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fotografía: Eduardo Guerra Hernández, 2019

Poemas de Aleyda Quevedo

Publicado: 2019-07-29


                            Del libro Ejercicios en aguas profundas (2018)


Aleyda Quevedo Rojas ha escrito un libro de poemas con un título bellísimo: Ejercicios en aguas profundas. Es un libro redondo de principio a fin, vitalísimo desde el lenguaje y los sentidos; no permite concesiones de ningún tipo y para ello se construye una erótica que es al mismo tiempo una estética verbal. En alianza con el animal anfibio del poema prosa, Aleyda realiza un descenso a las fosas abisales del lubrico pensamiento, toda extenuación y vértigo, toda afirmación sobre la belleza calcinada y calcinante del deseo.

                                                                                                         Ernesto Lumbreras.







Todo era cruel, y la Poesía, el dolor más antiguo, el que buscaba dioses en las piedras. 

                                                                                                        César Dávila Andrade.

            A veces el amor muere, pero a veces, como un torrente sobre roca porosa, desciende en la oscuridad interior de una colina, se une a otros torrentes ocultos                                                        para viajar a ciegas como el pez blanco de la cueva.

                                                                                                                       Moya Cannon





METAMORFOSEADA

Cuerpo y aliento ingresan al agua haciendo uso del mecanismo de la libélula. Hablo del cuerpo y del aliento en estado puro. Sin equipo. Pez o criatura parecida. Libre y despojada de deseos sin teorías de instructores de buceo. Tensión del cuerpo y fluidez constante en el ritmo de la sangre. Libélula de látex con mi equilibrio respiratorio. El agua se vuelve un ramaje de cristal de cuarzo. Densa estructura de burbujas. Campo de corales donde eres tan liviana y tan compleja planta acuática. Las vastas profundidades que logra alcanzar tu espíritu te rescatan del mundo que arriba apesta. Y te adentras más y eres agua, un solo cuerpo mimetizado en los torrentes más profundos del silencio del agua.






BRAZADA

Curtida la piel, gastados los ojos, aprendí a bucear desnuda entre corales y piedras cortantes. Brazada abriendo el lenguaje: mantener el codo más alto que el brazo, las imágenes más brillantes son música.





BRILLOS

Agua oceánica persevera en mí. Dádiva que recibo en formas de cloro y sodio. Y cuando en otro brillo moje mi cuerpo, el deseo habrá pasado certero sobre las palabras amor, plancton, libertad, magnesio, paciencia y sílice. Agua desbordamiento físico, químico y biológico hasta volverse silencio que te deja ser. Digamos amor líquido. Desatar las palabras. Algo como heredar de los peces la indiferencia y el lenguaje no verbal.






NOCHE

Toda la noche hago la noche. Bajo el agua esquiva del océano, la noche alcanza la luz exagerada que pulveriza. La noche cumple ciclos de luz cristalizada, lavada, nacarada. Toda la noche hago de mi cuerpo una planta sensible a los rayos de la luna. Deseo, amor y belleza. Ya sabes respirar y así comienza la vida nueva dentro de la noche brillante acero.  






ACUÁTICA


Una flor

Una flor

Una flor


Flotando en el agua

al son de sus ciclos oxigenados

Mi vagina abierta al agua de flores

en perfecta alineación con las estrellas

Hasta el centro del estambre que guarda perfume

y una lengua

bulbosa,

carnosa,

florecida

vegetal


Chupando la flor abierta, acuática y amable al ácido de la saliva

hasta ver la muerte en el centro enceguecedor del agua

y no ahogarnos de placer

y no regresar a la superficie.


Nunca más una flor sin saliva.








PERMANENCIA


Dos mares suman el líquido de la noche.

Azul acero el mar mío, turquesa violeta el suyo.

Mapas, barcos, brújulas y turbulencias trazando visiones.

Saber que hay un puerto para los dos en el tenue azul

de las noches largas que permanecen por encima de la distante presencia del olvido.







DIJERON


Soportar es todo. El cielo vacío que te otorga la quietud imprecisa. El movimiento íntimo del mar en calma. Las corrientes frías masajeando las piernas. Los mordiscos de algunos peces que te alertan sobre el poema cuando requiere atmósfera de silencio. Dominar la rutina de la noche y su tejido. Dijeron que no podía llegar hasta aquí. Que nunca lo lograría. Quietud interna flotando desde el silencio interior. Dijeron que no lograría hacer el poema. Entregarme en el poema, pero aquí estoy, respirando palabras y proverbios bajo el agua. Soportar es todo hasta escribir dentro del agua, desde el desgarramiento, solo para sentir que eres más agua.







DILEMAS


Hay palabras puentes dolorosos que no separan de la luz.  

Llegan flotando, inútiles.

Palabras suplicantes, hirientes, rabiosas, porque que a veces los puentes rotos

de palabras se vuelven estambres flotantes y puntiagudos dilemas que te enredan y ahogan.







