Poemas de José Antonio Mazzotti
JOSÉ ANTONIO MAZZOTTI (LIMA, 1961) obtuvo el Primer Premio en los Juegos Florales Universitarios "Túpac Amaru" de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, con Poemas no recogidos en libro (Lima, 1981). Fue compañero de ruta y miembro de la Instancia Suprema del Movimiento Kloaka (1982-1984). En 1985 publicó su segundo poemario, Fierro curvo (órbita poética), y en 1988 su tercer libro, Castillo de popa, que refleja el estado de ánimo de un amplio sector de la juventud peruana de entonces frente a los difíciles años de la guerra civil y el deterioro económico galopante del país. El libro fue finalista en el Premio Casa de las Américas de La Habana ese mismo año. Ha publicado también la colecciones de poesía El libro de las auroras boreales (Amherst, 1995), Señora de la noche (México, 1998), El Zorro y la Luna. Antología Poética 1981-1999 (Lima, 1999), Sakra Boccata (México, 2006, y Lima, 2007, con prólogo de Raúl Zurita), Las flores del Mall (Lima, 2009), Declinaciones latinas (Houston y México, DF, 2015) y Apu Kalypso / palabras de la bruma (Lima, 2015). En 2013 apareció una versión bilingüe de Sakra Boccata con traducciones de Clayton Eshleman en Ugly Ducling Press, Nueva York. En el 2016 publicó una recopilación de su obra con el título de El Zorro y la Luna. Poemas reunidos 1981-2016 (Axiara y ANLE, Nueva York). El libro recibió el 2018 el Premio Internacional de Poesía “José Lezama Lima” que otorga Casa de las Américas, Cuba, en reconocimiento a una obra publicada. Nuevas ediciones han aparecido en Lima (Hipocampo, 2018) y Casa de las Américas (2019). Ha sido incluido en numerosas antologías peruanas y extranjeras, como la Antología general de la poesía peruana: de Vallejo a nuestros días (Lima), La mitad del cuerpo sonríe (México), La letra en que nació la pena (Lima), Caudal de piedra (México), Fuego abierto (Chile), Cuerpo plural (España), Liberation: New Works on Freedom from International Renowned Poets (Boston),etc.
Actualmente es catedrático de literatura latinoamericana en el Departamento de Lenguas Románicas en la Universidad de Tufts, en Boston. Entre sus obras críticas se cuentan Coros mestizos del Inca Garcilaso: resonancias andinas (Lima, 1996), Poéticas del flujo: migración y violencia verbales en el Perú de los 80 (Lima, 2002), Incan Insights: El Inca Garcilaso’s Hints to Andean Readers (Madrid y Frankfurt, 2008), Lima fundida: épica y nación criolla en el Perú (2016) y Encontrando un inca: ensayos escogidos sobre el Inca Garcilaso de la Vega (2016). También las ediciones y co-ediciones Asedios a la heterogeneidad cultural: libro de homenaje a Antonio Cornejo Polar (Filadelfia, 1996), Agencias criollas: la ambigüedad "colonial" en las letras hispanoamericanas (Pittsburgh, 2000), Edición e interpretación de textos andinos (Madrid, 2000), “Discurso en loor de la poesía”: Estudio y edición de Antonio Cornejo Polar (Berkeley, 2000), The Other Latinos: Central and South Americans in the United States (Cambridge, 2007), Creole Subjects in the Colonial Americas: Empires, Texts, Identities (Chapel Hill, 2009), Renacimiento mestizo: los 400 años de los Comentarios reales (Madrid y Frankfurt, 2010), Crítica de la razón heterogénea: textos esenciales de Antonio Cornejo Polar (Lima, 2013, 2 vols.), entre otros. Continúa ejerciendo la escritura poética, el activismo literario, y desarrolla investigaciones sobre la poesía virreinal peruana, la poesía latinoamericana de hoy y la diáspora literaria hispanohablante en los Estados Unidos.
