Poemas de Valeria Pariso
Valeria Pariso nació en 1970 en la provincia de Buenos Aires. Vive en Muñiz. Publicó los libros de poesía: "Cero sobre el nivel del mar" Ediciones AqL (2012), "Paula levanta la persiana", Ediciones AqL (2013); "Donde termina esta casa", Ediciones de la Eterna (2015), "Del otro lado de la noche" (2015) Editorial El Mono Armado, "Triza" (2017) Editorial Detodoslosmares.Está en proceso de edición “La trilogía: Uva negra / Mascarón de proa/ El castillo de Rouen.” Varios de sus poemas fueron traducidos al portugués y al italiano.
En el año 2014 crea, en Bella Vista, un ciclo de poesía destinado a la lectura de poesía contemporánea entre vecinos que continúa coordinando en la actualidad, incluyendo fotografía a cargo de Karina Giglio y música a cargo de César Jorge. Coordina talleres de poesía.
Administra los blogs:
www.tantotequeria.blogspot.com.ar
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www.viajaresunpoema.blogspot.com.ar
36
Ahora,
el olvido ordenará las cosas.
Todas las cosas que quedaron.
Y el gran amor,
el terrible, insoportable amor,
quedará quieto
hasta volverse piedra,
triza, polvo, nada,
un dato.
(de Triza, Ed. Detodoslosmares, 2017)
1
Este es el estado de situación:
El último arrecife de coral
fue visto hace 6 días.
Atrás quedaron las costas rocosas,
las aguas brillantes de los arrecifes.
El mascarón de proa fue dañado
en su costado izquierdo.
Una mujer de tilo, a la intemperie,
con sus pechos desnudos,
sostiene al mar.
Nada queda de nosotros.
Fumemos bajo las estrellas.
3
Antes de la hostilidad en el territorio
íbamos y veníamos
de un lado al otro del mar.
Despreciábamos las leyes civiles.
Despreciábamos las leyes militares.
Despreciábamos el derecho canónico.
Ay, querido mío.
Cuántos siglos pasaron desde la última
vez que dijimos: qué importa.
6
Hay cosas fáciles de contar.
Por ejemplo:
cuántas manzanas hay sobre la mesa.
Y más:
cuántas rojas, cuántas verdes.
Todo es sencillo mientras el sol
no apunte a lo indecible
y proyecte sombras.
Yo no sé
si la sombra de una manzana cuenta como sombra
o la sombra de una manzana cuenta como manzana.
A esta hora, quién sabe
cuántas manzanas hay.
Cuántas rojas, cuántas verdes,
cuántas manzanas negras sobre la mesa.
Ah. Las manzanas negras.
La cosa se complica cuando hay sombras.
Yo caminé hasta apretar mi corazón.
Alguien dirá que esto no cuenta como muerte.
7
Mi más querido:
corrí sobre una superficie helada.
Tengo el vestido roto, si me vieras.
Hay marcas de mis manos
sobre todas las puertas.
Ya no recuerdo los nombres ni los números.
Ni cómo te llamabas, ni cómo me decías.
Sobrevivo como algo interminable.
Tengo una paz fundada en la certeza
de que es imposible que me encuentres
y me veas en estas condiciones.
Mi más querido,
mi ofrenda es lo que queda en tu memoria.
Ahora ya no sé volver a casa.
8
"no hay árboles. Los hubo en algún tiempo
porque si no ¿de dónde saldrían esas hojas?"
Juan Rulfo
En algún momento,
yo debí caminar por el campo
trayendo un puñado de tomillo.
Habré pensado:
-con este tomillo asaré la carne,
y estas ramas frescas vestirán la mesa
que atraviesa el patio.
Habré cantado feliz
buscando los zapatos, el vestido negro.
Seguro hubo una instancia
en que ninguna duda
fue honesta o suficiente.
Seguro existió un tiempo
en que fue compartido
el tomillo, la carne.
Porque si no,
de dónde vendría este consuelo.
16
Dicen que le fue concedido a la mujer desnuda
con su espalda arqueada sobre la proa
el favor de amansar la furia de los mares.
Y que no nos fue concedido
a las mujeres vestidas
con las espaldas erguidas sobre la tristeza
el favor del olvido.
(Estos poemas pertenecen a Mascarón de Proa, de “ La trilogía: Uva negra/Mascarón de proa/ El castillo de Rouen”)