CORALES


No importa la profundidad del descenso

o la imposible maleza derramada en el camino.

Es largo y frío el viaje sobre oscuros caballos.

Ejercicio de inmersión y belleza piadosa

hasta pisar altos jardines de coral negro.

Entre mi dolor –que conozco tanto desde el lodo-

y el universo poco explorado por la falta de tus palabras,

me quedan flotando la impenetrabilidad de la música y la sal.

Las medusas atrapadas entre mis pestañas me jalan rápido.

Más no importa el precio del descenso.

Es necesario volver al camino consciente del miedo

y el aliento del océano golpeándome en la nuca.






GEOLOGÍA

Deseo es mojada lengua. Posee espinas. Gránulos de limón que se diluyen en cada beso y llegan en avalanchas a la espalda y de ahí al círculo de mis rodillas. Muerdes-chupas lengua salada hasta cansar mi corazón. Es un limón explotando a través de la capa de un suspiro. Un fresno verde se agita con el final del día. Algo se esconde entre sus hojas. La geología granulosa y delicada de mi turbación por ti me saca de la pecera sucia y real. Ya no quiero salir de la cama y la egoísta que me posee evade el deseo de regresar. Muchas transformaciones tallan a una nueva egoísta que intenta atravesar los ventanales del deseo. Capas mojadas de sal definen mi nuevo cuerpo hecho de injertos de otras pieles. La egoísta se desborda. Se zambulle en las hojas del fresno. Lleva lunares en toda su piel y nada convencida de su deseo en la tensión vigorosa de aguas profundas.







Aleyda Quevedo Rojas.

Poeta, periodista, ensayista literaria y gestora cultural, (Quito, Ecuador, 1972). Ha publicado los libros de poesía: ‘Cambio en los climas del corazón’, 1989; ‘La actitud del fuego’, 1994; ‘Algunas rosas verdes’, 1996 y 2017; ‘Espacio vacío’, 2001 y 2008; ‘Soy mi cuerpo’, 2006 y 2016; ‘Dos encendidos’, 2008 y 2010; ‘La otra, la misma de Dios’, 2011; ‘Jardín de dagas’, 2014 y 2015; y las antologías que reúnen parte de su poesía bajo los títulos: Música Oscura, (2004) Amanecer de Fiebre (2011) y El cielo de mi cuerpo, (2014) que aparecieron en Andalucía, Guayaquil y La Habana, respectivamente. En 2017 la Casa de la Cultura Ecuatoriana publicó toda su poesía reunida en 554 páginas con el nombre: “Cierta manera de la luz sobre el cuerpo” que reúne 9 libros de poesía, que dan cuenta de más de 27 años de su proceso creativo, con un amplio estudio del catedrático cubano: Jesús David Curbelo.

Aleyda Quevedo Rojas, obtuvo el Premio Nacional de Poesía “Jorge Carrera Andrade” en 1996 con su libro: “Algunas rosas verdes”; en 2016 y 2017 presidió el jurado de este importante premio nacional. Ha representado a su país en los más importantes encuentros, ferias del libro y festivales internacionales de escritores en Canadá, España, México, Argentina, Colombia, Nicaragua, Puerto Rico, Perú, República Dominicana, Venezuela, Francia, Cuba, Chile, Uruguay y Brasil.

Ha sido curadora, editora y coordinadora editorial de las antologías literarias: “13 poetas ecuatorianos” nacidos en los 70, publicada en 2008 en Venezuela; “Mordiendo el frío y otros poemas” del poeta Edwin Madrid, 2011 publicada en Ecuador y en Cuba; “Hacer el amor (humor) es difícil pero se aprende” del escritor Fernando Iwasaki, 2014, publicada en Cuba; de la Antología “La Música y el cuerpo” del escritor peruano Eduardo Chirinos, 2015 publicada en Ecuador; de la Antología de Poesía: “Insular corazón en mitad del mundo” que reúne 30 poetas cubanos nacidos a partir de 1960, en coautoría con el escritor Jesús David Curbelo; y del libro de ensayos sobre la obra poética y narrativa de César Dávila Andrade, publicada en julio 2018 por el centenario de nacimiento del notable escritor ecuatoriano: “Distante presencia del Olvido”.

Es coordinadora editorial del sello independiente, especializado en poesía: Ediciones de la Línea Imaginaria que tiene en su catálogo 32 volúmenes. Colabora con la revista digital de cultura y literatura www.vallejoandcompany.com

Ha sido parcialmente traducida al francés, inglés, hebreo, sueco, portugués e italiano. Mantiene un libro inédito de poesía. Dicta talleres de motivación a la lectura y trabaja como consultora de comunicación y educación superior en artes.



Escrito por

Willy Gómez Migliaro

Willy Gómez Migliaro (Lima, 1968) Poeta, profesor de literatura y escritura creativa, asesor literario y corrector de estilo.


Publicado en

Poesía

Poesía en lengua española