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Poemas de Patricia Temple

Publicado: 2019-11-19


Serpentín

Tus yemas recorren febriles el serpentín de mi cuerpo.

Alborotan mi cabellera azul.

Derrotan accidentes, mis quebradas

Caudal tormentoso bajo mi piel.

Azotas pudores, los derribas.

Estremecida, estalla mi vientre

a la caricia sabia

Labios húmedos, aleteos mariposas

Furor de pechos embravecidos

Deleite absoluto.


Ebria de tu aliento

este cuerpo fiero

vencido







Mi cabellera azul se despeina con el furor de tu aliento.

Soy un gorrión con el pecho henchido de cantos a tu memoria.

Pletórico de poemas a tu nombre de mago.

A tu genio de convertir en magia mi derrumbe.

Tú prosigues tus días ignorantes de mi sentir.

No conoces de mis noches febriles,

del asalto del deseo clamando por tu piel ignota.

De mi derrota por amar a quien no me ama.


Coloco la cabeza en el tronco, ajusto mi rostro sobre el cuello fino

y pinto una sonrisa

.







CUMBRE DE UNA CARPA, TRAPECIOS Y ASERRÍN

Privilegio de auroras admirables








HÁBITAT NATURAL CIRCO.

Trapecista estrella de tu propia función.

Bebes instantes . Apura segundos

Equilibrista nata, sin

malla de protección,

Eso te gusta, Mariposa,

Vértigo puro.

Desafías alturas, peligro

por imaginarte libre

y tan solo eres juguete del espectáculo.

Arañas cumbres de trapo, crees ganar el cielo

El público atónito aplaude fervores. 

Inventas la felicidad cada noche.

Eres una estrella de diamante surcando el firmamento

Tu sonrisa ciega pupilas

Conoces la magia, encanto fugaz de cada función

romances purpurina y colores pastel en las mejillas.

Lentejuela y escarcha en tus mallas

Fantasía de oropel

Tu vida, Mariposa, se desliza de trapecio en trapecio

en los bordes del miedo.

Arriesgas, arañas, jadeas.

Impulsas, vigor, pierdes piel. Estraga manos en el trapecio.

Aplausos, alimento.

La historia se repite. Y son 7000 mil horas de circo.

Sin recreo ni fiestas de guardar.

Mañana será tu última vez.


El público cansado cambiará el trapecio por dos payasos nuevos.

Pintarás tu tristeza, vestirás mamarrachos.

Los trapecios lisos aguardarán en vano.


Tu fiesta nocturna llegó a su fin, Mariposa.









                                                               A Cucú


Oculta, remiendo tus alas sucias, de tanto volar.

Desempolvo con una escoba chiquita tu cuerpo.

Respiras apenas.

Reaparece lustroso tu plumaje claro.

El ojo de la aurora es mi aguja.

Sana con su luz milagrosa

cualquier mal de las aves del bosque.

A veces, mis aves olvidan la ruta, se pierden en el infinito, caen

entre las ramas o un niño las ataca.

Otras son muy traviesas y escapan a buscar cielos nuevos.

Algunas se pierden, se transforman en otras criaturas.

No vuelven más.


Mi paloma está en pie, sacude las alas,

un par de vueltas y a volar bajito.

Hasta ahuyentar el susto.

Escucho su canto y la nostalgia me trae a la memoria

a mi propia Cucú.

Tan intrépida, tan lejana,

ni un día sin pensar en ella y en

la paloma niña.


Algún día, me digo,

Algún día.











Mis días son floridos.

Mi cuerpo revive con

furor naufrago. Nuevas praderas crecen

tras cordilleras amables, susurros dulces,

que creo para inventar versos nuevos.

Yo también bajé al infierno.

La soledad desesperada

del inocente.

Mi canto es más alegre que ayer.

Escribo, leo y en cada

poro de mi piel vive el amor.


Sea mi voz nítida y colorida, Sea la Poesía

película adherida a mis músculos , huesos

y tendones.

Sean mis palabras poemas,

Versos, que acaricien almas como

sonrisas lanzadas al cosmos.

Nubes de palabras

Lluvia tibia y bendita de poemas a revivir

La tierra baldía, los corazones marchitos, las

esperanzas muertas.









Me abres en dos,

salas mi carne,

cecina soy,

Me engulles

de un bocado

atacas mi carne, grosero.

colmas carrillos

la papada fláccida,

masticas apenas.

- tal es tu ansiedad -,

atora el glotis,

toses fuerte,

ahogado

a manotazos

pides, clamas, aire

te asfixias,

te ahogo

Escupes,

salpicas saliva.

Lloviznas sucio

Matón,

Desgraciado,

ruedo por el piso.









Es mi vientre

plácido lecho florecido

de cardos, lirios, estrellas de mar del pleno ceno

tenso lienzo poroso de lenguas miles

de cortesana mesalina de hembra eva adán

danza solitaria y feliz bajo la menuda lluvia de arena del desierto

atemporal, atípica sempiterna o como se entienda

la serenidad el silencio dulce en la duna






Patricia Temple nace en Lima. Es autora 4 libros de poesía y una novela. Colabora con revistas extranjeras y ha ganado el Primer Premio Poesía en Cartagena de Indias Colombia. Figura en varias antologías nacionales e internacionales. Actualmente vive en Cartagena de Indias Colombia


Escrito por

Willy Gómez Migliaro

Willy Gómez Migliaro (Lima, 1968) Poeta, profesor de literatura y escritura creativa, asesor literario y corrector de estilo.


Publicado en

Poesía

Poesía en lengua española