Dirección electrónica: jamazzotti@yahoo.com
Portal: http://www.fas.harvard.edu/~icop/MAZZOTTI.html
De Poemas no recogidos en libro (1981)
YEGUA ES LA HEMBRA DEL CABALLO
(después de una lectura de R. Jakobson)
Yegua es la hembra del caballo y yegua
es mi mujer impronunciable por el resto de mis días,
la frescura
de su sudor y de sus patas duras como un diente
y el lomo en que cabalgo rodeado de metrallas y sirenas
anunciando un bombardeo.
Yegua es la hembra del caballo y yegua es mi mujer
de suave relincho a cien violines cuatro flautas
dos trompetas
y un músico olvidado y legañoso / a media barba /
y noches de terrible claridad.
Ella se mueve por los parques hinchando sus ancas
(yo hincho mis pulmones)
salta y patea y no conoce a los flemáticos
desnuda una sonrisa / como quien abre una bolsa de arroz
sabe y no sabe siente y no siente grita y no grita
y esparce el arroz entre los novios.
Yegua es la hembra del caballo y yegua es mi mujer impronunciable
divina metalengua que pronuncio y no decoro
y salto y pateo y relincho y ya no sigo
sé que ella viene como un pasto dulce a perdonarme
estas palabras.
De Fierro curvo (órbita poética) (1985)
CANCIÓN A UNA LIMEÑA
De repente es inútil este idioma. Dirás que te he olvidado
y cerrarás los lugares desiertos, la casa
descascarándose de frío, y tú misma
acaso empieces a tocar
pequeña al principio, blanda luego, una vegetación
húmeda y olorosa donde puedas echarte
a conversar mansamente con las hojas
que habrán crecido en tu pelo. Tendrás las manos tibias
y una pálida certeza de que todo empieza. Y tu vestido
donde tantas, imposibles veces me escondía
comenzará a oscurecer al fondo del ropero
tímido ante tu peinado, cada vez que te embellezcas
luminosa en el espejo cuando alguien te abraza
e imaginas sin dolor estos dedos
agachados y dulces con tus cartas, entrenados para tu delicia
vuelta a tu boca con las frutas del verano
y pasearás dibujando en la arena ese nombre al que
acostumbrada
esparcirás tus ramas, zurcirás otro vestido, y
quién sabe
comiences a sembrar un árbol para cuando llueva.
Así dirás que te olvidado, y será cierto
porque más fuerte olvida el que recuerda y no ama
que el que no ama ni recuerda
las letras de un idioma verdadero.
De Castillo de popa (1988)
FÁBULA DE P. Y G.
El viento pasa y levanta las crestas /
sobre ellas
irrumpe el riachuelo de este valle como hilo entre los dientes
se lo lleva todo / y los jirones aparecen vacíos sin una gota
de carne, letrinas
donde extiende Polifemo su menuda testa y cabecea /
(el monstruo de Rodas y el estrecho) / enfunda
y se recoge
en el redil espacioso donde encierra
cuanto viaje en su cabeza sucia
hubiera podido albergar.
"Galatea se lo lleva todo / soy un chancho / adoro su ranura
y cuando en ella regreso
al lugar originario del hombre olvido esta condición
que Nadie inventó de mí, sino las mismas calles
que envuelven sus piernas cuando la noche desciende
y el día que asoma puedo verlo desde mi estatura
detrás de los montes / fuera de todo mundo
real o irreal
porque sólo Ella existe en esta tierra pedregosa
húmeda y silente
como un fuego que anuncia
la redención de los que nunca fuimos héroes, marchitos, pusilánimes
condenados por el mito a la hoguera
de su leche y su miel,
Galatea, flor que te alzas ante un raro paisaje
sin que las olas más grandes te toquen
ni imanten
sino sólo estas cañas que soplo
cuando temo no verte y sentir que te rasgas
como el grano de polvo debajo de la uña.
