro el camino de tus huellas
recogí hasta mi último paso
y no te puedo encontrar.
Alejandro, no desesperes
te sigo buscando.
EL TREN DE HONDURAS
Para Hector Efren
y la Espera Infinita.
Me voy en el tren de los recuerdos
La Fruit Commpany
no cargará más plátanos ni otras frutas.
Pedro el “fogonero”
sentado espera
el último silbatazo del tren de Progreso en Yoro
los demás observan con tristeza
no habrá más transporte gratuito.
Usneivi, me mira con sus ojitos
detenidos en el tiempo
piensa tal vez
no habrá más mañana.
En los galpones de las bananeras
cuelgan de sus techos
el sudor de los jornaleros
en sus hombros
la marginación y la pobreza.
Ya no más explotación
hasta nunca Mister Banano
no más espaldas lastimadas
no más brazos cansados
ni manos agrietadas
por el líquido verde de La Fruit Company.
DEBUTANTES
La noche es lenta y de poca clientela
está ahí, parada, expuesta a todos los peligros.
Recuerda la primera vez
“debutantes” les dicen
toda ella se llena de lágrimas;
“nunca pensé llegar a esto,
yo estudie en la universidad halla en El Salvador”
dice, mientras se limpia los ojos con las manos;
sigue llorando, por lo difícil que ha sido,
sobre todo mantenerse viva.
“Madre, ¿uste piensa que me gusta esto?
no, mamaíta, hui de Chalatenango
porque los maras querían matarme”
Trato de consolarla
le digo que tenga fuerzas para continuar,
me abraza y me da un beso en la mejilla,
un taxi se para, es un cliente, se sube
y me dice adiós.
El movimiento de su mano
es una mariposa que se va volando.
Chary Gumeta (Chiapas, México 1962) Poeta y Promotora Cultural de Arte y Literatura. Ha publicado en diversos medios de difusión; así como libros de poesía y de investigación histórica regional. Su última publicación en México es una antología personal que reúne seis de sus libros titulado “COMO PLUMAS DE PÁJAROS” (Coneculta, Chiapas, 2016) LLORAR COMO LA LLUVIA (Editorial Literatelia, México, 2019) y en el extranjero “TAMBIEN EN EL SUR SE MATAN PALOMAS (Editorial La Raíz Invertida, Colombia 2019) Ha participado en antologías y festivales nacionales e internacionales. A través de la antología VOCES DE AMERICA LATINA (Edit MediaIsla, E. U. 2016) sus textos son parte de la cátedra de Literatura en la Universidad Hunter College of New York. Junto al poeta Francisco Morales Santos compiló la antología de autores chiapanecos LA PIEDRA DEL FUEGO (Edit. Cultura, Guatemala, 2019). En 2019 el H. Ayuntamiento de Villaflores, Chiapas, y el Consejo Fraylescano de Cultura, A. C., le otorgaron el reconocimiento a la EXCELENCIA 2019. Fue nombrada Visitante Distinguida en 2018 en Toluca, México y Progreso, Honduras. Como ponente ha sido parte de Ferias de Libros y Coloquios en México y algunos países de Latinoamérica. Creadora y dirigente del fanzine YOMORAM JAYATZAME (Mujeres Poetas) que promueve la poesía hecha por mujeres. Es integrante del Movimiento Poético Mundial del Festival de Medellín, y colabora con el Festival Internacional de Poesía “Jauría de Palabras” de Bolivia y el Festival Internacional de poesía de Quetzaltenango. Es parte del proyecto Poesía sin Fronteras de CREA GUATEMALA. Actualmente es Coordinadora del Festival Internacional de Poesía Contemporánea San Cristóbal de Las Casas y del Festival Multidisciplinario Proyecto Posh.