Poemas de Patricia Temple
Serpentín
Tus yemas recorren febriles el serpentín de mi cuerpo.
Alborotan mi cabellera azul.
Derrotan accidentes, mis quebradas
Caudal tormentoso bajo mi piel.
Azotas pudores, los derribas.
Estremecida, estalla mi vientre
a la caricia sabia
Labios húmedos, aleteos mariposas
Furor de pechos embravecidos
Deleite absoluto.
Ebria de tu aliento
este cuerpo fiero
vencido
Mi cabellera azul se despeina con el furor de tu aliento.
Soy un gorrión con el pecho henchido de cantos a tu memoria.
Pletórico de poemas a tu nombre de mago.
A tu genio de convertir en magia mi derrumbe.
Tú prosigues tus días ignorantes de mi sentir.
No conoces de mis noches febriles,
del asalto del deseo clamando por tu piel ignota.
De mi derrota por amar a quien no me ama.
Coloco la cabeza en el tronco, ajusto mi rostro sobre el cuello fino
y pinto una sonrisa
.
CUMBRE DE UNA CARPA, TRAPECIOS Y ASERRÍN
Privilegio de auroras admirables
HÁBITAT NATURAL CIRCO.
Trapecista estrella de tu propia función.
Bebes instantes . Apura segundos
Equilibrista nata, sin
malla de protección,
Eso te gusta, Mariposa,
Vértigo puro.
Desafías alturas, peligro
por imaginarte libre
y tan solo eres juguete del espectáculo.
Arañas cumbres de trapo, crees ganar el cielo
El público atónito aplaude fervores.
Inventas la felicidad cada noche.
Eres una estrella de diamante surcando el firmamento
Tu sonrisa ciega pupilas
Conoces la magia, encanto fugaz de cada función
romances purpurina y colores pastel en las mejillas.
Lentejuela y escarcha en tus mallas
Fantasía de oropel
Tu vida, Mariposa, se desliza de trapecio en trapecio
en los bordes del miedo.
Arriesgas, arañas, jadeas.
Impulsas, vigor, pierdes piel. Estraga manos en el trapecio.
Aplausos, alimento.
La historia se repite. Y son 7000 mil horas de circo.
Sin recreo ni fiestas de guardar.
Mañana será tu última vez.
El público cansado cambiará el trapecio por dos payasos nuevos.
Pintarás tu tristeza, vestirás mamarrachos.
Los trapecios lisos aguardarán en vano.
Tu fiesta nocturna llegó a su fin, Mariposa.
A Cucú
Oculta, remiendo tus alas sucias, de tanto volar.
Desempolvo con una escoba chiquita tu cuerpo.
Respiras apenas.
Reaparece lustroso tu plumaje claro.
El ojo de la aurora es mi aguja.
Sana con su luz milagrosa
cualquier mal de las aves del bosque.
A veces, mis aves olvidan la ruta, se pierden en el infinito, caen
entre las ramas o un niño las ataca.
Otras son muy traviesas y escapan a buscar cielos nuevos.
Algunas se pierden, se transforman en otras criaturas.
No vuelven más.
Mi paloma está en pie, sacude las alas,
un par de vueltas y a volar bajito.
Hasta ahuyentar el susto.
Escucho su canto y la nostalgia me trae a la memoria
a mi propia Cucú.
Tan intrépida, tan lejana,
ni un día sin pensar en ella y en
la paloma niña.
Algún día, me digo,
Algún día.
Mis días son floridos.
Mi cuerpo revive con
furor naufrago. Nuevas praderas crecen
tras cordilleras amables, susurros dulces,
que creo para inventar versos nuevos.
Yo también bajé al infierno.
La soledad desesperada
del inocente.
Mi canto es más alegre que ayer.
Escribo, leo y en cada
poro de mi piel vive el amor.
Sea mi voz nítida y colorida, Sea la Poesía
película adherida a mis músculos , huesos
y tendones.
Sean mis palabras poemas,
Versos, que acaricien almas como
sonrisas lanzadas al cosmos.
Nubes de palabras
Lluvia tibia y bendita de poemas a revivir
La tierra baldía, los corazones marchitos, las
esperanzas muertas.
Me abres en dos,
salas mi carne,
cecina soy,
Me engulles
de un bocado
atacas mi carne, grosero.
colmas carrillos
la papada fláccida,
masticas apenas.
- tal es tu ansiedad -,
atora el glotis,
toses fuerte,
ahogado
a manotazos
pides, clamas, aire
te asfixias,
te ahogo
Escupes,
salpicas saliva.
Lloviznas sucio
Matón,
Desgraciado,
ruedo por el piso.
Es mi vientre
plácido lecho florecido
de cardos, lirios, estrellas de mar del pleno ceno
tenso lienzo poroso de lenguas miles
de cortesana mesalina de hembra eva adán
danza solitaria y feliz bajo la menuda lluvia de arena del desierto
atemporal, atípica sempiterna o como se entienda
la serenidad el silencio dulce en la duna
Patricia Temple nace en Lima. Es autora 4 libros de poesía y una novela. Colabora con revistas extranjeras y ha ganado el Primer Premio Poesía en Cartagena de Indias Colombia. Figura en varias antologías nacionales e internacionales. Actualmente vive en Cartagena de Indias Colombia