Tú sola eres la medida inversa de lo que inventaron
los hombres: bajíos, herrajes, y hazañas que no fueron sino
grandes matanzas / cantadas
por hombres quizá menos presurosos pero con la misma angustia
de aquéllos.
Aquí puedo coger con una mano
toda la gloria del mundo. ¿Para qué buscar en la orilla
lo que no tenemos en sueños, si ellos solos contienen
la trayectoria exacta
de cuanto afán se realice sin nudos, cristalino
y denso en lo demás, porque lo ordena y lo alivia...?".
Polifemo enmudece y el eco remueve en Galatea unos muslos
dorados y limpios.
"Galatea, mi amor, un solo rictus y tu voz,
un solo rictus y tu voz para dormirme...".
De Señora de la noche (1998)
TRIUNFO DE ASTREA
He clamado ante la puerta más alta de la Nebulosa que no me agite el paso
y ante los arrecifes que se empequeñezcan
y ante la desembocadura de los Cuatro Ríos que se extienda como una piel
con el rumor de tus labios
abriéndose en el Universo con las mismas estrellas
dispuestas a bucear el Mar de Arriba
o el de Abajo,
Mama Killa:
reconoce a tu hermano de brillantes cabellos, acaríciale
los testos con la delicadeza de tus niñas
súbitamente envueltas en un enjambre de querubines, muérdele los rizos lentamente, y yergue el firme tallo ante los requerimientos
de la flor.
Yo soy esa flor que te contempla
desde su cumbre, a mí me corresponde
el incendio de las mañanas, la ventisca
que arroja el polvo a tus plantas como un domador de pumas,
yo soy de la tierra de los bardos más antiguos
y he andado por los últimos caminos en busca de tu rastro.
Ahora te he encontrado.
Como un cazador cansado me acojo a la voluntad
de los elementos, dejando que la esfera gire y traiga nuevamente el resplandor
de tus pómulos de plata, tus incrustaciones
de esmeralda, tus yemas argentinas, Diosa de los Equilibrios Naturales.
Y he clamado ante las torres puntiagudas que te toquen
las plantas de los pies
y que anochezca.
De Sakra Boccata (28 poemas) (2006)
A los amantes de la lengua
casta-i-llana
1
La Luna, de puro nueva, se arroja sobre el Sol. Miren su cabellera
incendiando el firmamento. Su piel curtida como la noche.
Una espalda cubre una barba. Un chorro de alga se mezcla con la lengua.
Han descendido al fondo de los mares sobre un primer piso.
En la ciudad los guardianes pasean centinelas de su sueño. Un secreto de a dos
es un milagro
De los libres, esos astros que se cruzan en las autopistas y por un instante apenas
Se miran lo que duran los cometas.
Te soñé todas las noches por más de 300 años, contaba las sortijas del rosario
hasta quedar dormido
Y ensartaba su Círculo Perfecto con la aguja de tu órbita.
Aries se deja arrastrar por la fuerza del Sol
A los mayores arrecifes de la costa:
Y las olas martillean Tu Nombre, chorreando por la espuma el néctar duraznero
de tu Sakra Herida,
La alegría de las catacumbas, la resurrección de los muertos
Y la Vida Eterna.
