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Fotografía: Estefanía P. Lanfranco

“SER POETA ES PENSAR EL MUNDO Y LA VIDA DE UNA MANERA DISTINTA, AUNQUE EL LENGUAJE SEA NUESTRO OBSTÁCULO”

Entrevista por: Mirtha Mansilla Nieto

Publicado: 2019-03-22

Willy Gómez Migliaro es considerado uno de los poetas más importantes del Perú e Hispanoamérica de las últimas décadas, nació en Lima-Perú el 13 de agosto de 1968. Ganador del premio hispanoamericano de poesía Festival de la Lira 2015. Ha dirigido las revistas de poesía Polvo enamorado (1990-1992) y Tokapus (1993-1996).   Sus poemas han aparecido en importantes revistas hispanoamericanas y europeas. Ha sido publicado en diferentes antologías de poesía nacionales e internacionales. Actualmente es profesor de literatura, escritura creativa y asesor literario. Así mismo ha publicado los libros de poesía Etérea (2002), Nada como los campos (2003) y La breve eternidad de Raymundo Nóvak (2005), todos bajo el sello Hipocampo Editores; Moridor (Pakarina Ediciones, 2010), Construcción civil (Paracaídas Editores, 2013), Nuevas Batallas (Arteidea Editores, 2013), Pintura roja (Paracaídas Editores, 2016) Lírico puro (Hipocampo Editores, 2017), Construcción civil (De La Lira Ediciones. Cuenca, Ecuador, Junio 2017), Nuevas Batallas, reedición en México (Mantis Editores, 2017), Lírico puro, reedición en Chile (Editorial Deriva, 2018), Moridor & otros poemas, reedición en México y Chile (Ediciones Cinosargo & Mantra Edixiones, 2019). Entre los libros de investigación ha sido compilador del libro OPEMPE, relatos orales asháninka y nomatsiguenga (Editorial AndesBook, 2009) y Cholos, 13 poetas peruanos nacidos entre el 70 y el 90 (Catafixia, 2014).  


• ¿En qué momento de tu vida descubriste al poeta que hay en ti?

Desde niño escuchaba voces y cantos en mi mente. El miedo me acechaba, así que un día me vi escribiendo. No sabía qué era la poesía (creo que hasta ahora no lo sé) menos lo que era un poema. Solo sabía que mientras escribía era un niño feliz como hasta ahora. A los catorce años visité los talleres de poesía de la UNMSM y ahí conocí y escuché por primera vez a los poetas Marco Martos, Pablo Guevara, Hildebrando Pérez quienes me abrieron un panorama sobre poesía. Luego, con los años, me junté a Washington Delgado, Antonio Cisneros, Rodolfo Hinostroza, Juan Ramírez Ruiz, Enrique Verástegui, Dalmacia Ruíz Rosas, Róger Santiváñez, Domingo de Ramos y Montserrat Álvarez. Todos grandes poetas de quienes aprendí que yo debería ser el mejor. Vivo agradecido, aunque ahora ya no aporten nada a mi escritura poética.

• En tu opinión, ¿Qué es ser poeta?

Ser poeta es pensar el mundo y la vida de una manera distinta, aunque el lenguaje sea nuestro obstáculo. Así de simple.

• ¿Hacia dónde crees que va tu escritura poética? ¿Qué tan controversial es tu escritura?

Alguna vez dije, y me reafirmo, que mi escritura va de un Frankenstein a otro Frankenstein; por lo tanto, siempre estará perdida en el universo por más que yo sienta que es un acto y un discurso esencialmente político o de que me apodero de la realidad toda. Esa es su controversia.

• ¿Cómo es tu proceso de creación al escribir poemas?

Casi siempre estoy escribiendo, aunque no necesariamente poemas. No hacerlo sería mi primera muerte. Desde que despierto mi mente es una máquina poética. La salud es primero en mi proceso de concebir el poema. El desayuno, donde un buen café fluya por mis venas, un par de panes con queso o mantequilla, suficiente. Frutas y frutos secos. El almuerzo es importante, y si es pescado con ensaladas, mejor. Claro está, la espumante cerveza fría. Hacia las seis de la tarde meditación, caminata y luego hablar por video cámara whatsApp con mis amados hijos Andrés y Álvaro. Amar, amar intensamente. Todo eso es mi ritual.

• De todos tus libros, ¿con cuál te sientes más satisfecho? ¿Por qué?