2
Llueve sobre los montes de Cibelia
Alucina la Luna su respaldo de nubes
Pero las que se acercan son de humo
Nubes de fusinas y de bombardeos
Allí donde Luna decidió acampar por unos días
Largos como los embarcaderos
Y pasea la marea dócilmente fisgoneando las ventanas
De las muchachas febles
Y a cada una le irradia la pequeñez del cuerpo
Y el esplendor de su olor de tamarindo
Cada árbol de carne es un marisco estirado
Arrastra su pelambre por las veredas lavadas
Sus labios infinitos besando la tierra
Su caracol levantado como una gota de miel
Bifronte y consistente
Allí Luna desciende de los Aires
Para posar su planta
Quema su huella en la punta de los lapiceros
La ciudad se enrojece ante su nombre
Ha llegado la diosa ambarina
El mar explosiona sobre el risco nocturno:
Llueve sobre los montes de Cibelia
3
Tu Koncha es el lugar exquisito más dentro de la guerra
Allí hay que llegar con la destreza del piloto herido
Manejar los laberintos como la palma de su mano
Seguir cada curva como el mapa de un tesoro
Con sus paredes y sus puertas
Gritando Ron Rojo Ron Rojo / Nunca Destrucción
Desgarramiento de cuerpos sólo existe el que desbroza
Tus vellos recortados ante el espejo feliz
Ojo inmenso de la cerradura del delirio que te observa
Mira el rosado de su pliegue
Como el labio que cubre el horizonte
Al levantar la niebla
Tu Koncha es el espacio al centro de la Cruz del Sur
Santifica la ciudad con su rayo
Todos sus pecados se transforman en guirnaldas
Rodeando a la Virgen de Chapi con su manto negro
El olor del incienso trae brisa de espuma
Levita sobre los huesos
Besa la Vara del Señor y el oro se desliza de su frente
Ojos más verdes que el fondo de la selva
Purifica el orín de todas las paredes
Ventila el dedo la boca inferior
Repta la lengua por la acequia perfumada
Tu Koncha es ese músculo esponjoso que late
Y no deja de latir
4
Vusco volver Vallejo vibra yo también pero saliendo
de un laberinto de hielo
Vusco tu rosca hosca y colorada tus pantuflas invisibles el reflejo de un árbol
sobre el lago
En ellos se concentra tu perfil de Lemnia de lunática marea de control
Andrónico los navegantes de ese lago no reconocerán sus estrellas así dicen
Tiemblan como el niño que se acerca a su primer acto de amor
Se llamaba Yola y él tenía quince años las olas arañaban los cirros el Círculo Negro dio
Su vuelta primera y el muchacho se lanzó a la Resurrección
De la Carne porque Santo es el Nombre del Señor
Que habita entre tus Rocas Cianeas has vuelto de la Nada como un sueño recordado
Tras siglos de silencio Santo es el Nombre
Del Señor porque cura las heridas alivia a los enfermos nos bendice
Con su carne y su sangre en dos ríos concéntricos boca
Del claro día que conjuga
Vusco Vusco Vusco Vusco
Tu rosca hosca y colorada tus pantuflas invisibles el reflejo de un árbol
Sobre el lago
18
¿Por qué desaparece el poeta de la faz de la tierra
Como si se hundiera
Y ganan las elecciones los soldados los mejores sueldos birladores
Que esconden sus denarios detrás de cada sílaba por qué desaparecen
Las nubes protectoras y el Sol nos latiguea sin cubrirse
Hace siglos del globo de la Luna?
He bajado a los Infiernos para rescatarte y llevo las manos heridas
Los extraños precipicios centellean
Y salen enanos orejudos de las cuevas preguntando
Cartones y documentos sayón de costal y sólo una flauta en la mano
La misión del peregrino siempre será secreta pues a ti sólo te concierne
Tú que te casaste con tantos martilleros que ocupaste
Un trono de lava y las plumas quemadas
Ave María Santísima Pagana te mereces el Reino de la Tierra
Tu molúsculo de diosa vivirá en mis cantos y aunque mis pecados
Te envíen al Reino de las Sombras volverás
Como el castaño que se incendia cada otoño
Y deja sus botones enterrados
¿Por qué desaparece el poeta si no es para traerte
limpiando la hojarasca aún helada
para alumbrar los atajos
en que tus pies marcarán una a una las piedras
como tus dientes en la espalda?
El Infierno, Euridice, es tu ausencia
Sobre la faz de la tierra
De Las flores del Mall (2009)
PEDAZOS DE UÑA
En el Common de Cambridge
Un árbol declara a cuatro vientos que George Washington
Juró bajo su fronda el mando de las tropas revolucionarias
En julio del 75.
Todos los días paso por ahí. Miro el árbol, su meado de perro, sus ramas raquíticas de invierno.
Parecería ser más importante, pero apenas
Cuando al frente se levanta un gran hotel con su nombre, y los muchachos
Juegan béisbol en la esquina, y se diluye
El esplendor de la gloria, que el pobre hombre imaginara, Jorge, qué decirte
El árbol que pensaste ampararía
La libertad de los humanos, es sólo un adorno
De un cementerio aledaño.
Déjame entonces excavar en ese cementerio
Los brazos de los niños mutilados, los gritos horribles de las viejas
Corriendo entre las llamas para buscar su nombre, déjame
Correr como ellas recogiendo las perlas
De cada uno de sus hijos:
Hamed, el hijo de la violada;
Hassan, el de la cercenada;
el que llora cada noche
por sus propios hijos muertos.
De Apu Kalypso (2015)
2
AMAZONAS
Padre poderoso que te esfumas en el horizonte
Santificado sea tu fondo franela donde las conchas
Se funden con las ramas cimbreantes y las ramas
Un sueño milenario aletean en el desvientre de luz
El sabor de la sábila y el oro esperma del paiche
La iguana marrana / el cóndor delfín / la anguila mona
Y el loto de alfombras que dibuja el chullachaqui
Cubres lagos desde tu loma lechosa desde tus
Sabanas sabrosas de savia soberbia de subidas
Y bajadas restallando en el alcázar de tu sombra
Padre sembrado de arena derretida flotando sideral
Enfermo repentino incrustado de termómetros
Tus ninfas pústulas de arsón y fungen pécora
Tus algas ostentan las puntas quebradas tus pirañas
Se muerden entre ellas danzando en la niebla sidérea
Padre que estás en las ovas con la audacia de quien
Invade la planicie mamífera con océanos barrosos
Acidándose de úrea y de sueños de lavandería
De blancuras por venir que no olfatean su caña de mayo
Y miras con misericordia lo que hemos hecho de ti
Un seguro sin techo un dios inmortal y solamente eres
El animal bóveda de los espíritus de todas las matas
Y todas las copaibas y las nectandras y los zancudos
Que beben de tu cuello carnoso el hidrógeno sangre
La taruca tapiresca / el tortugo perezoso / la boa lagartija
Y el tahuarí amarillo que los amaranta y charapea
Padre Yacuruna estarás con tu lagarto negro por los
Abismos de las cochas plateadas en la luna de tu madre
Corteza de tornillo cocinando la poción santificada que
Llevará tu grito ayaymama raspante por las quebradas
Sentado como el simpira auscultarás los movimientos
De los intrusos antorchas que suturan tus poros estarás
Atento a la hoja inerte alada de los rombos cristalinos de
La caoba inmaculada y la cumala imberbe y la manchinga
Acurrucada en el pino chuncho y el cachimbo con sangre
De grado investirás de honor como pantera esos cráneos
Removerás con tus garras la hojarasca acecharás
Esos monos desnudos extraviados de su sendero
Y esos monos vestidos que traerán la fiebre ceniza
Padre Sachamama te desgajas y abandonas tu piel
Que bordan las enanas cabezonas definitivamente
Ordenadas herederas del universo en ellas te deslizas
Silencioso por las hojas del cedro y te recoges
En el vientre de una roca raída al acecho escondiendo
Tus sables insaciables paladines de tu vientre infinito
Padre Yanapuma brujo perverso entre los más malignos
Tu silueta de jaguarnoche se confunde con los gallinazos
Para comer carne humana a cualquier costa la más dulce
De todas las delicias que la selva ofrece porque su aroma
De animal limpio es más agradable a las entrañas rojizas
Que asoman por tus ojos braseros por tu amargura de dios
Momentáneo de dios todopoderoso lo que un rayo azota
Padre Mapinguari perezoso gigante deambulas a veces
Tumbando los arbustos más altos desgarrando pieles