Ninguno de mis libros de poemas me gusta, y menos me releo. Soy terriblemente insatisfecho, pienso que no hubo una buena construcción con aquello que publiqué. Siento que no termino el poema que deseo y que sigo escribiendo. Sin embargo, allí están mis libros que son de otros.

• ¿Cómo crees que la poesía ha ido evolucionando hasta nuestros días?

La construcción del lenguaje de la poesía enloquece a uno, y esa es su evolución indestructible. La poesía, oscura y subversiva, desde Homero, es una guerra constante. Lo he dicho en otras entrevistas: la poesía es lo que nos pasa todos los días. En mi libro Nuevas batallas están escritas algunas reflexiones sobre la poesía y su evolución en el mundo. Poesía es revolución.

• Sé que estás preparando un libro, ¿nos puedes contar un poco sobre ello?

Tokapus es un libro de poemas que empecé a escribir desde el año 2015 y que creo haber finalizado el 2018 del año pasado cuando estuve viviendo en Paucartambo-Cusco. Es un extenso poema de amor de los peruanos (eso creo) y de lo que hemos heredado como Colonia. Son cantos de un profesor de Historia del Perú de educación secundaria, verborreico, desolado y alcohólico, pero lleno de esperanzas. Un libro de 300 páginas construido desde nuestras mentiras como peruanos y que termina (vaya pretensión) con un extenso canto sinfónico pre-colombino. Ni yo mismo sé lo que he hecho. Será un libro que no publicaré definitivamente, sino que será entregado a algunos amigos como regalo o tal vez lo done a alguna universidad.

• En tu libro de poemas Pintura roja despliegas los colores y sus contrastes para producir un lenguaje lleno de imágenes. Sé que partiste de un ensayo sobre el arte de la pintura. ¿Cuán cierto es eso?

Las artes plásticas o la pintura siempre me fascinaron. Hacia 2010 encontré algunos ensayos que creí perdidos en uno de mis cuadernos sobre los grandes pintores clásicos. Había uno de Rembradt, Caravaggio, Monet, y otro del peruano, a quien admiro, David Herskovitz. Eran ensayos apasionados donde el discurso del color y del movimiento volaban. Cuando intenté corregirlos, estos se fueron metamorfoseando, y de pronto pasé de la Escuela cusqueña a la plástica de los años 80 en el Perú; de Cézanne a Wilfredo Lam; del surrealismo de Max Ernst al expresionismo alemán de Kirchner; y de las instalaciones “posmodernas” de Tim Rollins o Richar Prince al romanticismo de Delacroix. Cada viaje que yo hacía era obligado recaer en algún museo, así que mientras escribía Pintura roja, me sentía un pintor o en su efecto, creía ser un curador montando una muestra en mi propia galería. Así nació Pintura roja, del robo de imágenes. Recuerdo haber estado en un estado de excitación, locura y placer mientras escribía este libro de poemas.

• Ganaste uno de los premios más importantes el Premio Hispanoamericano de Poesía La Lira de Oro con tu libro de poemas Construcción civil en el 2015. Cuéntanos esa experiencia.

Es un premio importante, qué duda cabe, pero yo no creo en los premios literarios. Sin embargo, la alegría fue inmensa. En el 2015 Margarita, la madre de mis hijos, hizo el envío de cinco libros de Construcción Civil editado bellamente en el 2013 por Paracaídas Editores de mi amigo Juan Pablo Mejía. Solo supe que lo había enviado cuando salieron, meses después, los 11 finalistas. Luego la llamada del presidente del Festival de La Lira en la que se me comunicaba que me había alzado con el premio; inmediatamente a viajar para la premiación, luego los viajes, las entrevistas; en fin toda una locura para quien nunca en su vida se había ganado, ni siquiera, una rifa de sorteo.

• Has vivido varios años en comunidades asháninkas y nomatsiguengas de la Selva central del Perú. ¿Qué aprendiste de ellos y cómo influyó en tu escritura?