Cubiertas de esmeraldas bailas bajo las tormentas
Cazando cocodrilos en las bolainas y en las orquídeas
Saltando con los colibríes y los urcututos
Trompeando con los trepatroncos y las guacamayas
Tu monte de gigante es temido andante de los maqui
Sapas colas de mano arácnidos con tetas y cara
De gárgola asustada de los ocelotes gruñidos y lentos
De los relámpagos que paren tu sombra abiertos
De piernas ante tu portento de portaestandarte
Padre Chicua que revelas las infidelidades felices
Las de los animales que sólo caen ante la gravedad
Del amor sin condiciones ni futuro sólo presente
Puro insondable como tu bolsa de boa traga aldabas
En tus serenas curvas se solaza el universo erige
Su bastón de mando para besarte en cada abismo
En cada noche bajo los troncos guarecidos y la lluvia
Lamiendo con furia su entrada al Paraíso rezando
Ave María Bendita Tú eres entre todos los placeres
Dispénsanos de rodillas te lo pedimos humildes
En tu leche palpitante y mullida nos fundimos en
El primer encuentro en el mar de la célula con cola
Y el recinto secreto de la esencia de la Eternidad
Padre Yurupary que cruzas el caudal silente
Subiste al cielo en misión oficial y así te pagaron
Tomando la batuta los que antes te temían
Decidieron ordenar la casa hacerse cargo de todo
Y tus hijos olvidados como los sajinos deambulan
Por las cortezas de las moenas y los motelos rumiando
Las estrellas reclamando tu regreso / el Sakro Cosmos
Restablecido por los siglos de los siglos loado tu Nombre
Padre Tanrilla frágil garza de patitas de flauta de licor
Tu música levanta obeliscos humedece las nubes plácidas
Que encuentran en su ritmo de posishon el goce eterno
Por el que vive y muere y se desdice en gemidos el coro
Que canta cada noche:
“Ayaymama, Huischuhuarca: Nuestra madre ha muerto
Y nos abandonaron”.
3
GLACIARES
Galatea cremolada sangrante haraposa te chorreas inundando ciudades
Más oscura que el hielo como el Dios Transformador como los arrecifes
Explosionando en la espuma que se le abalanza así te eriges en portento
De heroico vapor / los aires de la altura ya no duelen en las sienes ya no
Dejan crecer las quinientas flores de papa en mis sesos / mi carne
Por eso sangra como la retama el resplandor de tus rocas radiantes
Tu claridad más hermosa que la luna porque elimina cualquier sentido
Tu sombra invisible Tu caverna asombrosa Tus lagunas de espejo de plata
Sangra una lágrima blanca abrazada al bamboleo de los astros canarios
Y paseas soberana por los cielos como en los prados cristalinos de Erifile
Cortan tus dedos la vidriera azul que se curva ante tu inmensa pradera
Descuelgan manadas de estrellas en estampida a pastar en tu capa
Rumian despacio su vestido de fieltro y su chaqueta de porcelana
Los reflectores del estudio patagónico las avenidas anchas de la locura
Los mallkis enterrados en tu pecho como semillas de plantas nocturnas
Los danzantes reunidos cada invierno para escalar tu cuello de viento
Se erigen como un mástil ante la profundidad de tus senos duros de tus
Caídas hondas del alma awsanqati de triángulo perfecto un pezón rico
Chupado de nubes amarunas bajeles del espíritu del rayo insolente
Saltarín de leguas de altura trayendo tormentas desde tres cruces
Y ojos del salado desde el fondo de aconquija desde el último escalón
Ante el estrecho de los mares de montaña por donde sólo se aventuran
Los que han perdido el alma en el intento escalando la bolina celina
Los que han dejado atrás la piel a tiras a trancazos con el tremendo trote
desde el potro y río blanco hasta el abismo donde flotan los cóndores
Qué mano poderosa pudo poner tu peso obeso allá encima sino tú misma
En espíritu que habitas regulando las mareas desde tu traje de novia señor
Omnipresente que presides los nacimientos y rompes las acequias del verano
Para salir a bañarte en las islas guaneras rebuscando a la madre de los peces
Quién sino tu lengua infinita que lame las heridas como un zorro piadoso
Tu lengua michinmahuida extendida una mano abierta con piel de azahar
Tu lengua villarrica explosionando ganosa espuma de descarga orgásmica
Tu lengua sollipulli que atruena los floripondios imposibles los amarillos
Que saltan choshuencos unos demonios diminutos con explosión de lampo
Y su kamaq que habita el río de arriba para marcar tu curso de planeta
Quién sino tus dedos payachatas adheridos a la roca vertical y cuchillera
Tus patitas de insecto quellcalloso que acarician las mejillas de las ninfas
Tus alas sajamas tragaluces de catedral en el primer incendio del mundo
Tus bíceps trifrontales que dibujan la curva mururata del índigo mortal
Imponiendo majestuoso su costumbre en la esfera puntiaguda de illimani
Galatea mil años brillante en juventud despliegas esa bandera llaca de perla
Sobre los valles profundos donde cuelgan las cantutas de todos los espectros
Sobre las gordas raíces que se trasmutan en bocado de horno de pan caliente
Sobre los canales que dibuja como arruga invisible tu aguja multiforme y fresca
En que se baña religioso el soterrey colillano que canta digital con su pareja
Quién ha ordenado aserrín para aislarte ahora que se enteran de tu dolencia
Del etílico aliento que descargan las nubes sobre tus mejillas durazneras
De nácar extraído desde el fondo de los mares para mostrar su perla perfecta
Quién se entera ahora de las primuras de los cíclopes especialmente ese
Polifemo de trompa bruta y de pelaje infecto y de palabras confianzudas
Él tejió la trampa en la que te han depositado a escala inconmensurable
Para tenerte entero detuvo el curso de los ríos el detrito colgando
De las raíces adheridas al lecho de los lagos limoso y limonero y de las hojas
Del ayahuasca y pastoruri y de todas las planicies que tu boca tiende
Sobre los pastos de topacio donde se topan los cuerpos expuestos al beso
Él le chanca la cabeza al pastor delicado y se alimenta de mitades de hombres
Y guarda la otra mitad para servirse en las tardes infinitas en que lo sepultan
El desprecio de un náufrago astuto que lo deja ciego el asco que le produce
A su ninfa inalcanzable y su furia procelosa se levanta y quiere llenar la boca
De sangre de corderos y de rústicos que habitan las colinas de su isla oscura
Él ronda melancólico y adverso a escalar tus faldas porque su centella
Lo obliga a llenarse de bultos parlantes de piedras fundidas en paredes
Arrancado entre la bestia que lo mastica y el cantor de rugidos psicóticos
En que proclama su altura diminuta pero capaz de atravesar las esferas
Que nunca parpadean por mirarte por encima de todos los canes ladrantes
Por amor te desdeñó y ahora levanta fogatas para besar con hollín tus algas
Y olisquear ese cuello callangate de nieve de estrella con mus de vainilla
Esa verónica venérea que viene de belverde bamboleando las caderas chaupi
Orco que transforma el mundo en redundante donosura de espíritu libre
Queriendo convertirse en tus espejos que desluce como el infante desolado
Qué extraña pasión lo guía para encerrarse en la soberbia sombra la que
No deja mirar la luz triunfante que penetra los aires lejos de la caverna
De labios de azogue allende los mares en un puerto de veleros blancos
Que ahoga con sus rocas para que no te goce nadie para que su pálida
Corteza de alambres se enrede entre las ramas de sus tristes parques
Y llorará en tus riscos un pájaro salvaje