Fue en el 2008 que me fui a las comunidades de la Amazonía Central del Perú, gracias a mi amiga Jhenny Muñoz Hilares, dirigente asháninka y teniente alcaldesa del Distrito de Río Negro en la ciudad de Satipo, quien me invitó. En un principio ella tenía en mente realizar un documental sobre los desplazamientos y retorno de los asháninkas y los nomatsiguengas a sus comunidades de origen después de terminada la guerra que lideraron los grupos levantados en armas Sendero Luminoso y el MRTA contra el estado peruano y su falsa democracia. Yo iba a escribir el guion, sin embargo, no advertimos el gran dolor que había en nuestros hermanos. Lo que percibí era que ellos solo querían olvidar y vivir el reencuentro con sus familiares. Estaban buscándose todavía. Una noche mientras viajaba por el río Ene a una comunidad notmasiguenga a donde mi amigo el dibujante y pintor Mabanga Kasanyo (Domingo Casancho) me había invitado, tuve una visión y me convertí en un recolector de relatos, mitos, leyendas amazónicas asháninka & nomatsiguenga. Producto de esa aventura y en complicidad con profesores bilingües de dichas comunidades y agrupados en AMABICEC, publiqué un libro llamado OPEMPE, Oshintsinka noñane (El poder de mi lengua). La filosofía amazónica de la selva central del Perú, estrechamente ligada a la conjunción con la naturaleza, sigue constituyéndose, también, en un aporte a la antropología, sociología, literatura, lingüística y demás disciplinas. Allí aprendí a escuchar y a tener el respeto por el otro. Definitivamente esa forma de contar de los asháninkas y los notmasiguengas fragmentó mi forma de escribir poemas.

• En el 2018 viviste en Cusco. ¿Cómo ha sido tu experiencia de docente en Paucartambo y Sunchubamba?

Mi relación con el mundo andino viene por mi abuela Isabel Tello, oriunda de Abancay y de mis lecturas de las obras de José María Arguedas. Llegué al Cusco casi huyendo de Lima. Había mucha pena en mí. Además ya mantenía conversaciones desde enero del 2018 con mi amigo el poeta Osman Alzawihiri quien vivía en Sunchubamba y trabajaba como profesor en la comunidad de Ninamarca. Fue él quien me animó a venir a Paucartambo a despenarme, y así lo hice. Inmediatamente busqué la ayuda necesaria en los ancianos y maestros quienes me guiaron por el buen sendero. Luego me hice maestro rural en la I.E. Gral. Juan Velazco Alvarado de Sunchubamba; a la vez alternaba mis investigaciones con las máscaras de Paucartambo del artista y colega Eloy Cuadros, así mismo con mis alumnos nos volvimos recolectores de mitos, leyendas, relatos de la provincia de Paucartambo. Toda la filosofía andina se apareció en mí de forma natural, sin embargo, ya no era el mundo de mi abuela ni el mundo de Arguedas. Mi visión romántica despertó hacia el mundo real de las brechas sociales, de la ilegalidad, de lo inclasificable que logramos ser en nuestros procesos de identidad y del olvido en que nuestras provincias siguen creciendo o destruyéndose desde dentro.

• ¿Crees que se debe separar al ser humano de su obra poética?

En estos tiempos modernos o posmodernos o como quieras llamarlo, no podemos seguir teniendo la visión arcaica del poeta. Entendamos que éste es un ser humano como cualquier hijo de vecino y no lo exime de ninguna responsabilidad frente a sus actos. Yo detesto la estupidez humana.

• ¿Qué esperas lograr como escritor o poeta?

La poesía me enseña a dar o entregar, y trabajo duro para reproducirme en esa visión bellamente política. Como escritor y poeta, en verdad, no espero nada.





*Mirtha Rosario Mansilla Nieto (Lima-Perú, 18 de enero de 1 971) Ha sido publicada virtualmente en el blog literario del poeta Willy Gómez Migliaro, “Lamula.pe”, en el blog “Ángeles del Papel”, de Michael Jiménez Melchor y en diferentes páginas peruanas y extranjeras que difunden la poesía. Ha participado en diferentes recitales de la ciudad de Lima, como; “Festival Amarte” en Feria de Libro Amazonas del Cercado de Lima, en el XIII Recital de poesía “Palabras sin Fronteras” de la Universidad Ricardo Palma y en los Viernes Literarios de Juan Benavente Díaz. Ha sido publicada en Palabra en Libertad y sed de trotamundos de “Amantes del País Ediciones” cuyo director es José Beltrán Peña, así como en las antologías de los libros “Versos en su Tinta” y “Amor poético” de Sociedad peruana de poetas” selección de Martha Crosby Crosby. Publica su primer poemario Otoño en diciembre (Ángeles del Papel Editores, 2018).


Escrito por

Willy Gómez Migliaro

Willy Gómez Migliaro (Lima, 1968) Poeta, profesor de literatura y escritura creativa, asesor literario y corrector de estilo.


Publicado en

Poesía

Poesía en lengua española